martes, 16 de abril de 2013

EDIFICIOS DESAPARECIDOS (PALACIO DE MEDINACELI EN EL PRADO)


En nuestra anterior entrada recordamos el tristemente desaparecido Palacio de  Xifré en el Paseo del Prado, no lejos del Palacio de Xifré, se encontraba el palacio privado más extenso de Madrid, el llamado Palacio del Duque de Medinaceli o de Lerma, que conjuntamente con sus jardines, huertas y dependencias auxiliares, ocupaba una gran manzana comprendida entre la Carrera de San Jerónimo, el Paseo del Prado, las calles de Huertas, Jesús, Cervantes, San Agustín y la plaza de las Cortes. 
Plano de Mancelli año 1623, palacio de Medinaceli frente a los Jerónimos

        Fue mandado construir por el duque de Lerma en la primera década del Siglo XVII y heredado por sus descendientes emparentados con la Casa de Medinaceli. Los servicios de los que disponía el Palacio eran tan variados que los duques no necesitaban abastecerse de nada fuera de sus tapias, hasta el  pan era elaborado en propios hornos. El Palacio era conocido por los madrileños como el Palacio del Prado.
Plano de Pedro Texeira de 1656, en rojo Convento de Santa Catalina, en naranja Convento de San Antonio, en azul Palacio de los duques y en verde Convento de los Trinitarios

Antes de realizar la descripción del Palacio, creemos interesante conocer un poco la historia de esta familia.
Francisco Gómez de Sandoval-Rojas y Borja, I duque de Lerma entre otros títulos nobiliarios fue primer ministro y valido de Felipe III. Su abuelo materno fue Francisco de Borja (San Francisco de Borja).
El Ducado de Lerma es un título nobiliario español creado el 11 de noviembre de 1599 por el rey Felipe III a favor de don Francisco Gómez de Sandoval-Rojas y Borja.
Duque de Lerma y su escudo de armas

Su denominación hace referencia al municipio de Lerma, siendo esta villa burgalesa cabeza de los estados integrados en este ducado.
El 2 de diciembre de 1726 Felipe V concedió la Grandeza de España de Primera Clase a favor del título de Lerma.
El duque de Lerma, fue el hombre más poderoso del reinado de Felipe III. Se hizo inmensamente rico a costa de saber manejar el tráfico de influencias, la corrupción y la venta de cargos públicos. A través de la historia, podemos comprobar que la corrupción es innata en el ser humano ya sea en el Siglo XVII o en pleno Siglo XXI.
El duque de Lerma fue un auténtico mecenas en la ciudad de Lerma, donde empleó gran parte de su fortuna en engrandecerla y embellecerla contratando a los más sobresalientes arquitectos de la época y utilizando los mejores materiales.
Por su cargo de ministro del rey se convirtió en el hombre más poderoso de la corte consiguiendo que el Rey trasladase la Corte de Madrid a Valladolid.
El duque fue un adelantado en las operaciones inmobiliarias, comprando propiedades e invirtiendo en su propio beneficio. Algunas de estas propiedades, como la llamada Huerta de la Ribera, se la vendió años después al rey, poco tiempo antes del regreso de la corte a Madrid.
La reina Margarita, esposa de Felipe III, que no era partidaria de los abusos e influencia del duque de Lerma, creó una comisión de investigación (vamos como en la actualidad) que fue descubriendo el entramado de corrupción e irregularidades y empezaron a caer culpables. En esta situación, el duque para salvar su vida, solicita de Roma el “capelo cardenalicio” que se le concede en 1618, al mismo tiempo que el rey le da permiso para retirarse a sus propiedades en la ciudad de Lerma. Murió en Valladolid en 1625, retirado de la vida pública.
 Cuando le fue concedido el cardenalato corrió por Madrid una coplilla que decía: "Para no morir ahorcado, el mayor ladrón de España, se viste de colorado".
Cristóbal Gómez de Sandoval y de la Cerda, hijo de Francisco Gómez de Sandoval y Rojas, I duque de Lerma, y de Catalina de la Cerda, camarera mayor de la reina Margarita de Austria, sucedió a su padre como válido de Felipe III.
Ducado de Uceda

Poco a poco se hizo un hueco en la corte donde logró la confianza de rey, con el objetivo de suplantar en el cargo a su propio padre. Para ello no tuvo escrúpulos en  unirse a los enemigos del duque de  Lerma, como Gaspar de Guzmán, conde-duque de Olivares.
El Ducado de Uceda, es un título nobiliario creado el 16 de Mayo de 1610, por Felipe III, a favor de Cristóbal Gómez de Sandoval y de la Cerda.
Cristóbal, había comprado pocos años antes de ser nombrado duque, la villa alcarreña de Uceda, convirtiéndola en el centro de sus posesiones.
El duque de Uceda, al final consiguió los cargos de su padre con el favor de Felipe III. En 1621, con la subida al trono de Felipe IV, fue procesado a instancias de su anteriormente aliado el conde-duque de Olivares y fue desterrado de la corte. Permaneció incomunicado en el castillo de Torrejón de Velasco y se le impuso una  multa de 20.000 ducados por las apropiaciones indebidas.
Ya conocemos un poco la historia de estos dos personajes que tanto influyeron en la política de principios del Siglo XVII y que mejor que recurrir a Ramón Mesonero Romanos para que nos hable del Palacio. En su libro “El Antiguo Madrid” de 1861, Mesonero, nos describe detalladamente la historia de este lugar:
“El Palacio de los duques de Medinaceli, inmenso edificio, que, con sus jardines y dependencias, ocupa una superficie de 244.782 pies. Creemos que fue mandado construir por el opulento duque de Lerma D. Francisco Gómez de Sandoval, siendo marqués de Denia y favorito ya de Felipe III; era además suya, según ya queda expresado, toda la manzana que desde el paseo del Prado llegaba a la calle de San Agustín, y desde la Carrera de San Jerónimo a la calle de las Huertas, en una extensión prodigiosa, que bastó, no sólo a dotar a su palacio de amplias huertas y jardines, picadero y otras oficinas, sino a las dos fundaciones religiosas que ya dijimos hizo antes y después de ser electo cardenal de la S. I. R.; una de la casa profesa de Jesuitas (después convento de San Antonio), donde colocó el cuerpo de su glorioso antecesor San Francisco de Borja, duque de Gandía, y la otra, la de Trinitarios de Jesús; y no satisfecha aún su piedad opulenta con estas fundaciones, de que rodeó su palacio ducal, adquirió el edificio que ocupaba el Hospital General para colocar en él a las monjas de Santa Catalina, estableciendo por medio de un arco sobre la calle del Prado la comunicación de su palacio con la tribuna de esta iglesia.
Este palacio pasó después, por entronque de la familia de los Sandovales con los La Cerdas, a ser propiedad de los duques de Medinaceli, y acaba de ser espléndidamente decorado interior y exteriormente por su ilustre poseedor actual (1860); conserva además gran parte del rico tesoro de su armería, biblioteca y galería de pinturas, con infinidad de objetos preciosos de interés artístico y de utilidad histórica. Con decir que en esta casi regia mansión vivió el poderoso ministro de Felipe III, su fundador, durante su inmenso valimiento, y después, siendo cardenal, queda manifiesta la importancia histórica de este palacio. No fue menor el interés literario de que le revistió después el ilustre duque de Medinaceli D. Antonio de la Cerda, gran protector de los célebres ingenios de aquel brillante siglo XVII, haciéndole servir de teatro, donde en suntuosas fiestas palacianas ostentaban las claras dotes de su ingenio los Lopes y Calderones, Guevaras y Moretos y demás que formaban la pléyade luminosa de nuestra república literaria. Habitando en esta casa el insigne Quevedo fue preso, por una sátira que se le atribuyó, en la noche del 7 de Diciembre de 1639.
A este palacio, en fin, se retiró Felipe V, a la muerte de su primera esposa D.ª María Gabriela de Saboya, en Febrero de 1714, por consejo y disposición de la intrigante y poderosa Princesa de los Ursinos”.
Palacio de Medinaceli segunda mitad del Siglo XIX

Los terrenos sobre los que se levantó el Palacio de Medinaceli, eran conocidos por “Quinta del Prior” y “Huerta del Duque”.
El Prior Don Hernando de Toledo, hijo del Duque de Alba, construyo una residencia en el paseo del Prado que por aquel entonces solo discurría un arroyo que regaba las huertas del lugar.
La propiedad, conocida como la “Quinta del Prior” fue comprada por Francisco Gómez de Sandoval-Rojas y Borja, reformando la primitiva residencia y adquiriendo otras propiedades contiguas. A partir de entonces, la propiedad es conocida como la “Huerta del Duque”.
Carrera de San Jerónimo año 1853, a la derecha el Palacio y al fondo los Jerónimos

En la finca de los duques, se disponía de un espacio para lidiar toros y en sus amplios jardines se representaban obras de teatro, y como no, en los salones se celebraban bailes a los que solía asistir la realeza. Con el establecimiento de forma permanente de la corona en Madrid, los duques de Lerma fundaron en sus terrenos una comunidad de religiosos jesuitas  en el espacio comprendido por las calles Carrera de San Jerónimo y Prado. La congregación quedó bajo la advocación de San Antonio de Padua, así mismo los duques fundaron otra congregación de religiosos  trinitarios en la calle de Jesús, bajo la advocación de Nuestra Señora de la Encarnación.
Portada del Palacio de Medinaceli en la Carrera de San Jerónimo

La congregación de los jesuitas tuvo en custodia el cuerpo del abuelo del duque de Lerma, Francisco de Borja, y los religiosos trinitarios custodiaban la imagen del Cristo de Medinaceli. Frente al convento de los jesuitas, el duque de Lerma tuvo tiempo de fundar un tercer convento, el de Santa Catalina de Sena, quedando unidos  ambos conventos por medio de un pasadizo elevado.
A través de Google podemos contemplar la zona en la actualidad

El duque de Lerma, estuvo casado con Doña Catalina de la Cerda, hija del Duque de Medinaceli, con la que tuvo a Cristóbal Gómez de Sandoval y Rojas, hijo primogénito, y primer duque de Uceda y del que ya hemos hablado en párrafos anteriores. Con la caída en desgracia del duque de Lerma y su marcha obligada a la ciudad de Lerma, y la muerte en 1624 de su hijo el duque de Uceda, el Palacio es heredado  por el hijo del duque de Uceda Francisco Gómez de Sandoval Rojas y Padilla que así mismo hereda ambos títulos. Poco pudo disfrutar de la herencia de su padre ya que falleció en 1635, pasando el título de Lerma a su hija Mariana, y el ducado de Uceda, lo hereda su segunda hija Feliche.

Catalina de Aragón, hija de Mariana, con los títulos de duquesa de Segorbe y Lerma, se casó con el Duque de Medinaceli en 1653 y es a partir de esta fecha cuando el palacio de la “Huerta del Duque” pasa a engrosar el patrimonio de la Casa de Medinaceli.

Año 1912, Hotel Palace en construcción

En 1714, Felipe V, se retira al palacio de Medinaceli para guardar luto por la muerte de su esposa María Luisa Gabriela de Saboya.
No se tiene constancia de reformas importantes del Palacio durante el Siglo XVII y sería ya muy avanzado el Siglo XVIII, cuando se levantaría la fachada de la Carrera de San Jerónimo y que podemos observar en pinturas y fotografías.
Durante la Guerra de la Independencia, el Palacio de Medinaceli, fue incautado por las tropas francesas causando graves destrozos. En el año 1857 la finca de Medinaceli quedo cortada con la  prolongación de la calle Lope de Vega hasta el  Paseo del Prado. 
Salón Palacio de Medinaceli
A la muerte del quincuagésimo duque de Medinaceli en 1873, su viuda se traslada a su nueva residencia del Paseo de Recoletos esquina a la Plaza de Colon. Este palacete, había sido construido en 1870 para el duque de Uceda, posteriormente fue habitado por el marqués de Salamanca y finalmente pasó e a la duquesa viuda del duque de Medinaceli. El magnífico Palacio de Recoletos, constaba de dos plantas y una superior abuhardillada, las  cubiertas protegidas por pizarra, al estilo francés. Fue construido por el arquitecto puertorriqueño Mariano Andrés Avenoza. Se derribó en los años sesenta del siglo XX y en su solar se construyó en 1970 el denominado Centro Colon.
Hotel Palace con Jesús de Medinaceli al fondo de la calle Duque de Medinaceli

El Palacio del Paseo del Prado se fue deteriorando siendo vendido a finales del Siglo XIX. Con la desaparición del Palacio, se fue también el convento de San Antonio, transformándose toda la zona con la prolongación de la calle Cervantes hasta el paseo del Prado y la calle de Jesús, hasta la Plaza de las Cortes con el nombre de Duque de Medinaceli.
El edificio más emblemático que hoy podemos admirar y que ha ocupado el lugar del Palacio de Medinaceli es el Hotel Palace inaugurado el 12 de Octubre de 1912.
Hotel Palace visto desde la Plaza de Cánovas del Castillo

En los alrededores del Hotel Palace, se encuentran espacios como: El Museo Thyssen Bornemisza, el Congreso de los Diputados, el edificio de la Bolsa, el Monumento a los Héroes Caídos, la estatua de Miguel de Cervantes,  el Ministerio de Sanidad y Consumo, la Iglesia del Cristo de Medinaceli, el Museo del Prado, el Hotel Ritz, la Iglesia de los Jerónimos y por supuesto la fuente de Neptuno.

3 comentarios:

  1. Hola. Interesante artículo. Solo deseo matizar que en la primera ilustración ha identificado como detalle del Palacio de Medinacelli lo que en realidad es la ubicación aproximada del Palacio de los Alcañices (que se encuantra en la parte superior de la elipse. El recinto que incluye Palacio de Lerma/Medinacelli es la manzana que se ve justo debajo de lo señalado. Saludos

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    1. Creo que es correcta la primera ilustración del artículo. El palacio de los Alcañices es el que está en la esquina de Alcalá con el Prado, en la manzana siguiente.

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