Cuando nos referimos a Las Vistillas,
inmediatamente nos vienen imágenes de las verbenas de Madrid, pero Las
Vistillas es mucho más que verbenas, esta zona de Madrid, tiene tras de sí
muchos años de historia y pretendemos que todo madrileño o visitante de la
ciudad conozca uno de los balcones más importantes de la ciudad.
Este barrio de Madrid conocido como
Jardines de Las Vistillas, se denominaron en tiempos pasados como Cerro de las Vistillas
de San Francisco el Grande. El nombre de Vistillas tiene mucho que ver con las
extraordinarias vistas que se podían contemplar tanto de la Ribera del
Manzanares como de la Casa de Campo y toda la zona monumental del Palacio Real
y la Catedral de la Almudena. En la actualidad, no es posible disfrutar de las vistas de antaño, han desaparecido demasiados árboles y en su lugar se han plantado infinidad de edificios de hormigón.
Podemos considerar Las Vistillas como
el espacio delimitado por las calles: Segovia, Bailén, Gran Vía de San
Francisco, calle del Rosario y la Ronda
de Segovia.
La zona de las Vistillas es una de las
formaciones montañosas que sirvieron de defensa natural de la ciudad en tiempos
de la Edad Media. Sobre estos terrenos fue edificado a principios del siglo
XIII el primitivo convento de San Francisco y que con los años se convirtió en
la Real Basílica de San Francisco el Grande.
Vista de la Plaza de Gabriel Miró y el Seminario Conciliar |
Los terrenos de las Vistillas fueron
en su tiempo objeto de disputa por la propiedad de los mismos entre los
religiosos de San Francisco y el Concejo de Madrid. Los terrenos fueron
adjudicados al Concejo y este ya en el Siglo XVII, se los vendió a los duques
del Infantado, quienes construyeron su residencia. Con el paso del tiempo la
residencia paso a manos de la Casa de Osuna. En el siglo XVIII, el primitivo
edificio fue sustituido por un nuevo palacio. El nuevo palacio de los Osuna
competía en belleza con el Palacio Real.
A finales del siglo XIX, el Obispado de
Madrid-Alcalá adquirió la finca de los duques de Osuna, y en 1900 se procedió a
la demolición del palacio, para levantar en su lugar la sede del Seminario Conciliar que fue
inaugurado en 1906. Por suerte se conservaron algunos de los jardines
del palacio de los Osuna.
Puente de Extremadura con las Vistillas y la silueta de San Francisco al fondo |
Posteriormente el Ayuntamiento volvió
a adquirir los terrenos fuera del Seminario para usos del Consistorio. En los años veinte del pasado
Siglo, en la zona se celebraban distintos mercados de productos alimenticios, destacando
la venta de melones.
Actualmente, el
lugar es utilizado para la celebración de diferentes actos sociales, políticos
y lúdicos, entre ellos destaca la verbena de las Fiestas de San Isidro.
Los Jardines de las Vistillas, se
dividen en dos zonas perfectamente diferenciadas. La zona sur, recibe el nombre
de Parque de la Cornisa, por su situación al borde del barranco, donde se
asientan las fachadas de la Real
Basílica de san Francisco el Grande y del Seminario Conciliar. En la parte septentrional
se encuentran tanto la plaza de Gabriel Miró como las zonas ajardinadas situadas
en los terraplenes existentes junto al Viaducto.
Para nostálgicos, Pradera de San Isidro año 1950 y destacando al fondo el Seminario Conciliar y por supuesto San Francisco el Grande |
Por desgracia, desde hace unos años Los
jardines se encuentran seriamente amenazados. La aprobación en 2009 del Plan
Parcial de Reforma Interior de la Cornisa del río Manzanares, por parte del
Ayuntamiento de Madrid, contempla la
cesión de suelo público a la Iglesia para la construcción de un complejo de
edificios religiosos en Las Vistillas como si se tratara de un mini Vaticano.
De momento en 2013, el proyecto se encuentra parado en espera de resolución
judicial.
Hemos realizado un pequeño recorrido histórico de este lugar y ahora nos toca pasear por él para
conocer un poco más en detalle los espacios que atesora. Durante el recorrido nos ayudaremos de algunos planos realizados por Pedro Texeira en 1656 para hacernos una idea de como eran Las Vistillas y poder comparar con la situación actual.
Comenzamos nuestro recorrido en la
calle Segovia junto al Viaducto, de donde parte una escalinata llamada “Cuesta
de los Ciegos” que nos llevará no sin cierto sufrimiento hasta la calle de la
Morería, y decimos sufrimiento porque la escalinata tiene 254 escalones.
Empezaremos la historia de la célebre
cuesta con algunos pasajes literarios que hacen referencia a ella. Mesonero Romanos en su libro “El Antiguo
Madrid” de mitad del Siglo XIX, describe la zona con gran ironía: “Desde la calle Segovia, trepando, más
bien que subiendo, por aquella escabrosa cuesta de los Caños Viejos junto a la
casa del pastor o por la contigua de los Ciegos, se penetra en el tortuoso
laberinto de callejuelas, hoy en gran parte convertidas en ruinas, conocido por
la Morería…”
También Francisco de Quevedo en su “Guía
de los Hijos de Madrid” “La Sanidad y la
Moda” del Siglo XVII, hace alusión a la
Cuesta de los Ciegos.
Antes de iniciar la subida, junto a la
calle Segovia, nos encontramos con una sorpresa, una fuente que conserva un
escudo de la ciudad con corona republicana levantada en el año 1932.
Fuente de la Cuesta de los Ciegos con el escudo de la República y fecha de 1932 |
La escalinata actual, inaugurada en el
año 1949, es obra del arquitecto municipal de Madrid Manuel Herrero
Palacios que fue Director de Parques y
Jardines Municipales en los años 60. La primitiva escalinata se mantuvo hasta 1940, pero fue necesario
reformarla por su avanzado estado de deterioro.
Cuesta de los Ciegos antes de la reforma |
La Cuesta de los Ciegos tiene tras de
sí su propia leyenda: Cuentan que a comienzo del Siglo XIII, San Francisco de Asís
llegó a Madrid después de haber realizado el Camino de Santiago. El actual Jardín de las
Vistillas era por aquellos tiempos una hermosa colina con abundancia de
arbolado destacando los madroños. San Francisco se quedó enamorado del paisaje y
decidió construirse una cabaña. La leyenda dice que la cabaña fue el origen de
la actual Basílica de San Francisco el Grande.
Cuesta de los Ciegos en el año 1960 |
La vida del santo es desarrollaba en
la más absoluta pobreza alimentándose de las limosnas que recibía. Un día,
recibió una ánfora de aceite del prior del convento de San Martín y cuando
regresaba a su cabaña por la empinada cuesta, le salieron al paso unos ciegos
solicitando limosna. Francisco de Asís, que repartía todo lo que tenía con los
más necesitados, compartió el aceite con los ciegos que se frotaron los ojos
con el aceite y empezaron a ver. Desde entonces, la cuesta se denominó como
Cuesta de los Ciegos.
Cuesta de los Ciegos en la actualidad |
La zona de la Morería está surcada por
los antiguos viajes del agua y pasadizos secretos realizados por los árabes,
así debajo de la Cuesta de los Ciegos, existe un pasadizo de dos metros de
altura por 1,20 de ancho y perfectamente construido con pedernal y ladrillo.
Dejamos para los amantes de la espeleología los túneles y nosotros
continuaremos la visita a los Jardines de las Vistillas.
Hemos ascendido la Cuesta de los
Ciegos y llegamos a la Plaza de Gabriel Miró, aunque la mayoría de la gente
sigue denominando a este espacio Plaza de las Vistillas, nombre por el que fue
bautizada en el año 1835. En el año 1944, pasó a denominarse Plaza de Gabriel
Miro, en honor a este insigne escritor. Gabriel
Francisco Víctor Miró Ferrer nació en Alicante el 28 de julio de 1879 y fallece
en Madrid el 27 de mayo de 1930, fue un escritor encuadrado habitualmente en la llamada
generación del 14 o el novecentismo.
Catedral de la Almudena vista desde la Plaza de Gabriel Miró |
El ajardinamiento de la plaza de
Gabriel Miró fue realizado en el año 1932 por el arquitecto Fernando García
Mercadal y remodelado posteriormente en
el año 1945 por Manuel Herrero Palacios. Los jardines conjuntamente con la
plaza, ocupan la parte más elevada de las Vistillas a modo de dos plataformas.
En la primera plataforma, una
fuente decora su parte central acompañada
por dos monumentos: Un busto dedicado al pintor Ignacio Zuloaga, labrado en
piedra caliza por Juan Cristóbal González Quesada y la escultura conocida como La Violetera,
obra de Santiago de Santiago, que estuvo en un primer momento en la confluencia
de la calle de Alcalá con la Gran Vía.
Monumento a la Violetera |
La escultura de Santiago de Santiago, llegó
al Parque de las Vistillas a modo de destierro. Fue encargada en el año 1990 por
el alcalde de Madrid Rodríguez Sahagún. Inicialmente fue colocada en la calle Alcalá en la confluencia
con la Gran Vía en el año 1991. Pero la oposición socialista tildó de cutre la
escultura argumentando que estaba inspirado en Celia Gámez musa de los
franquistas.
En realidad la escultura se mandó
labrar en homenaje al maestro Padilla, autor de la música de La violetera. El
caso es que una noche del año 2000, La Violetera desapareció dando con sus
huesos en un almacén municipal. Dos años más tarde se crea una comisión y se
decide llevar la escultura al Jardín de las Vistillas donde luce su elegancia desde el 13 de Julio de 2003.
Algunas placas de las calles de las Vistillas |
El ilustre vecino de La Violetera, es
el pintor vasco Ignacio Zuloaga Zabaleta, nacido en Éibar el 26 de julio de
1870, y fallecido en Madrid el 31 de octubre de 1945. Fue uno de los más
importantes pintores españoles de finales del siglo XIX y principios de XX,
fundamentalmente conocido por sus cuadros costumbristas y sus retratos. Siempre
se le etiquetó como todo lo opuesto a la luminosidad y optimismo de Sorolla.
Busto en recuerdo de Zuloaga, al fondo el Seminario Conciliar. |
No es casualidad la elección del
emplazamiento de su busto, ya que entre
las calles de San Buenaventura y Travesía de Las Vistillas, estuvo el estudio
del escultor Victorio Macho, que posteriormente
fue ocupado por Zuloaga.
Antes de continuar nuestra andadura
por Las Vistillas, queremos recordar a un insigne vecino de esta zona tan
castiza de Madrid. Se trata de Ramón Gómez de la Serna. Nacido en Madrid en
1888 y fallecido en Buenos Aires en 1963. Escribió más de cien obras,
destacando también como periodista, fue muy conocido por su aportación a un
nuevo género literario, las greguerías, una especie de aforismo con referencias
humorísticas y metafóricas.
Fue uno de los tertulianos del
desaparecido Café Pombo en la calle Carretas y durante su infancia, su familia
se trasladó a vivir a la Cuesta de la Vega, muy próxima al parque de Las Vistillas.
Monumento a Ramón Gómez de la Serna |
Y como no podía ser de otra forma, en
la segunda plataforma de la Plaza de Gabriel Miró, de planta cuadrangular con
cabecera curvada, se encuentra el monumento a Ramón Gómez de la Serna,
realizado en bronce por Enrique Pérez Comendador situado en el centro de una fuente
y que fue inaugurado el 29 de mayo de 1972. En el monumento, destaca una
pérgola semicircular, que flanquea al conjunto escultórico.
En nuestro caminar por Las Vistillas,
hemos alcanzado el Seminario Conciliar situado en el número 9 de la calle Buenaventura
frente a la Plaza de Gabriel Miró teniendo también fachada a la calle Jerte y
parque de la Cornisa. En marzo de 1885,
el Papa León XIII convirtió a Madrid en
sede diocesana. Esta medida implicaba la construcción en la ciudad de un
Seminario Conciliar.
Seminario Conciliar desde la Plaza de Gabriel Miró |
En un principio, el Seminario estaba en
el Palacio Arzobispal junto a Puerta Cerrada, en 1891 se empezó a construir un
Seminario en el Paseo del Cisne, en la actualidad Eduardo Dato, el edificio se
levantaría según proyecto del arquitecto Francisco de Cubas. Pero al poco
tiempo de comenzar las obras, se toma la decisión de que el nuevo Seminario se
construya en Las Vistillas en los terrenos del antiguo palacio de los Osuna que
por aquel entonces ya pertenecían a la iglesia.
Seminaristas en el año 1950 |
Las obras del nuevo Seminario dieron
comienzo en el año 1902 de acuerdo con el proyecto de los arquitectos Miguel de
Olabarría y Ricardo García Guereta. El edificio, construido en planta
rectangular con una gran crujía central que da lugar a dos patios interiores
simétricos fue construido en estilo neumudejar, debido a la muerte de Olabarría
en el año 1904, la obra fue terminado en 1906 por García Guereta y Juan Moya.
Detalles del Seminario |
En la actualidad, el Seminario se
encuentra inmerso en obras de mejora con el cerramiento en forma semicircular
en los límites de la calle Jerte.
Al levantarse el Seminario Conciliar, se respetaron en parte los jardines renacentistas y se diseñan unos nuevos jardines en estilo tardo románticos. Los jardines de Las Vistillas fueron referencia de los jardines de El Capricho, en la Alameda de Osuna, debidos a la iniciativa de la IX marquesa consorte de Osuna María Josefa Alfonso Pimentel.
El Seminario Conciliar, como ya hemos indicado, se construyó en los terrenos de los Osuna, anteriormente del Infantado que debido a vínculos matrimoniales habían unido ambos títulos.
Al levantarse el Seminario Conciliar, se respetaron en parte los jardines renacentistas y se diseñan unos nuevos jardines en estilo tardo románticos. Los jardines de Las Vistillas fueron referencia de los jardines de El Capricho, en la Alameda de Osuna, debidos a la iniciativa de la IX marquesa consorte de Osuna María Josefa Alfonso Pimentel.
El Seminario Conciliar, como ya hemos indicado, se construyó en los terrenos de los Osuna, anteriormente del Infantado que debido a vínculos matrimoniales habían unido ambos títulos.
El Ducado del Infantado es un título
nobiliario concedido por los Reyes Católicos el 22 de Julio de 1475 a Diego
Hurtado de Mendoza II Marqués de Santillana. En 1520 se le concedió la Grandeza
de España de primera clase a la Casa del Infantado.
El Ducado de Osuna es un título
nobiliario con Grandeza de España, creado el 5 de Octubre de 1562 por el Rey
Felipe II y otorgado al V Conde de Ureña, don Pedro Téllez Girón, VI señor de
la ciudad andaluza de Osuna.
La Casa de Osuna fue creciendo en
importancia y riqueza, y en el Siglo XIX era la casa nobiliaria más importante
de España, al reunirse en la persona del Duque de Osuna veinte grandezas de
España.
Según algunas fuentes existía un
palacio en 1573 en los terrenos que habían sido propiedad del historiador López
de Hoyos y que fueron adquiridos por los duques de Pastrana que habrían mandado
construir un nuevo palacio en el año 1630, de cuyas obras fue responsable Juan Gómez
de Mora. Se dice, que el palacio
competía en lujo con el Palacio Real.
Plano de Texeira año 1656, señalizado en rojo el Palacio y en verde el Corral del Ayuntamiento |
Recurrimos a la mejor fuente de información sobre el tema, Ramón
Mesonero Romanos que en su libro “El Antiguo Madrid” escribe sobre el palacio
del Infantado.
"El Palacio del Infantado, mide la considerable
extensión de 51.715 pies; y más allá la que ocupa exclusivamente la manzana
127, construida a fines del siglo XVII para su habitación, por los señores
Duques del Infantado, y que hoy se halla ocupada por las oficinas de la casa y
la preciosísima Biblioteca y Armería del ilustre poseedor de aquel título. Como
tal es dueño también de gran parte de aquel distrito, siendo de su pertenencia,
además de los extensos palacios ya citados de Laso de Castilla y del Infantado,
el otro principal, moderno, que está situado al final de dicha calle de Don
Pedro y frente del descampado de las Vistillas; magnífica casa, mandada
construir en el siglo último para la señora Duquesa viuda, princesa de Salm Salm, y que recuerda
por su forma y gusto especial el de los palacios de la nobleza parisiense en el
Faubour y Saint-Germain, entre la Cour d'honneur de su entrada y su grande y
preciosísimo jardín, límite de Madrid por aquella parte. Su actual dueño, el
Sr. Duque de Osuna y del Infantado, Conde de Benavente, la habita hoy, y es
imponderable la riqueza y buen gusto con que están decorados sus bellos salones
y dependencias. Las otras casas, o más bien manzanas de casas contiguas, casi
todas propiedad del mismo título, están destinadas, unas a las oficinas y
dependencias de los diversos estados que han venido a reunirse en aquella
ilustre casa; otras, para habitación de los empleados y dependientes, y otra,
finalmente (la señalada con el número 5 antiguo de la calle de los Dos
Mancebos), ha sido convertida, por la esplendidez del actual Duque, en un
precioso hospital o enfermería para los criados subalternos de la misma. No
sólo los edificios, sino también los huertos, bajadas, y hasta el mismo inmenso
descampado de las Vistillas, aumentado con la demolición de la manzana 128, que
formaba la calle del Corral de las Naranjas, son propiedad de la casa del
Infantado; por cierto que en estos últimos tiempos, y siguiendo los mismos
impulsos de grandeza, ha proyectado y emprendido el Sr. Duque actual una obra
colosal de mejora, desmontando y rebajando aquella inmensa explanada en más de
diez pies, para reducirla a un hermoso plano a que se ha de dar forma de paseo,
con un bello jardín o glorieta en el centro".
Junto al Palacio, se encontraba el
denominado Corral de la Villa, utilizado para guardar enseres de la Corporación
Municipal.
Al fondo de la imagen el Palacio del Infantado año 1855 |
La zona de Las Vistillas, se había
convertido en los siglos XVIII y XIX en un lugar clave para la aristocracia de
Madrid. A pesar de los años transcurridos, el lugar todavía conserva buena
parte de la topografía donde se reconocen algunos de los parterres, glorietas y
senderos, además de importantes tramos de las tapias del siglo XVIII que forman
un recinto perimetral recogido con declaración de Bien de Interés Cultural por
ser parte de la Real Cerca de Felipe IV, y que incluye tramos anteriores a la
creación de la misma en 1625.
Con motivo de la puesta en marcha en
1861 del Plan General de Reforma Interior que integraba la apertura de la calle
Bailén hasta San Francisco el Grande y la construcción de un Viaducto sobre la
calle Segovia, el ayuntamiento expropió muchas de las casas por donde habría de ir el
nuevo trazado urbano.
Manzana donde se construyó el Colegio al abrirse la calle Bailén, en la actualidad se encuentra el Colegio Vázquez de Mella |
Las propiedades del ducado del
Infantado y los Osuna, se vieron afectadas por el proyecto, puesto que el
trazado de la nueva calle partiría
prácticamente por la mitad la finca y donde antes había una gran manzana, después
de la conclusión de las obras y de la inauguración del Viaducto en el año 1884,
aparecen dos manzanas una a cada lado de la calle Bailén.
De las dos manzanas la que quedaba en
la acera de los pares concretamente en
el actual número 18, se construyó un
grupo escolar y la manzana de la acera de los impares esquina con la
calle Don Pedro, fue utilizada por el ayuntamiento para instalar el nuevo
Laboratorio Municipal.
En 1902 se construye el nuevo
laboratorio y se encarga al arquitecto José Urioste y Velada la realización de
las obras.
Edificio Madrid International Lab, antiguo Laboratorio Municipal |
En 1930 el ayuntamiento amplio el laboratorio para lo cual se llevó a cabo la
construcción de una tercera planta, ajustándose a las trazas arquitectónicas
del proyecto original.
En la actualidad el edificio del antiguo Laboratorio Municipal se ha creado el "Madrid International Lab" un nuevo centro promovido por “Madrid Emprende” Agencia de Desarrollo Económico de la Ciudad, que nace con el objetivo de atraer y promover el talento internacional en Madrid.
En nuestro recorrido por Las Vistillas, hemos alcanzado el Parque de la Cornisa, delimitado por la Basílica de San Francisco el Grande la calle del Rosario y al oeste con la Cuesta de las Descargas y Ronda de Segovia, que siguen el trazado de la Cerca de Felipe IV, mandada construir en 1625 y demolida en 1868.
En la actualidad el edificio del antiguo Laboratorio Municipal se ha creado el "Madrid International Lab" un nuevo centro promovido por “Madrid Emprende” Agencia de Desarrollo Económico de la Ciudad, que nace con el objetivo de atraer y promover el talento internacional en Madrid.
En nuestro recorrido por Las Vistillas, hemos alcanzado el Parque de la Cornisa, delimitado por la Basílica de San Francisco el Grande la calle del Rosario y al oeste con la Cuesta de las Descargas y Ronda de Segovia, que siguen el trazado de la Cerca de Felipe IV, mandada construir en 1625 y demolida en 1868.
En la actualidad, el parque de la
Cornisa es un espacio con numerosas plantaciones de árboles para ocio y
disfrute de los vecinos y de todos los paseantes que acudan a la zona.
Plano de Texeira de 1656, señalizado en azul la Casa de Gil Imón y en rojo la Iglesia-Convento de San Francisco. |
Al final de la calle del Rosario,
junto a la cerca de Felipe IV, se encontraba la Casa de Baltasar Gil y Món de
la Mota a quien los vecinos llamaban Gilimón.
Gil Imón, dio nombre al desaparecido
portillo situado en la cerca, en la actualidad en la zona se encuentra la calle
y travesía de Gil Imón.
Gil Imón de la Mota fue fiscal del
Consejo de la Hacienda en tiempos de Felipe III. Por aquel entonces eran muy
habituales los bailes a los que acudían las mozas casaderas de la alta sociedad
en busca de un joven pretendiente. En el Madrid castizo a las jóvenes se las
conocía por el apelativo de “pollas”.
Arquitectura del portillo de Gil Imón y pintura de principios del siglo XX realizada por Sancha recreando el lugar |
Don Gil tenía tres hijas en edad
de merecer, pero por desgracia no eran muy agraciadas y además como se diría
ahora les faltaba un hervor, por cuyo motivo Don Gil no cesaba en su empeño de
encontrar un buen partido para sus hijas, para ello, no tenía reparos en acompañarlas a todos los actos públicos a los que acudía. Así, se hizo famosa la pregunta:
“¿Ha llegado ya D. Gil?” A lo que la gente respondía: “Sí, ha llegado con sus
pollas”.
La insistencia de esta costumbre dio
lugar a la palabra “gilipollas”.
Sigamos con la historia de esta zona
de Madrid, el actual Parque de la Cornisa no se parece en nada al panorama que
podíamos contemplar hace unos pocos años, todo el parque estaba ocupado por el
Convento de Jesús y María de religiosos franciscanos, por cuyo motivo también
se le conocía como Convento de San Francisco en honor a su fundador.
En el capítulo dedicado a la Cuesta de
los Ciegos, recordareis que San Francisco de Asís se había instalado en una
pequeña cabaña en los bosques de este espacio de Madrid. Con el tiempo y las
limosnas que recibía, fundo un convento aproximadamente entre los años 1217-1220.
En un principio debió de tratarse de un pequeño convento que con el tiempo y la
aportación de los feligreses llegó a convertirse en un gran edificio con diez
patios, doscientas celdas, noviciado y enfermería. El convento disponía de su
propia iglesia y como era costumbre en la época, los grandes devotos solían ser
las familias más ilustres de Madrid como: Los Vargas, Los Cárdenas, los Lújanos,
los Ramírez o los Luzones, que por medio de grandes donativos, eran enterrados
en las capillas de la iglesia-convento. La más importante era la Capilla Mayor
donde fue enterrado Ruy González Clavijo, camarero del rey Enrique el doliente,
que con su capital levantó la capilla
mayor de la iglesia. Asimismo, el resto de familias nobles, fundaron sus
propias capillas. Otros ilustres personajes que aquí estuvieron enterrados
fueron: El marqués de Villena, doña Juana de Portugal esposa de Enrique IV y el
embajador de la república de Venecia.
Con la llegada de la Corte en 1561, la
iglesia-convento de San Francisco se convirtió en uno de los edificios
religiosos más importantes de Madrid por su estrecha relación con la realeza.
Año 1927, el Convento adosado a San Francisco el Grande |
Jardines del Parque de la Cornisa donde en tiempos estuvo el Convento |
Vista del Convento desde el Parque de la Cornisa año 1931 |
En el año 1616 la iglesia fue
renovada, pero en 1760, los franciscanos deciden demoler el convento para
construir uno nuevo y más capaz, así que desaparecen la iglesia y las capillas con
todos los sepulcros artísticos y esculturas funerarias que albergaban. Se
calcula que había un total de cuarenta tumbas de personas célebres y veintidós
estatuas, constituyendo la iglesia un auténtico panteón de personas reales e
ilustres. El nuevo edificio, fue
realizado sucesivamente bajo la dirección de los arquitectos fray Francisco
Cabezas, Antonio Pló, y finalmente Francisco Sabatini, quien finalizó las obras
en 1776.
Durante la invasión francesa, el
convento fue ocupado por las tropas de Murat y aunque en un principio se
pensaba destinar el edificio a Salón de
Cortes, finalmente, por Decreto de 3 de marzo de 1812 acabó convirtiéndose en
hospital. Finalizada la guerra de la
independencia los franciscanos vuelven a ocupar el convento en el que
residieron hasta la desamortización de Mendizábal en 1836. El convento se transformó
en dos cuarteles: Cuartel de Infantería conocido como Cuartel de San Francisco y
Cuartel de Prisiones Militares, más conocido como Cuartel del Rosario.
Fachada de San Francisco que da al Parque de la Cornisa donde estuvo ubicado el Convento |
El convento fue derribado definitivamente
en el año 1961 para construir la Gran
Vía de San Francisco quedando tan sólo en pie la iglesia de San Francisco el
Grande.
La calle del Rosario donde nos encontramos tiene tras de si una historia digna de conocerse. Situada entre la Gran Vía de San Francisco y la Cuesta de las Descargas, en ella se encontraba una entrada a la antigua iglesia de San Francisco, que comunicaba con la capilla de la Virgen de la Aurora. En tiempos, de aquí partía la procesión del rosario de la Aurora que contaba con 36 farolas de gran tamaño. Se cuenta que en una ocasión la procesión de la Aurora, se cruzó con otra procesión en Tirso de Molina y como nadie cedía el paso, se enzarzaron a palos y a partir de este momento la procesión de la Aurora fue prohibida de aquí surgió el dicho popular: "Acabó a farolazos como el rosario de la Aurora".
La calle del Rosario donde nos encontramos tiene tras de si una historia digna de conocerse. Situada entre la Gran Vía de San Francisco y la Cuesta de las Descargas, en ella se encontraba una entrada a la antigua iglesia de San Francisco, que comunicaba con la capilla de la Virgen de la Aurora. En tiempos, de aquí partía la procesión del rosario de la Aurora que contaba con 36 farolas de gran tamaño. Se cuenta que en una ocasión la procesión de la Aurora, se cruzó con otra procesión en Tirso de Molina y como nadie cedía el paso, se enzarzaron a palos y a partir de este momento la procesión de la Aurora fue prohibida de aquí surgió el dicho popular: "Acabó a farolazos como el rosario de la Aurora".
Anexo a San Francisco el Grande, en su lateral izquierdo donde estuvo el claustro del convento, se encuentra el Parque de la
Dalieda, parque temático dedicado a las dalias, está diseñado en forma de
parterres a distintas alturas y se cultivan más de 50 variedades de dalias, que en conjunto suponen más de 700
plantas de dalia. El conjunto del Parque tiene una superficie de aproximadamente
4200 metros cuadrados, de los cuales 650, están dedicados a las dalias, el
resto del Parque está compuesto por una superficie arbustiva de unos 1000
metros cuadrados y un talud de unos 750 metros cuadrados dedicados a plantas de
especies gramíneas, el resto del parque lo conforman los distintos paseos. El parque se encuentra rodeado de una valla en hierro
forjado con pilastras de granito para evitar actos vandálicos durante la noche.
Panorámica del Parque de la Dalieda en invierno, sobre la pared de San Francisco, podemos observar las huellas el desaparecido Convento |
En el parque destaca el grupo
escultórico de San Isidro Labrador que procede
de la antigua fuente de la Glorieta de San Vicente. En 1952, se inauguró en la
Glorieta de San Vicente una fuente en recuerdo del gran arquitecto Juan de
Villanueva nacido en Madrid en el año 1739. La obra, que lleva el nombre de Juan Villanueva,
fue realizada en concurso público por Víctor D’ors y Santiago Costa. La fuente
permaneció en la Glorieta hasta 1995, que se trasladó a su emplazamiento actual
en el paseo de Camoes.
Grupo escultórico de San Isidro |
Tras su traslado, las esculturas
situadas en el pilón no volvieron a colocarse, y se almacenaron en la Casilla
de la Casa de Campo. En 2007 fueron restauradas por el taller de cantería del
Ayuntamiento. El grupo escultórico de San Isidro Labrador se trasladó al Parque
de la Dalieda de San Francisco, y una de las figuras femeninas en los Jardines
del Buen Retiro, el tercero es de suponer que se encuentra en la Casilla de la
Casa de Campo.
Desde el mirador situado junto a la escultura
podemos contemplar una hermosa panorámica de la zona Oeste de Madrid. El Parque
fue inaugurado el 7 de mayo de 2007.
En el número 5 de la Plaza de San
Francisco, se encuentra el Colegio Arzobispal de la Inmaculada y San Dámaso
Seminario Menor de Madrid, que fue construido en el año 1913 de acuerdo con el
proyecto del arquitecto Benito Guitart Trulls.
Edificio del Colegio Arzobispal |
El edificio fue mandado construir por
las Hermanas Carmelitas de la Caridad como colegio y asilo para huérfanos. El edificio se construyó sobre
los sótanos de un primitivo edificio y se halla distribuido entorno a un gran patio, consta
de tres fachadas construidas totalmente en ladrillo visto en estilo neumudejar
madrileño. El edificio tiene tres plantas distintas unas de otras, tanto en los
vanos como en el decorado de las ventanas.
Hemos dejado para el final de nuestro
paseo por Las Vistillas el edificio que podíamos considerar la joya de la
corona del barrio, la Basílica de San Francisco el Grande, situada en la plaza
del mismo nombre que forma un cruce de caminos con el final de la calle Bailén
y la Carrera de San Francisco y comienzo de la Gran vía de San Francisco.
Como ya comentamos al hablar del
primitivo convento, la Basílica de San Francisco, se construyó formando parte
del convento franciscano de Jesús y María, fundado a principios del siglo XIII.
Cuando en el año 1760, los
franciscanos toman la decisión de derruir tanto el convento como la iglesia,
para construir un nuevo complejo, encargaron el proyecto al arquitecto Ventura
Rodríguez, pero este fue desestimado aceptando el diseño del fraile Francisco
Cabezas y en el que participó José de Hermosilla. Francisco Cabezas diseño una
amplia rotonda para el interior del
templo, cubierta por una gran cúpula.
Las obras, tuvieron que suspenderse en
1768, debido a las complicaciones técnicas del proyecto especialmente para la
construcción de la cúpula, obligando a Francisco Cabezas a abandonar el
proyecto, en cierto modo presionado por Ventura Rodríguez, arquitecto que tenía
mucha influencia dentro de la Real
Academia de Bellas Artes de San Fernando. A partir de este momento la
continuación de las obras fueron encomendadas a Antonio Pló, que se hizo cargo de la cúpula,
concluyéndola en 1770.
Con el fin de agilizar las obras en el
año 1776 la comunidad franciscana solicitó al rey Carlos III la incorporación
al proyecto del arquitecto real Francesco Sabatini, uno de los constructores del Palacio Real. A Sabatini, se deben la
construcción de la fachada principal quien concibió un diseño netamente
neoclásico, con una configuración convexa, necesaria para adaptarse a la planta
circular de la estructura. El edificio destaca por su cúpula, considerada como
la tercera de planta circular de mayor diámetro de la cristiandad, asimismo
destaca su decoración interior, realizada en estilo ecléctico a finales del
siglo XIX y por supuesto no podemos olvidar su magnífica pinacoteca,
con cuadros de Zurbarán y Goya.
Durante la Guerra de la Independencia
la iglesia corrió la misma suerte que el convento siendo convertida en
hospital. Con la desamortización de Mendizábal en 1836 y la expulsión de los
franciscanos el edificio quedó en manos
del Estado a través del organismo
Patrimonio Real. Un año después, se barajó la posibilidad de convertirlo en
Panteón Nacional. En este periodo, dentro de la clase política, surgió la idea
de crear un gran Panteón que acogiese los restos mortales de grandes personajes
de nuestra historia, a similitud de la abadía de Westminster en Londres donde
reposan los restos de reyes, escritores y científicos como: Charles Darwin,
Charles Dickens, Isaac Newton, Guillermo III, Enrique VII de Inglaterra y su
esposa Isabel de York, etc, o como en Francia donde en el Panteón de París se
albergan los cuerpos de personajes como: Voltaire, Marie Curie, Víctor Hugo o Rousseau.
San Francisco año 1906 |
San Francisco en la actualidad |
En noviembre de 1837, las Cortes aprobaron la
creación de un Panteón Nacional en la Basílica de San Francisco el Grande que
acogería los restos mortales de personas consideradas de especial relevancia.
Los restos mortales de los elegidos, serían propuestos por las Cortes con la
condición de que deberían haber pasado cincuenta años desde su fallecimiento.
En 1841, la Real Academia de la
Historia se encargó de proponer una primera lista de personajes que debían
reposar en el Panteón, pero era necesario localizar los restos mortales de los
elegidos y para este menester en mayo de 1869 se nombró una comisión para localizar los restos.
Calle Bailén y San Francisco al fondo |
La comisión estaba integrada por Juan
Eugenio Hartzenbusch, Salustiano Olózaga, Ángel Fernández de los Ríos, Fermín
Caballero, Antonio Gisbert Ventura Ruiz
Aguilera, Pere Borrell del Caso, Francisco Silvela y Estanislao Figueras y
Moragas.
Después de infinidad de contratiempos,
el 20 de junio de 1869 quedó inaugurado el Panteón en una capilla de San
Francisco el Grande. Para el acontecimiento se organizó un desfile compuesto
por las carrozas fúnebres acompañadas por unidades del Ejército y de la Guardia
Civil con sus correspondientes bandas de música. La comitiva también estaba
acompañada por estudiantes, religiosos, políticos e intelectuales.
Los restos mortales que fueron
depositados en la capilla de la Basílica fueron los de los militares Gonzalo
Fernández de Córdoba y Federico Gravina, los poetas Juan de Mena, Garcilaso de
la Vega y Alonso de Ercilla, los escritores Francisco de Quevedo y Pedro
Calderón de la Barca, el humanista Ambrosio de Morales, los arquitectos Ventura
Rodríguez y Juan de Villanueva, el Justicia Mayor de Aragón Juan de Lanuza y el
político Zenón de Somodevilla y Bengoechea (Marqués de la Ensenada).
Pocos años después en 1874, la capilla
se cerró y los restos se devolvieron a sus lugares de origen, donde sus
familiares habían decidido que descansasen. La idea de crear un Panteón fracasó y quedó en el olvido.
Detalles del interior del templo |
En 1879, San Francisco fue objeto de una
gran reforma, impulsada por Antonio
Cánovas del Castillo y financiada por el Ministerio del Estado. El interior fue
profusamente decorado durante los años 1880-1889 y en el que intervinieron más
de veinte artistas españoles. Las obras de
remodelación de la iglesia fueron realizadas con los fondos de la Obra Pía de
los Santos Lugares participando en la remodelación escultores y pintores como:
Jerónimo Suñol, Mariano Benlliure, Juan
Samsó y Ricardo Bellver. Entre los pintores destacaremos: Salvador Martínez
Cubells, Casto Plasencia y José Casado del Alisal.
En el año 1926, el rey Alfonso XIII restituyó
el templo a los franciscanos. En junio de 1962 el templo fue declarado Basílica
menor por el papa Juan XXIII.
En el transcurso del Siglo XX se han sucedido
diversas rehabilitaciones, permaneciendo cerrado durante largas temporadas. En
noviembre de 2001 volvió a abrirse al público, aunque permanecían montados los
andamios utilizados para la restauración.
La titularidad de la Basílica corresponde a la Obra Pía de los Santos
Lugares de Jerusalén, organismo autónomo dependiente del Ministerio de Asuntos
Exteriores y de Cooperación. El 19 de octubre de 1980 fue declarada Monumento
Nacional, según Real Decreto, recibiendo por tanto la condición de Bien de
Interés Cultural.
Hemos realizado un recorrido
cronológico por la historia del templo, y solo nos queda destacar aunque de
forma resumida algunas de las principales características de esta magnífica
obra de ingeniería religiosa.
La Basílica de San Francisco el Grande
es de planta circular, con vestíbulo y
ábside. La cubierta se resuelve mediante una gran cúpula, custodiada por seis
pequeños domos, (bóvedas de media esfera) que rodean la base del edificio por
el norte y por el sur.
Los domos, conforman con la amplia
rotonda y las seis capillas circundantes un gran espacio presidido por la
capilla mayor instalada en el ábside y que preside todo el conjunto.
Para la construcción se han empleado
el granito para los sillares de la fachada principal y el ladrillo enfoscado. Además el templo fue
enriquecido con magnificas sillerías procedentes de conventos desamortizados,
destacando la sillería coral procedente
del antiguo convento de Santa María del Parral de Segovia, así como la sillería
de la Sala Capitular del Monasterio del Paular.
La cúpula de San Francisco el Grande
tiene 33 metros de diámetro y 58 metros de altura que asciende a 72 metros
desde el suelo del templo. Estas dimensiones la colocan como la tercera de
mayor diámetro de los templos de la cristiandad, por detrás de la del Panteón
de Agripa de 43,4 metros y de la de San Pedro del Vaticano con 42,5 metros.
Comparando la cúpula con el resto de
cúpulas del mundo, sería la cuarta, por detrás de la cúpula de Santa María del
Fiore de 42 metros en Florencia. La cúpula de San Francisco supera en diámetro
a las cúpulas de Santa Sofía en Estambul,
a la de la Catedral de San Pablo en Londres y a la de Los Inválidos en París.
La fachada principal de Sabatini, destaca
por su configuración convexa, presentando dos cuerpos. En el cuerpo inferior destacan
tres arcos de medio punto, sustentados mediante pilastras dóricas. En el
segundo cuerpo destaca el orden jónico, constituido por tres ventanales
adintelados. El conjunto se remata, en su parte superior, con un frontón
triangular, situado en el punto central, y una balaustrada, que recorre los
lados. El frontón está adornado con la cruz de Jerusalén, el escudo franciscano
y una corona real. Sobre los pilares de la balaustrada se levantan cuatro
estatuas de piedra, representativas de santos, que fueron esculpidas en
Londres en el año 1883.
La fachada con una torre en cada
extremo donde se alojan 19 campanas,
ocho de ellas en la torre sur y
once en la torre norte que actual
de carillón
Decoración del templo de San Francisco |
En el vestíbulo destacan siete puertas
talladas en madera de nogal en el siglo XIX. Son obra de Agustín Mustieles, con
inspiración gótico-renacentista y escenas bíblicas.
El interior del templo es una
maravilla que cada uno tiene que descubrir, pero a modo de resumen realizamos un
rápido recorrido. En el centro del templo destaca la Capilla Mayor, destacando
la sillería renacentista del Monasterio Jerónimo de Santa María del Parral, de
Segovia. La Capilla dispone de numerosos elementos ornamentales realizados con
materiales como el mármol, el broce, el oro y maderas nobles.
Destacan cinco pinturas murales obra
de Manuel Domínguez y Alejandro Ferrant que recogen diferentes episodios de la
vida de San Francisco de Asís. Junto a la base de las pilastras, se sitúan
cuatro estatuas de los evangelistas, que fueron talladas en madera bronceada,
por Francisco Molinelli y Antonio Moltó.
La gran rotonda y los zócalos están realizados en mármol. En la cúpula destacan las pinturas que tiene como tema a Nuestra Señora de los Ángeles y que fueron realizadas como ya hemos indicado por pintores de la talla de: Salvador Martínez Cubells, Casto Plasencia y José Casado del Alisal.
En el perímetro de la rotonda, se
encuentran las esculturas de los doce
Apóstoles, realizadas en mármol de Carrara por artistas como: Jerónimo
Suñol y Ricardo Bellver, entre otros artistas.
La gran rotonda y los zócalos están realizados en mármol. En la cúpula destacan las pinturas que tiene como tema a Nuestra Señora de los Ángeles y que fueron realizadas como ya hemos indicado por pintores de la talla de: Salvador Martínez Cubells, Casto Plasencia y José Casado del Alisal.
Vista de San Francisco y el Parque de la Cornisa |
La decoración del conjunto se completa
con vidrieras policromadas que fueron
realizadas en Múnich en el año 1882
Simétricamente distribuidas, se
encuentran las seis capillas, cada una está cubierta por una pequeña cúpula,
con su correspondiente linterna, se cierran con verjas de hierro, realizadas por
Juan González en el año 1884. La
decoración de las capillas se corresponde con los gustos vigente a finales del Siglo
XIX.
No queremos olvidarnos del coro,
instalado en la parte superior del vestíbulo. En su tiempo, estuvo ornamentado
con la sillería gótica de la Cartuja de Santa María de El Paular, tallada en
madera de nogal y se cree que realizada por Bartolomé Fernández. Esta
ornamentación permaneció en San Francisco el Grande hasta el año 2003, año en
el que fueron devueltos a su lugar de procedencia.
Destacaremos el órgano tubular,
realizado por la Casa de Aristíde Covaillé-Coll, de París y restaurado en el
año 2001.
San Francisco el Grande alberga un rico
museo conformado especialmente con pinturas del barroco español e italiano, con
obras de Francisco Ribalta, Francisco de Zurbarán, Vicente Carducho, Alonso
Cano, Luis Tristán y cuatro lienzos del pintor belga Gaspar de Crayer.
En la Basílica, se conservaba el
Cristo crucificado, de Francisco de Goya, obra con la que el artista consiguió
ser admitido en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.
Contemplando la gran belleza exterior
del templo de San Francisco, pasa desapercibida
la Capilla del Cristo de los Dolores de la Venerable Orden Tercera de
San Francisco, situada anexa a San Francisco por su parte septentrional. Decimos que pasa desapercibida,
porque en principio parece formar parte de la Basílica de San Francisco, se
accede a la Capilla por una pequeña puerta situada en el número 1 de la calle San
Buenaventura y a través de una galería neoclásica.
Capilla del Santo Cristo de los Dolores |
La
Capilla fue construida entre los años 1662 y 1668 durante los últimos años del
reinado de Felipe IV, siguiendo un diseño del arquitecto Francisco Bautista, con
la colaboración de Sebastián de Herrera y el maestro de obras Marcos López. Fue
declarada Monumento Nacional en 1969 y se encuentra catalogada como Bien de
Interés Cultural por la Comunidad de Madrid desde el año 2001.
En
cuanto al edificio, se trata de una nave longitudinal con el altar mayor en un
extremo. En la cubierta destaca la
bóveda de cañón y la cúpula sobre pechinas. El exterior de templo está realizado
con muro de ladrillo con tres arcos ciegos y tres ventanas en la parte superior. En la
parte de atrás del muro de ladrillo, podemos contemplar el chapitel de la
cúpula, cuyos faldones son interrumpidos por unas buhardillas, y rematado por una bola y una cruz. Observando la fachada de ladrillo, se deduce que se trata de una reforma posterior a la edificación del edificio.
Placa situada a la entrada de la Capilla del Cristo de los Dolores |
La
Capilla destaca por su decoración barroca, especialmente al baldaquino donde se
guarda la talla del Cristo de los Dolores, diseñado por Sebastián Herrera y que
realizó el carpintero Juan Ursularre Echevarría en el año 1664.
El
conjunto está realizado con materiales como maderas nobles, mármoles y jaspes. Durante
la construcción de la nueva iglesia de San Francisco allá por la década de los
60 del Siglo XVIII, la Capilla se convirtió en la iglesia de los franciscanos.
En 1888 se salvó milagrosamente de ser derribada y como no también se libró de
los saqueos durante la guerra civil.
Aunque
parezca una paradoja, el Concilio Vaticano II, estuvo a punto de acabar con
esta joya arquitectónica, y es que la Venerable Orden Tercera, procedió a
reformar el interior de la Capilla para adaptarla a las nuevas exigencias
litúrgicas. En estas reformas, desapareció la decoración barroca, conjuntamente
con las imágenes, los lienzos, el baldaquino y los retablos.
Al
estar declarada la Capilla como Monumento Nacional desde el año 1969, la
Dirección General de Bellas Artes obligó a la Venerable Orden Tercera a
restituir en la Capilla todos los elementos retirados.
Las
obras de restauración se llevaron a cabo durante los años 1975-1980, bajo la
supervisión de María Ángeles Hernández Rubio, por desgracia no se pudieron
recuperar todos los elementos originales.
Interior de la Capilla del Cristo de los Dolores |
A
pesar de los inconvenientes de la restauración, merece la pena contemplar el
interior de la capilla y admirar sus pinturas y detalles decorativos y
especialmente el baldaquino y el Cristo de los Dolores.
La
Venerable Orden Tercera, fue creada por
San Francisco hacia el año 1221 teniendo entre sus normas la ayuda a los pobres
y a los enfermos. La Congregación, gozaba entre sus miembros de personajes como Lope de Vega, Francisco de Quevedo y Calderón
de la Barca.
La
Venerable Orden Tercera disponía de una capilla en el Madrid medieval pero como esta resultaba pequeña los
hermanos cofrades adquieren a los franciscanos parte de las instalaciones del
convento y otros terrenos colindantes y así pudo dar comienzo la construcción
de la actual capilla en el año 1662.
Terminamos nuestra exposición sobre Las Vistillas con algunas fotografías tanto del pasado como del presente.
Año 1906. Vista de Madrid desde la Ermita de San Isidro |
San Francisco el Grande, imágen tomada desde la Gran vía de San Francisco |
Bonita imagen de Ramón Massats realizada en el año 1962. Seminaristas jugando al futbol en Las Vistillas. |
Año 1860. Vista de Madrid desde el Paseo de Extremadura. |
Imagen de Las Vistillas desde la Catedral de la Almudena |
Puente de Segovia destruido durante la Guerra Civil , al fondo se aprecia perfectamente la silueta de San Francisco el Grande |
Magnifico trabajo sobre este barrio tan emblematico de Madrid, una lección de historia, y las imagenes muy detalladas y oportunas, enhorabuena Pepe.
ResponderEliminarComparto la opinión de Víctor, enhorabuena.
ResponderEliminarTe invito a echar un vistazo a mi facebook o a mi blog tengo fotos actuales de Madrid que te pueden interesar.
un saludo
https://www.facebook.com/raul.delmazo?ref=tn_tnmn#!/photo.php?fbid=482860085103079&set=a.478700132185741.1073741825.331538620235227&type=1&theater
Hola Pepe:
ResponderEliminarLa visita a tu blog es una tarea agradable y constructiva. Como decimos los castizos: te lo has "currao".
El comentario lo podría haber incluido en la Presentación o en cualquier otra entrada, pero era un poco obligado que lo incluyera aquí, por las razones que constan en mi blog "La Muralla Reciclada", en la que ya he incluido el tuyo como uno de "mis blogs".
Te seguiré de ahora en adelante.
Gracias por el trabajo, Rafael
Pepe, te invito a visitar mi última entrada
ResponderEliminarhttp://pedernalmurallamadridaustrias.blogspot.com.es/2014/01/cerca-de-felipe-iv-fulano-y-mengano.html
en la que me refiero a tu blog y que espero sea de tu agrado
Saludos, Rafael
Enhorabuena!!!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarThanks very nice blog!
ResponderEliminarStop by my site - kona coffee
fenomenal trabajo, muchas gracias
ResponderEliminarmuchas gracias por el fenomenal trabajo, me esta ayudando mucho
ResponderEliminarme encanta. muchas gracias
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