Entre la Puerta del Sol y la Plaza de
Isabel II, se extiende una de las calles más populares y con más solera de
Madrid “Calle del Arenal”.
Mucho ha cambiado la fisonomía de esta
zona de la capital desde los tiempos en que Madrid comenzó a ensanchar sus
límites fuera de la muralla.
Los terrenos a izquierda y derecha de
la actual calle del Arenal, eran grandes barrancos que vertían sus aguas en el
arroyo principal que naciendo en el barranco de la Zarza, actual Puerta del
Sol, desembocaba en el arroyo de Leganitos, pasando previamente por la Plazuela
del Barranco en la actualidad Plaza de Isabel II.
En verano nuestro arroyo se convertía
en un gran arenal, así que la futura calle llevaría el nombre de “Arenal”.
Cuando se comenzó la construcción de los barrios de San Ginés y San Martin, fue
necesario efectuar desmontes para urbanizar la zona, muchos de estos desmontes
fueron a parar al barranco del Arenal y sirvieron para asentar los terrenos de
la futura calle.
El barrio o colación de San Ginés quedó estructurado en torno a la
parroquia de San Ginés Arles, surgiendo como un arrabal independiente del
vecino San Martín. El barrio se estableció entre el arroyo del Arenal y el
camino de Guadalajara. El primer documento que se posee de la existencia de la
parroquia de San Ginés es de 1358, año en que aparece una bula papal de
Inocencio VI, por la que se concedía indulgencia a las personas que aportasen
donativos para la iglesia de San Ginés. Se cree que la iglesia se
construyó en los terrenos de una ermita que existió en el Siglo XIII.
En el barrio comenzaron a establecerse
los artesanos de la metalurgia, tejidos y cueros, que en el futuro darían lugar
a las calles con nombres como: Tintoreros, Bordadores, Coloreros, Herradores,
etc.
Arquitectura de la calle del Arenal, según Pedro Texeira año 1656 |
Con la llegada de los borbones, la
calle del Arenal se convertirá en una de las principales arterias de Madrid, al
establecerse como vía de enlace entre el viejo Alcázar y la Puerta del Sol.
Esta circunstancia será aprovechada por la burguesía para establecer en la zona
sus residencias.
La calle Arenal, comenzará a ser muy
frecuentada por los madrileños del Siglo XVIII, por ser la calle que finalizaba
en el teatro de los Caños del Peral. En 1850, se construyó el Teatro Real, sustituyendo
al anterior teatro. El espaldarazo definitivo para la calle le llegó en el año
1871 con la inauguración del teatro Eslava, que disponía de salón-café en la planta inferior.
En la calle del Arenal junto a
Bordadores, el 18 de julio de 1872, fueron objeto de un atentado el rey Amadeo
I y su esposa que aceleró la ya anunciada renuncia al trono del monarca.
En la calle del Arenal, en concreto en
el número 20, falleció el año 1909 el compositor Ruperto Chapí, asimismo en el
número 26, el 8 de Marzo de 1898, fallecía el torero Salvador Sánchez Povedano más
conocido como Frascuelo a consecuencia
de una pulmonía.
Hemos realizado un breve recorrido por
la historia de la calle del Arenal y ahora nos toca pasear tranquilamente
contemplando a nuestro paso la extraordinaria arquitectura que nos indica los
tiempos de esplendor que se vivieron en este espacio de la capital.
Comenzaremos nuestro recorrido en la
casa del posiblemente más famoso de sus vecinos “El Ratoncito Pérez”.
¿Quién de pequeño no ha dejado su
diente caído debajo de la almohada para el Ratoncito Pérez? Se trata de un
personaje popular en todo el mundo hispano que cambia los dientes por pequeños
regalos o monedas.
En el portal de su casa, el Ratoncito Pérez, nos da la bienvenida |
En el mundo anglosajón se le conoce
como “el Hada de los Dientes”, en Francia como “la Petite Souris”, en Italia se
le conoce como "Topolino", en Cataluña se le conoce como
"l'Angelet", en el País Vasco
se le conoce como "Maritxu teilatukoa" y en Cantabria es
"L´Esquilu de los dientis". Independientemente de su nombre nuestro
personaje siempre ha estado presente en los primeros años de la vida de los niños.
En el año 1911, se publicó el cuento
del Ratoncito Pérez del padre Luis Coloma, miembro de la Real Academia de la
Lengua Española.
El origen del cuento se establece en
el Palacio Real cuando en el año 1894, la reina María Cristina de
Habsburgo-Lorena, madre de Alfonso XIII pidió al padre Coloma que escribiera
una historia para su hijo Bubi, nombre con el que la reina llamaba al futuro
Alfonso XIII que por aquellas fechas
tenía 8 años, y que como todos los niños había perdido su primer diente. El padre
Luis Coloma atendiendo a los deseos de
la reina, escribió la historia del Ratoncito Pérez y su amigo, el rey Bubi.
Coloma estableció su historia en el
número 8 de la calle del Arenal. El ratoncito vivía con su familia dentro de
una caja de galletas, en el almacén de
la famosa confitería Prast. El pequeño
roedor se escapaba por las noches de su
domicilio y, a través de las cañerías de la ciudad, llegaba a las habitaciones
del pequeño rey Bubi y las de otros niños
que habían perdido algún diente, despistando a los gatos, que siempre
estaban al acecho.
Placa del Ayuntamiento de Madrid, en homenaje al Ratoncito Pérez |
El Ayuntamiento de Madrid en homenaje a
este ilustre madrileño, ha instalado una placa conmemorativa en la calle del
Arenal número 8, el mismo lugar donde el padre Coloma situó la vivienda del
roedor, con el siguiente texto: “Aquí vivía dentro de una caja de galletas en
la confitería Prast, el Ratoncito Pérez, según el cuento que el padre Coloma
escribió para el Rey niño Alfonso XIII (Ayuntamiento de Madrid)”.
Almacenes Prast, antigua casa del Ratoncito Pérez año 1934 |
El Ratoncito Pérez es de los pocos
personajes de ficción que tiene residencia conocida y que podemos visitar en el
primer piso del número 8 de Arenal, para conocer los detalles de su morada.
Al principio de nuestra entrada
recordando la historia de la calle del Arenal, hicimos referencia a la
primitiva Iglesia de San Ginés, que se remonta al Siglo XIV. La iglesia de San
Ginés es un templo bajo la advocación de San Ginés de Arlés, cuya fachada
principal se encuentra en el nº 13 de la Calle Arenal, teniendo también
fachadas con el 8 de la Calle de Bordadores, la Plazuela de San Ginés y el Pasadizo
de San Ginés. El conjunto arquitectónico, junto con las imágenes y pinturas depositadas
en su interior, constituye un notable conjunto histórico y artístico del denominado Madrid de los
Austrias.
En el número 9 de la calle del Arenal,
se encuentra el Palacio de Gaviria construido entre los años 1846 y 1847 por el
arquitecto Aníbal Álvarez Bouquel para el banquero Manuel de Gaviria Donza. El
palacio se construyó sobre el solar donde se encontraba la residencia del duque
de Arcos.
Don Manuel Gaviria y Donza nacido en
Sevilla, había conseguido amasar una fortuna en complicadas operaciones
financieras, llegando a conseguir en el año 1840 el título de Marqués de Casa
de Gaviria. En 1844, Gaviria junto con
el Marqués de Salamanca, participó en la fundación del Banco de Isabel II.
Antiguo Palacio de Gaviria |
A su llegada a Madrid, elige para su
residencia la calle del Arenal, donde se encontraban las residencias de las
grandes fortunas de Madrid
Avalado por la inmensa fortuna de
Manuel Gaviria, el arquitecto Aníbal Álvarez proyecta uno de los más lujosos
palacios de Madrid, siguiendo el modelo del Palacio Farnesio de Roma, diseñado
por Antonio Sagallo y la participación de Miguel Ángel.
Interior del Palacio de Gaviria |
El edificio queda estructurado
alrededor de dos patios, constando de tres plantas: Planta baja, principal y
segunda planta. En el edificio predominan los arcos de medio punto, bóvedas de
cañón, guirnaldas, medallones y pilastras.
La puerta principal, se encuentra frente
a la Plaza del Celenque desde donde tenemos una bonita perspectiva del Palacio.
A la derecha de la entrada se encuentra la escalera de honor, cuyo techo está
decorado por Joaquín Espalter y Rull, pintor
de la reina Isabel II, las pinturas hacen alusión al dios Mercurio.
La planta principal, disponía de
amplios balcones a través de los cuales el paseante y los curiosos, podían
contemplar el esplendor de las fiestas que allí se celebraban. El techo del
Salón de Baile, está decorado con temas
alusivos a Isabel la Católica, Isabel II y la toma de Granada.
A la izquierda escalera en todo su esplendor y a la derecha condenada por reforma |
El palacio se inaugura en el año 1851
con un baile presidido por Isabel II. Ese mismo año, el II marqués de Casa
Gaviria, Manuel de Gaviria y Alcoba, recibe el título de Conde de Buena
Esperanza.
Antes de la finalización del Siglo
XIX, se añade una cuarta planta al Palacio. Será ya en el año 1990 cuando se
realice una nueva restauración que modifica la construcción original,
respetando la entrada, la escalera y la planta principal.
En los últimos años el palacio ha
servido como centro comercial de decomisos, especialmente en la planta baja, la
planta principal es utilizada para reuniones, fiestas y exposiciones. En esta
planta se encuentra la Discoteca Palacio de Gaviria, una de las más lujosas de
Madrid.
En la actualidad, el edificio se
encuentra en fase de restauración y la mayoría de locales cerrados, cuando
penetras en él y observas las pinturas, te invade una sensación de soledad y pesimismo,
quedándonos solo la esperanza de que más pronto que tarde, el palacio vuelva a lucir
sus mejores galas.
En el numero 11 de Arenal, se
encontraba el Teatro Eslava. Su fundador
fue el empresario Bonifacio Eslava, hermano del músico Hilarión Eslava. El
arquitecto encargado de su construcción fue Bruno Fernández de los Ronderos en
un estilo neoclásico. El Teatro fue inaugurado el 30 de Septiembre de 1871 y
tenía una capacidad para 1.200
espectadores.
Edificio del antiguoTeatro, actual discoteca Joy Eslava |
En sus primeros años, el Teatro se
destinó a sala de conciertos y almacén de instrumentos musicales. En 1873, la planta baja se convirtió en un café y se construyó un teatro de dos pisos donde se representaban
obras del llamado género atrevido. La popularidad del café fue en aumento y
aprovechando el incremento del número de clientes se comenzaron a estrenar
zarzuelas en el Teatro.
En el género de la zarzuela destacan
los estrenos de obras como: El Tambor de Granaderos año 1894 y la Alegría de la Huerta año 1900.
En el género de la revista
destacaremos: La Corte del Faraón año
1910, Las Castigadoras año 1927, Yola año 1941, con Celia Gámez, si Fausto
fuera Faustina año 1942, con Celia Gámez.
Joy Eslava con San Ginés a continuación |
De las obras de teatro destacaremos: La
Primera Conquista año 1910, de Carlos Arniches, el Maleficio de la Mariposa año
1920, de Federico García Lorca, no te Ofendas Beatriz, año 1920, de Carlos
Arniches.
El Teatro fue reformado varias veces
en el pasado siglo, sufriendo un grave incendio en la década de los 90, en sus
últimos años como Teatro, fue empresario el aristócrata Luis Escobar. El Teatro
cerró sus puertas en el año 1981 para convertirse en la Discoteca Joy Eslava.
En el Nº 19 de la calle Arenal, se
encuentra uno de esos edificios que llaman poderosamente la atención cuando
contemplas su arquitectura, se trata del antiguo Hotel Internacional.
Antiguo Hotel Internacional |
El edificio fue mandado construir para
viviendas por D. Manuel López Rego en 1862 y proyectado por los arquitectos
José María Mellado y Máximo de Robles. La planta baja fue destinada a usos
comerciales.
Decoración de la fachada |
En 1908, y tras una reforma a cargo de
Mariano Belmás, el edificio se transformó en hotel, modificándose la decoración
de la fachada con una decoración propia del comienzo del Siglo XX, destacando
el uso de cariátides y el almohadillado de las fachadas.
Detalles de la decoración de la fachada |
En 1930, era considerado como uno de
los hoteles con mayor confort de Madrid, disponiendo sus habitaciones de calefacción
central y baños desde 10 pesetas. El hotel se hizo famoso por su espléndido
restaurante.
En 1986, bajo la dirección del
arquitecto Horacio Domínguez, el edificio fue nuevamente transformado para
volverse a convertir en edificio de viviendas.
Entre la Puerta del Sol y la Travesia del Arenal en la acera de los impares, se encuentra el antiguo Centro Comercial Palazuelo que tiene su entrada por el nº 4 de la calle Mayor. Este inmueble es obra del
arquitecto don Antonio Palacios Ramilo, fue construido en 1919 por encargo del
promotor privado Demetrio Palazuelo quien pretendía realizar un edificio de
carácter exclusivamente comercial que acogiese tiendas, escaparates, oficinas y
despachos, en este sentido se trata de una iniciativa pionera en cuanto a la
introducción en Madrid de una construcción proyectada exclusivamente para estos
fines. Para ello, el arquitecto se inspiró en la arquitectura comercial que se
realizaba en Norteamérica por aquellas fechas.
En el centro de la imagen, fachada del edificio Palazuelo en la calle del Arenal |
El inmueble se levanta en parte del solar que había estado ocupado por
el Palacio de los condes de Oñate, antes de la reforma de la Puerta del Sol. El
solar con fachada a la calle Mayor y a la calle Arenal, permite a Palacios
diseñar dos fachadas diferentes, dándole más importancia a la de la calle
Mayor. En ambas fachadas, Palacios utiliza un orden monumental de diseño clásico
en el que se alternan grandes franjas acristaladas que recorren verticalmente
la superficie. En el interior se presenta una planta cuadrangular de lados
desiguales, en el eje se sitúa la escalera de doble tiro y un patio central en
torno al que se distribuyen las cuatro alturas. La cubierta original estaba
formada por una magnífica vidriera, hoy desaparecida. En el interior dominan
las formas curvas y ovaladas de un claro sentido barroco.
Fachada del edificio Palazuelo por la calle Mayor |
Antonio Palacios participo en otras
muchas obras de la Capital como: El Palacio de Comunicaciones, el Antiguo
Hospital de Jornaleros, el Edificio del Circulo de Bellas Artes, el edificio
del Banco Español del Rió de la Plata y las entradas a las estaciones del
Metro.
Como hemos indicado, el Centro
Comercial, se levanto sobre el solar que había pertenecido a los condes de
Oñate. El Palacio de Oñate y sus moradores tienen una curiosa historia y
recomendamos su lectura en nuestra entrada sobre la calle Mayor.
Entrada Iglesia de San Ginés |
San Ginés de Arlés nació en Arlés
Francia, en fecha desconocida y falleció decapitado en los años 303 o 308 según
las fuentes. Bajo el mandato de los emperadores Maximiano y Diocleciano,
ejerció de notario militar. Se le considera el patrón de los notarios,
escribanos y secretarios.
Vista de la Iglesia por la calle Bordadores |
Las primeras referencias de la
barriada de San Ginés, se remontan a la época musulmana donde se decía que
existía una mezquita que ya visitaba San Isidro Labrador. No sabemos con
certeza cuando se levantó el nuevo templo, la primera referencia es del año
1358 a través de la bula papal de Inocencio VI que concedía indulgencia
plenaria a los feligreses que aportasen donativos para la iglesia.
Torre de San Ginés al final de la calle Bordadores |
La portada de la fachada de la calle
Bordadores, lleva una inscripción con el escudo del papa Inocencio.
Han pasado muchos años y como es
natural, la iglesia ha sufrido los rigores del paso del tiempo y la que podemos
contemplar en la actualidad poco o nada se parece a la original.
Escudo Papal en la entrada por la calle Bordadores |
La iglesia que se encontraba sobre un
terreno arenoso, se derrumbó parcialmente en el año 1641, siendo reconstruida
nuevamente bajo el diseño de fray Lorenzo de San Nicolás, el alarife encargado
de las obras fue Juan Ruiz. Las obras se prolongaron hasta el año 1672 debido a
problemas económicos y a pesar que el
propio rey Felipe IV, costeo parte de la obra. Felipe IV, había fallecido en
1665 y el propio Juan Ruíz falleció en mismo año de la conclusión del templo.
Calle Bordadores año 1930 |
Posteriormente, la iglesia sufrió incendios en los años 1724, 1756 y 1824, siendo
necesario efectuar restauraciones. La actual decoración interior se realizó
después del segundo incendio, siendo responsable de las obras Juan de
Villanueva que había recibido el encargo de la Real Academia de Bellas Artes de
San Fernando.
En el año 1869 el Ayuntamiento ordena
transformar la fachada de la calle del Arenal, obra encargada al arquitecto
José María Aguilar. El proyecto cambiaba por completo el estilo arquitectónico
de San Ginés, siendo rechazado por el arzobispado, pero el Ayuntamiento ya
tenía tomada su decisión y la obra se llevó a cabo
San Ginés año 1914 |
La ejecución de los trabajos se
desarrolló entre los años 1870-1872, caracterizándose por sus arcos carpaneles
y estilo neo-plateresco. La fachada había cambiado por completo, pero para no
romper las líneas con el resto del edifico, se añadieron algunos elementos
decorativos.
A fines del Siglo XIX se arreglaron algunos
desperfectos en la cubierta, en las canalizaciones y en interior. En el año 1903
se revocaron ligeramente los muros exteriores, debido a su estado de deterioro.
Placa recordando las efemérides más importantes de San Ginés |
Durante la Guerra Civil, la iglesia
permaneció cerrada al culto, utilizándose como cuartel militar del Gobierno Republicano. La iglesia sufrió el
impacto varios proyectiles que ocasionaron diversos daños, que fueron corregidos
en la década de los 40.
Será entre los años 1956-1964 cuando se realice la última
intervención al edificio, obras llevadas a cabo por el arquitecto José Luis
Marín hermano del entonces párroco, José Ignacio Marín.
Se acometió la restauración de los
cimientos, se realizaron intervenciones en el interior, se sustituyó la
ornamentación neo-plateresca de los vanos por otra más semejante a la del siglo
XVII y se remodelo por completo el exterior, tratando de devolver a la iglesia
el aspecto que tenía en el Siglo XVII, de acuerdo con la arquitectura típica
del Madrid de los Austrias. En la torre, se mantuvo el ladrillo original.
Acceso a la Sacristía desde el Pórtico |
La fachada de la calle del Arenal fue completamente
reformada, reemplazando las ventanas del segundo cuerpo por balcones, se añadió un tercer cuerpo en
el que figuran una hornacina en el centro con la imagen de San Ginés y dos
ventanas a los lados, la fachada quedó rematada con un frontón triangular
terminado en cruz, en los arcos inferiores se cambiaron las columnas por otras
de estilo toscano.
Llama la atención la entrada de la
iglesia formada por una lonja cerrada por una verja. El espacio que en la
actualidad ocupa la lonja, fue utilizada en otros tiempos como cementerio. Los
edificios situados en ambos lados de la lonja corresponden a la Sacristía y a
la Capilla del Santísimo Cristo.
Hornacina de San Ginés |
Sin tener confirmación, se comenta que
bajo las escaleras de acceso a la iglesia, existe un pozo que en tiempos de la
Inquisición fue utilizado como crematorio.
A la entrada del templo, una placa nos
recuerda los hechos más significativos ocurridos en el templo a lo largo de su
historia.
Antiguamente la entrada al templo se
realizaba por la calle Bordadores en alusión al gremio que se estableció en la
zona en tiempos de Juan II de Castilla. En principio la calle se denominaba San
Ginés, por conducir a la iglesia del mismo nombre.
Expulsión de los mercaderes, El Greco |
La fachada es de estilo neoclásico, con
una portada neo plateresca con el escudo del papa Inocencio VI y rematada por
un frontón con ventana circular. En la fachada de la calle Bordadores, destaca
sobre manera la torre de la iglesia con balcones enrejados y chapitel de
pizarra, todo el conjunto rematado con
una bola, veleta y una cruz que hace las funciones de pararrayos.
Todo el exterior del templo, es de una
gran belleza, destacando sus muros, de ladrillo y mampostería de estilo
toledano.
Altar Mayor de San Ginés |
Para terminar nuestro recorrido por la
iglesia de San Ginés, realizaremos un pequeño recorrido por su interior, para
conocer algunos detalles, pero se hace necesario realizar una visita en
profundidad para poder admirar las obras de arte que guarda nuestra iglesia.
La planta de cruz latina está formada
por tres naves y gran número de capillas todas cerradas con rejas artísticas. Las
naves se cubren con bóvedas de cañón y sobre el crucero se alza una cúpula
sobre pechinas. Las capillas laterales se cubren también con cúpulas vaídas
sobre pechinas. La capilla del Santísimo Cristo, es casi una iglesia
independiente y con portada propia al atrio, de planta de cruz latina, bóveda
de cañón con lunetos y cúpula sobre pechinas cubriendo el crucero, decorada
toda ella con mármoles de colores y pintura en estuco imitando al mármol.
Capilla del Santo Cristo |
El incendio de 1756 provocó la
destrucción de la cúpula y los cubrimientos de las tres naves y cuya renovación
corrió a cargo de Juan de Villanueva.
En el interior de la iglesia, podemos
contemplar gran número de pinturas e
imágenes, unas anónimas y otras de artistas como: El Greco, Luca Giordano,
Alonso Cano, Antonio de Pereda, Francisco de Ricci, Gerhar Seeghers, Nichola
Fumo, Michael Coxie o escultores como Juan Pascual de Mena y los italianos
Michelangelo Nacherino, Leone y Pompeo Leoni.
Podemos contemplar hasta veinte
lienzos y treintaicinco esculturas distribuidas entre las capillas y las naves
principales.
Cristo caído de Nicola Fumo |
La sacristía guarda una mesa italiana
del siglo XVI con tablero de mármol con incrustaciones y un lavabo regalos de
Isabel II. Dos tallas en madera policromada de Santo Domingo de La Calzada y
Santo Domingo de Silos que se encontraban en el altar de la Virgen de Valvanera.
En el archivo parroquial se conservan gran
número de documentos como las partidas bautismales de la infanta Catalina Micaela,
segunda hija de Felipe II y de Francisco de Quevedo, actas matrimoniales de Lope de Vega con Isabel
de Urbina y de Francisco Javier de Goya y Bayeu, hijo de Francisco de Goya,
partidas de defunción del músico Tomás Luis de Victoria y de los pintores Juan
Pantoja de la Cruz, Juan van der Hamen, Juan de Espinosa, Juan Bautista
Martínez del Mazo y Francisco Herrera el Viejo.
Como no es la intención de este
trabajo profundizar en los tesoros de San Ginés, recomendamos visitar la
iglesia y admirar el patrimonio artístico que posee.
Cuando nos acercamos a la iglesia de
San Ginés se puede observar adosada al templo por el Pasadizo de San Ginés una
pequeña librería realizada en madera y que está considerada como una de las librerías
más antiguas no solo de Madrid, sino de España, se trata de la Librería de San
Ginés.
Librería de San Ginés en reposo |
En este rinconcito de la calle del
Arenal se respira historia por sus cuatro costados. Su especialidad son los libros antiguos y de
segunda mano, destacando manuales sobre medicina, arte y filosofía sin
olvidarnos de la narrativa y como no, de
la política.
Cuando se abren sus persianas, los
libros comienzan a distribuirse por pequeñas mesas que ocupan el pasadizo y
donde los turistas pueden adquirir guías de la ciudad.
Librería San Ginés esperando a los clientes |
En ocasiones, paseando por las calles
del viejo Madrid, nos podemos encontrar con rincones que suelen pasar
desapercibidos al gran público y que te transportan a otras épocas en las que
el día a día transcurría de forma más relajada. Este es el caso de la Librería
San Ginés que desde su fundación en el Siglo XIX ha sido testigo del tránsito
constante de los madrileños por la calle del Arenal, camino de Teatro Real, o
del vecino Teatro Eslava y como no, los
clientes habituales de la Chocolatería de San Ginés.
Existen referencias en los periódicos
de la época de que ya existía en los comienzos del Siglo XIX. El máximo de
popularidad de la librería fue a comienzos del Siglo XX, cuando era muy
visitada por personalidades de la política, las artes y las letras.
La Librería San Ginés tiene una
curiosa arquitectura formada por
estanterías y una pequeña edificación de madera a modo de kiosco para protegerse de las inclemencias
atmosféricas, todo el conjunto se cierra con persianas y un pequeño dejadillo.
Al final del Pasadizo de San Ginés se
encuentra la famosa Chocolatería San Ginés que tantas tazas de chocolate con
churros ha servido a lo largo de su existencia.
Arco de San Ginés en la década de los años veinte del pasado siglo |
En uno de los rincones más antiguos de
Madrid se fundó la chocolatería en 1894, aprovechando el local que antes
ocupaba un mesón y hospedería. En el año 1884
Lázaro López, abrió en el Pasadizo de San Ginés número 5 una sucursal
del bodegón “Le Petit Fornos” que ya existía en la calle de Capellanes, número
1, que en la actualidad conocemos como del Maestro Victoria.
Pasadizo de San Ginés con la chocolatería al fondo |
El local se convertiría en un
restaurante de variados menús, disponiendo de un comedor para sesenta comensales. Poco después en el
año 1888, el restaurante amplió sus servicios con la Fonda de Lázaro López.
La Chocolatería San Ginés adquirió el
local de “Le Petit Fornos” y abrió sus puertas sirviendo chocolate acompañado
de buñuelos, churros y porras.
Vieja imágen de la Chocolatería |
En los veinte del pasado Siglo, en
algunos círculos la chocolatería era denominada como “El Maxim’s golfo”, porque
era el único establecimiento que permanecía abierto hasta altas horas de la
madrugada.
La Chocolatería se puede afirmar que
es una de las más antiguas de Madrid,
manteniendo su tradicional chocolate desde aquellos tiempos en que después de
cada función del Teatro Eslava, los espectadores se pasaban a tomar el correspondiente
chocolate con churros. Al día de hoy, sigue siendo uno de los locales más
visitados, en especial en ciertas fechas como el último día del año. La
chocolatería, aunque reformada, todavía mantiene parte de su primitiva
decoración como el mostrador y las mesas de mármol.
Año 1931, vista desde la Plazuela de San Ginés. |
Al final del Pasadizo de San Ginés,
podemos contemplar un arco que da acceso a la Plazuela de San Ginés y a la
calle Coloreros. El arco, es el punto de unión de la iglesia de San Ginés con
el número 5 del pasadizo y cuenta Pedro de Répide, que el espacio era
utilizado por la iglesia para la celebración de las honras fúnebres.
En la Travesía del Arenal número 1, junto
a la calle del Arenal, nos encontramos con la “Librería Gabriel Molina de los
Bibliófilos Españoles”.
La Travesía del Arenal, no es un lugar
de paso habitual para los transeúntes por cuyo motivo pasa desapercibida
nuestra librería, auténtico tesoro en uno de tantos rincones de la ciudad de
Madrid.
En sus comienzos, de trataba de un
puesto callejero dedicado a la venta de libros, y terminó convirtiéndose en una
de las más famosas librerías de Madrid. Ya ha cumplido 133 años desde que sus
primeros propietarios Bernardo Rico y su
esposa, Antonia Enguita, pusieron en marcha el negocio. Como
establecimiento centenario ha sido acreditado por el Ayuntamiento de Madrid, con
una placa que pretende agradecer la trayectoria y labor de las tiendas más
antiguas de la Villa.
En 1.906, el establecimiento tomó el
nombre de Librería de los Bibliófilos Españoles, como podemos leer en el mosaico de azulejos amarillos que se encuentra
en la fachada.
Ya en 1.910, Gabriel Molina heredó la
tienda, y desde entonces se ha mantenido la tradición familiar hasta nuestros
días.
Placa conmemorativa de establecimiento centenario. |
En la actualidad se mantiene la
decoración y así se pueden contemplar los escaparates de madera y cristal y el
mobiliario de la época, donde destacan las estanterías repletas de libros
antiguos y modernos.
En la librería disponen de algunos
ejemplares del Siglo XVI, aunque se han especializado en libros del Siglo XIX.
En poder de Gabriel Molina estuvo un gran tesoro como
fueron las dos partes de la primera edición de El Quijote, posteriormente
fueron vendidas a la muerte de su propietario.
Hemos realizado un pequeño
recorrido por la calle del Arenal, deteniéndonos en algunos de los edificios
más singulares, pero antes de finalizar nuestro paseo, queremos realizar un
pequeño recordatorio a esos otros establecimientos y edificios que pasaron a
mejor vida.
Arenal siempre se ha
distinguido por sus establecimientos de hostelería y comercio y por los
personajes ilustres que vivieron en algún momento de su vida en esta
emblemática calle.
Hasta el Siglo XV, se
celebraba un mercado de carnes, frutas y pescados en la lonja de San Ginés.
Casa donde falleció el compositor Ruperto Chapí |
Frente a la iglesia de San
Ginés, en el año 1523, se estableció el Hospital de Peregrinos y allí
permaneció hasta el año 1580.
El comercio de libros
estuvo muy presente en la calle del Arenal como: Librería Requena que ya
existía en el Siglo XVI, en el Siglo XVII, Pedro de Torres, estableció su
librería frente a San Ginés, la librería Pupart se estableció en Arenal en el
año 1846, dedicándose a la venta de libros extranjeros y en 1863, ya se
encontraba en la calle del Arenal, la librería Hernando dedicada a la venta de
folletines románticos.
Calle Arenal con el Teatro Real al fondo |
En la calle del Arenal, no
podían faltar los cafés: La botillería Angulo ya atendía a la clientela en el
Siglo XVIII. Junto a la Plaza de Celenque, se encontraba el café de Europa,
también llamado el Casinillo de los Milicianos Nacionales, fue el primer lugar
que se jugaba a las cartas en Madrid. Otros cafés que se encontraban en Arenal
fueron: Correos, María Cristina y el más popular el Café de Levante,
establecido en el número 15 y a cuyas tertulias asistía Pío Baroja.
Arquitectura de la calle del Arenal esquina con calle de las Fuentes |
En el número 8 se encontraba
la confitería Prast de la que hemos hablado al principio de nuestra entrada,
por residir en ella el Ratoncito Pérez, en el número 6, se encontraba la
confitería Martinho y que cita Benito Pérez Galdós en algunas de sus obras,
esta confitería tiene el honor de haber puesto a la venta entre otras
delicatesen las castañas glaseadas.
Pero si hay un gremio que
ha destacado en la calle del Arenal, es la hostelería. En el año 1850, en el
número 12, se encontraba el Hostal Nava, poco después en 1862, se construyó el
edificio que posteriormente albergaría el Hotel Internacional y del que ya hemos
hablado. En la década de los 70 del Siglo XIX, en los números 1 y 3, se
encontraba el Hotel Londres y en el número 21 se construyó el Hotel de las Cuatro
Naciones, en este hotel se hospedaron entre otros, Menéndez Pelayo y Rubén Darío.
En 1895, en el número 4 se estableció el Gran Hotel de Oriente, con precios
desde 30 reales.
Calle del Arenal |
Para terminar nuestro
recorrido por la calle del Arenal, recordaremos a algunos de sus vecinos más
ilustres y cuyas casas ya han desaparecido: Frente a la calle de las Fuentes en
Costanilla de los Ángeles se encontraba la casa del marqués de Legarda, que era
amigo del Conde-Duque de Olivares, el propio Conde-Duque tenía su casa junto a
la de su amigo Legarda.
Calle del Arenal con el antiguo Hotel Internacional en primer término |
Junto a la Plaza de
Celenque, se encontraban las casas de los duques de Nájera y del conde de
Fuenteventura.
Frente a la Plaza de
Celenque se encontraba la casa de los duques de Arcos, donde posteriormente se
levantó el Palacio de Gaviria. Llegando a Sol en la acera de los impares, se
encontraba la casa del conde de Fuentes. En el año 1861, de todas las casas
solariegas solo quedaba en pie la de los condes de Torrubia construida frente a
San Ginés.
Año 1955, labores de limpieza en la calle del Arenal |
Estuve allí y soy panameña. Frente hay venta de guitarras españolas y no conocen la palabra abono. Mucha cultura, arte y belleza
ResponderEliminarBuenos días, me gustaría poner en contacto con usted si fuera posible. Un saludo.
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