En la primera parte de nuestro recorrido por la calle de Alcalá, analizamos los edificios actuales y desaparecidos entre la Puerta del Sol y las calles de Sevilla y Virgen de los Peligros. En la segunda parte y con el mismo formato, continuaremos nuestro recorrido hasta la Plaza de Cibeles.
Cruzando la calle Peligros otro
edificio se levanta majestuoso, el Edificio de La Unión y el Fénix Español. Fue
construido entre los años 1928 y 1931, por el arquitecto vallisoletano, Modesto
López Otero, con la colaboración de Miguel de los Santos. Modesto López
Otero realizó otras construcciones en la ciudad de Madrid como: La Ciudad
Universitaria, el Hotel Gran Vía, el Colegio Nuestra Señora del Recuerdo o los
Almacenes Rodríguez.
El edificio La Unión y el Fénix
Español, se construyó como clínica y sede de la antigua compañía de seguros La
Unión y el Fénix Español, siendo uno de los primeros rascacielos de Madrid. En
el año 2006 el edificio es comprado por
la cadena de hoteles High Tech, albergando desde entonces el Hotel Petit Palace
Alcalá Torre que dispone de 66 habitaciones con vistas de 360 grados.
Edificio de la Unión y el Fénix Español, junto a las Calatravas |
Modesto López Otero, que había
visitado Viena y algunas ciudades de Estados Unidos, diseño un edificio donde
se aprecia una evolución desde sus primeras obras en estilo ecléctico a un
estilo imitando las construcciones americanas. Situado en el número 23 de la
calle de Alcalá, haciendo esquina con la
calle Virgen de los Peligros, dispone de 12 plantas coronado por una escultura
en bronce del Ave Fénix cuya obra no ha quedado clara, siendo atribuida según
las fuentes a Vicente Camps Bru o Josep
María Camps i Arnau.
Calle de Alcalá en el año 1906, sin los rascacielos del Banco Vitalicio y la Unión y el Fénix |
Este edificio está compuesto por dos
cuerpos con estructura de hormigón
armado y con las fachadas revestidas de piedra blanca. Destacando el cuerpo acristalado de la primera terraza del
edificio, realizada posteriormente por Fernando García Mercadal para acoger un
restaurante.
Imagen de la calle de Alcalá, donde podemos apreciar las diferencias con la imagen de principios del Siglo XX |
Junto al antiguo edificio de La Unión
y el Fénix Español, se encuentra una de las construcciones más emblemáticas de
Madrid, la iglesia de las Calatravas, que perteneció al Monasterio Real de la
Concepción, que se estableció en la zona a finales del Siglo XVII y que fue
derribado en el año 1872.
En el año 1623, el Convento de la
Concepción Real de Comendadoras de la Orden de Calatrava, se encontraba padeciendo
múltiples penurias en la localidad alcarreña de Almonacid de Zorita, y por
mandato del rey Felipe IV se trasladan a Madrid instalándose primero en la
calle de Santa Isabel, posteriormente en la calle de Atocha y por último en la
calle de Alcalá junto a Peligros.
La historia del convento está ligada a
la Orden Militar de Calatrava, fundada en el siglo XII con el fin de defender las posesiones cristianas del sur de
la península de los ataques musulmanes.
Iglesia de las Calatravas finales del Siglo XIX |
El equivalente femenino de las órdenes
militares fueron los monasterios que acogían
a las esposas e hijas de los esposos y padres que partían a la guerra. De
esta forma, surgieron las religiosas Comendadoras de Calatrava, como rama
femenina de la Orden de Calatrava.
El Convento e Iglesia, pronto se
convierten en uno de los centros religiosos más populares de Madrid. El
convento de las Calatravas, llegó a convertirse en una especie de palacio de la
Corte, donde se albergaban gentes de la grandeza.
El esplendor del convento comenzó su
declive con la desamortización de Mendizábal en el año 1836 y posteriormente
durante el Sexenio Democrático (1868-1874). En el año 1872, es derribado el
convento, conservándose la iglesia gracias a la intervención de Manuel Silvela y de Le Vielleuze, político
español aunque nacido en París, que en
una sesión de las Cortes el 9 de marzo de 1870, consiguió obtener del Gobierno el
compromiso de respetar la iglesia.
La iglesia de la Concepción Real de
Calatrava conocida como iglesia de las Calatravas, mandada
construir por Felipe IV, se encuentra ubicada en la calle Alcalá nº 25 junto al
antiguo edificio de La Unión y el Fénix
Español es una clara muestra del barroco madrileño.
Interior del templo de las Calatravas |
El diseño y construcción, se debe al
arquitecto Fray Lorenzo de San Nicolás,
la iglesia fue terminada por Isidro Martínez y Gregorio Garrote. La
construcción se llevó a cabo entre los
años 1670 y 1678.
La iglesia tiene planta de cruz
latina, con un crucero y una cúpula, constituida por un tambor de ocho
ventanas, cuatro abiertas y cuatro cegadas. Dentro de la iglesia se pueden
observar capillas dedicadas a los patronos de algunas cofradías.
En la iglesia destaca el retablo del
Altar Mayor, realizado por José Benito de Churriguera, entre 1720 y 1724, en estilo
barroco.
El exterior de la iglesia fue
remodelado por Juan de Madrazo en el año 1858 por encargo de Francisco de Asís,
marido de la reina Isabel II en estilo romántico, con un característico
colorido rosáceo que cubre toda la
fachada. Tanto en el interior como en
exterior de la iglesia aparece la Cruz de Calatrava.
Fachada de la iglesia de las Calatravas |
Durante la Guerra Civil, la iglesia no
sufrió grandes desperfectos, pero con el paso de los años se fue deteriorando,
hasta que a comienzos del Siglo XXI, se acometió una ambiciosa remodelación en
especial las cubiertas, la limpieza de fachadas
recuperando el revoco original y se procedió a la restauración completa
del interior.
El templo es declarado Bien de Interés
Cultural, con la categoría de Monumento, desde el año 1905.
La iglesia de las Calatravas tiene su
propia leyenda. Al parecer la iglesia se levantó sobre el solar perteneciente
al antiguo palacio de una familia aristócrata, cuya hija fue uno de los
primeros amores extraconyugales de Felipe IV. La chica dio a luz un niño que
moriría a los 8 años. El Rey ordenó levantar un monasterio al que llamó "Convento de la Concepción Real".
En este punto de nuestro recorrido, cruzaremos a la acera de los pares para continuar nuestro paseo en sentido inverso hasta la calle de Sevilla.
En el Café Suizo también se servía
agua de cebada y sorbetes, en el año 1860 se puso de moda el chocolate y el
bollo denominado suizo que se elaboraba en el mismo café y que todavía
podemos adquirir en algunas pastelerías madrileñas.
Junto a la Iglesia de las Calatravas,
podemos admirar el edificio que fue sede
del Banco Mercantil e Industrial en Madrid. En la actualidad alberga diversas
direcciones generales y la Secretaría General Técnica de la Consejería de
Educación de la Comunidad Autónoma de Madrid. El edificio también alberga la denominada
“Sala Alcalá 31”, inaugurada en 2002 como lugar de exposiciones. En el
vestíbulo del sótano todavía de conserva la puerta de la caja fuerte del
antiguo banco.
Fachada del edificio del Banco Mercantil e Industrial en la calle de Alcalá |
El edificio, fue uno de los últimos
levantados por el arquitecto Antonio Palacios Ramilo entre los años 1933 y
1945, construido con dos fachadas que dan a la calle Alcalá número 31 y a
Caballero de Gracia números 32-36. La fachada de la calle Alcalá dispone de un
mirador integrado en un arco triunfal apoyado en pilastras y rematado por un
cuerpo de columnas.
La fachada de Caballero de Gracia se
compone de dos cuerpos simétricos y
convexos con cierta similitud a la fachada del Oratorio del Caballero de
Gracia.
Fachada de Caballero de Gracia, dentro del círculo el emblema del Banco Mercantil |
En la construcción del edificio,
Antonio Palacios, utiliza la cantería conjuntamente con las vidrieras y nuevos
materiales como el pavés en fachadas, acero inoxidable en la tribuna y el
acristalamiento de la bóveda de medio cañón de la sala de operaciones.
El nuevo edificio fue construido como
sede de grandes empresas y sindicatos nacionales.
Escudo del Banco Mercantil Industrial |
Antonio Palacios Ramilo, nacido en
Pontevedra, realizó grandes obras en la ciudad de Madrid como: El Palacio de
Comunicaciones (actual Ayuntamiento de Madrid), el Círculo de Bellas Artes, el
Hospital de Jornaleros o el actual Instituto Cervantes. Antonio Palacios fue el
diseñador de las primeras estaciones de Metro de Madrid y el logotipo
romboidal, por el que todos reconocemos el transporte suburbano de Madrid.
El actual número 39 de la calle Alcalá
esquina con Caballero de Gracia en el inicio de la Gran Vía, se encuentra
el edificio Metrópolis que todos hemos
fotografiado en alguna ocasión. Recordaremos de forma breve la historia de este espacio de Madrid. A
principios del Siglo XX se llevó a cabo la construcción de la Gran Vía, siendo
necesario derribar diversos inmuebles para ganar espacio. Sobre el solar ocupado por el edificio Metrópolis
antes del inicio de las obras se encontraba un grupo de
casas entre las que destacaba la denominada “Casa del Ataúd” y que fueron adquiridas por
la compañía de seguros La Unión y el Fénix Español para la construcción entre
1907 y 1911 de su sede en Madrid.
La calle de Alcalá año 1893 con la Casa del Ataúd en el centro de la imagen |
El concurso para la construcción del edificio
fue adjudicado a los arquitectos franceses Jules y Raymond Fevrier, quienes
empezaron las obras en el año 1907, siendo finalizadas por el español Luis
Esteve en el año 1910.
Para la construcción se utilizó el hormigón armado,
técnica no habitual en aquella época. La altura del edificio de 45 metros, 6 plantas y 2 sótanos, fue
considerado el edificio más alto de Madrid, hasta que en el año 1921, fue construido
el edificio del Palacio de la Prensa en la Gran Vía con una altura de 58 metros.
Año 1910, edificio de La Unión y el Fénix Español a punto de finalizar las obras, a la derecha de la imagen se aprecia un esquinazo de la iglesia de San José |
Del edificio destacan las plantas superiores, en estilo neo renacentista, adornadas con columnas corintias y
entablamentos que sirven de pedestal a estatuas alegóricas del Comercio, la
Agricultura, la Industria y la Minería. En la fachada podemos contemplar hasta 11 grupos
escultóricos, el principal, ubicado al pie de la cúpula, es obra de Mariano
Benlliure, los restantes son obras de
los escultores Saint Marceaux y L. Lambert. Pedro Estany esculpió las figuras
del ave fénix que aparecen decorando las dos fachadas.
La torre circular está coronada por
una cúpula de pizarra con incrustaciones doradas, que por su semejanza con el
casco de los bomberos se denomina "estilo Pompier". En la parte más
alta de la cúpula se situaba el símbolo de la compañía, una estatua alegórica
de bronce del Fénix sobre el cual había una figura humana representando a Ganimedes, obra del escultor
René de Saint-Marceaux.
Edificio Metrópolis en la actualidad |
La colocación de la figura del Fénix
tubo su anécdota, sobre la cúpula no se
colocó el ave fénix corporativo (un ave fénix saliendo de las llamas), la
escultura que se colocó de seis metros de altura y 1.500 kilos de peso, realizada
en cobre y fundida en París, mostraba a un joven descalzo con el brazo derecho
en alto sentado sobre una de las alas desplegadas del ave.
En nuevo diseño fue del agrado de la
Compañía y decidieron adaptarlo como nuevo logo. El ave fénix resurgiendo de
sus cenizas había sido sustituida por la del rapto de Ganimedes por parte de
Zeus.
Cúpula del edificio Metrópolis |
Hemos hablado del edificio, pero
también es justo que sepamos los orígenes del mismo. La Unión y el Fénix
Español, compañía de seguros, se formó con la fusión de “El Fénix Español”,
creada al comienzo de los años sesenta del Siglo XIX y con sede en la
calle Jacometrezo, y “La Unión”, fundada
en el año 1856 y con sede social en la Carrera de San Jerónimo. La unión de
ambas compañías se realizó en el año 1869.
La sede quedó establecida en el
antiguo palacio del marqués de Salamanca, en la calle Salustiano Olózaga. Como
las dependencias se les habían quedado pequeñas, decidieron construir el nuevo
edificio de la calle de Alcalá. El traslado de las oficinas se realizó en el
año 1911.
Emblema de La Unión y el Fénix Español |
Recordemos que esquina a la calle
Peligros, la compañía construyó unos años más tarde entre 1928 y 1931 un nuevo
edificio, destinado a clínica y oficinas.
La Unión y el Fénix Español siguió
creciendo con el paso de los años, y ante la falta de espacio decidieron levantar
un nuevo edificio en el Paseo de la Castellana número 33, en el solar que había
dejado libre el palacio de Montellano. La nueva sede fue proyectada por el
arquitecto Luis Gutiérrez Soto, ganador del concurso de adjudicación que se
convocó en el año 1964.
A principios de los setenta, la Unión
y el Fénix Español vendió el edificio de la calle de Alcalá a la aseguradora Metrópolis por 120
millones de pesetas. Los antiguos propietarios decidieron llevarse la estatua que
coronaba el edificio a su nueva sede en el Paseo de la Castellana.
El edificio del Paseo de la Castellana
33 pertenece a la Mutua Madrileña que lo adquirió en el año 1996, al Grupo
formado por AGF Unión Fénix. Hoy podemos seguir contemplando la figura alada en la parte superior del edificio.
Emblema del edificio Metrópolis |
La aseguradora Metrópolis, comenzó la
rehabilitación del edificio de la calle de Alcalá y como este se había quedado
descabezado con la retirada de la figura del Fénix, se convocó un concurso en
el año 1973 para buscar un elemento que sustituyese a la antigua figura, pero
el concurso quedó desierto.
Finalmente Metrópolis encargó al
escultor Federico Coullaut Valera la realización de una escultura para coronar
su edificio. Coullaut propuso realizar una victoria alada, de seis metros de
altura, hecha en bronce y de 3.000 kilos de peso y a pesar de ciertas críticas,
hoy la “victoria alada” sigue coronando el edificio Metrópolis.
Cruzando la Gran Vía de inmediato nos
encontramos con la Iglesia de San José situada en el número 43 de la calle de
Alcalá, que se construyó anexa al monasterio de San Hermenegildo.
Antes de comentar la historia y características de la iglesia, tendremos un
breve recuerdo para el antiguo convento.
Plano de Pedro Texeira año 1656, convento de San Hermenegildo |
El Convento de San Hermenegildo pertenecía
a la congregación de la orden de carmelitas descalzos, fue fundado en 1586 por orden de Felipe II. Al frente de las obras del
convento se encontraba fray Nicolás de Jesús y María. Finalmente, las obras del
convento se finalizan en el año 1605 con Felipe III en el poder. La financiación del convento se realizó
con las donaciones del propio Felipe II y de los madrileños.
Si observamos el plano de Pedro
Texeira, el convento se extendía entre las calles: Alcalá, Torres (actual Marques de
Valdeiglesia), Siete Chimeneas (actual Infantas) y Barquillo, sobre una extensión de 202.668 pies.
Con la desamortización de Mendizábal en
1836, el convento deja de tener actividad religiosa, siendo derribado en el año
en el año 1870, respetándose la iglesia. Los fondos de la biblioteca se
trasladaron a la Biblioteca Nacional. Al derribarse el convento, en sus
terrenos se abre la Plaza del Rey, se construyen casas particulares y se ensanchan las calles aledañas.
En el año 1730 con Felipe V en el
poder y siendo Corregidor de la Villa el Marqués de Vadillo, se encargó a Pedro
de Ribera la construcción de una nueva iglesia
para celebrar los oficios religiosos del convento de carmelitas de San
Hermenegildo.
Calle Alcalá e iglesia de San José año 1900. |
Como era costumbre en la época, Pedro de Ribera diseñó la iglesia en estilo barroco, se trata de un templo de considerables dimensiones, con gran ornamentación en la fachada, las tres puertas de acceso tienen verjas forjadas por Juan Gil. En la entrada principal se puede contemplar la cruz de los carmelitas y una hornacina con la imagen de la Virgen del Carmen realizada por Robert Michel en 1750. El interior está formado por una nave de cañón y su correspondiente cúpula, en el interior destacan por su gran belleza obras de arte, como la capilla de Santa Teresa, el Cristo crucificado de Alonso de Mena y el San José de Luis Salvador Carmona. La construcción del templo finalizo en el año 1748, encontrándose al frente de las obras José de Arredondo y Fausto Manso.
En el circulo, se encuentra una placa que nos recuerda la primera misa de Lope de Vega |
Placa recordando a Lope de Vega en San José |
La iglesia del antiguo convento, paso a ser la parroquia de San José tras el abandono de los carmelitas por la desamortización de Mendizábal en el año 1836. El edificio del convento fue demolido en 1870 construyéndose en su lugar el Teatro Moratín que posteriormente se llamó Apolo.
Finales del Siglo XIX, a la izquierda de San José, se aprecia perfectamente la casa del cura |
Año 1910, Teatro Apolo a la derecha de San José |
Pero retrocedamos a 1910, año del comienzo de la construcción de la Gran Vía. El proyecto de esta calle tan emblemática de Madrid, se llevó por delante algunas calles y muchos edificios colindantes, entre los edificios desaparecidos estaba la casa del cura de la parroquia de San José, edificio colindante a la iglesia. Posteriormente en 1912 el arquitecto Juan Moya e Idígoras, amplió los laterales de la iglesia tanto en anchura como en altura para adaptarlos a los nuevos edificios, cambiando de un plumazo la fachada original.
La antigua Casa del Cura, se puede considerar como el punto de partida del primer tramo de la Gran Vía.
Por un error histórico se
comentó que en la iglesia de San José contrajo matrimonio Simón Bolívar con
María Teresa del Toro y Alayza en el año 1802. El error fue debido a que en las
proximidades había otra iglesia con el mismo nombre, y como recordatorio existe
una placa informativa en la calle Gravina. En la primitiva iglesia del convento
en el año 1614, celebró su primera misa el dramaturgo Lope de Vega. Para
terminar nuestra visita a San José, recomendamos una visita a su interior para
admirar sus obras de arte.
Como hemos reseñado en
párrafos anteriores en el lugar que dejo libre el convento de San Hermenegildo
se construyó el teatro Moratín entre los años 1871 y 1873, bajo el
proyecto de los arquitectos franceses P. Chanderlot y F. Festau.
La construcción del
teatro, fue promovida por el banquero Gargallo, con la idea de
dedicarlo a representaciones dramáticas y comedia.
Para la construcción del
Teatro se utilizó piedra blanca y hierro fundido, con la idea de disminuir los
riesgos de incendio. La fachada estaba presidida por tres grandes
arcos que formaban un vestíbulo semi-circular, por el que entraban y
salían carruajes, dejando al público junto a la entrada
interior, dos puertas laterales completaban el acceso.
El teatro fue inaugurado el 23 de marzo de
1873. El proyecto inicial del Teatro era representar comedia española, pero debido
a su lejanía del centro de Madrid y el excesivo precio de las entradas unos 18
reales, provocó que el teatro pasase por malos momentos. No obstante, con la
mejora de las comunicaciones en Madrid, especialmente el tranvía y con el
cambio del género de comedia al género de zarzuela, el Apolo llegó a
convertirse en uno de los teatros más importantes de Madrid. Obras como, La
verbena de la Paloma, La Revoltosa, Agua, Azucarillos y Aguardiente o Doña Francisquita, fueron algunas de las
zarzuelas que se representaron en el Apolo.
El Teatro tenía un aforo de 2200
personas y tenía la particularidad de programar una cuarta sesión con obras más
subidas de tono, “la cuarta de Apolo”, y que comenzaba a partir de las 12 de la
noche.
En Septiembre de 1895, se dio por
finalizada la famosa función “cuarta del
Apolo”, debido a la orden ministerial promovida por el Ministro de Gobernación,
Juan de la Cierva, prohibiendo cualquier representación teatral después de las
doce treinta de la noche.
Pero todo tiene su principio y su
final, y así después de algunos fracasos, el Teatro cerró sus puertas el 30 de
junio de 1929, siendo comprado por el Banco de Vizcaya, para la construcción de
su nueva sede en Madrid.
Al poco tiempo de derribarse el teatro, el Banco de Vizcaya levantara un
nuevo edificio para su nueva sede social, la ubicación del edificio era la
idónea por la importancia de la calle de Alcalá donde se encontraban las sedes
de numerosas entidades bancarias.
El edificio, fue proyectado en el año 1930
por el arquitecto bilbaíno Manuel Ignacio Galíndez Zabala y fue construido
entre los años 1931 y 1934 por el arquitecto Fernando Arzadún e Ibarrarán
natural de Bermeo. El edificio presenta una
arquitectónica perfectamente integrada en el entorno de la calle de
Alcalá, destacando la decoración con
arcos de medio punto y pilastras gigantes de la fachada. El edificio está
decorado en estilo Art Decó destacando los relieves de figuras aladas que
adornan los ángulos superiores de la fachada, realizados por el escultor
valenciano José Capuz y el castellonense Juan Adsuara.
En la construcción del edificio se
utilizaron materiales como: granito pulido, paneles de bronce en las ventanas y
mármol negro en la entrada.
El edificio alberga actualmente el
Área de Gobierno de Hacienda y Administración Pública del Ayuntamiento de
Madrid.
En nuestro caminar por la calle de
Alcalá, en concreto en la esquina con la calle Barquillo, podemos admirar el
impresionante edificio del Instituto Cervantes. Recordemos la evolución de este
espacio de Madrid, trasladándonos a la década de los años 70 del Siglo XVIII.
Por medio de los dibujos de Chamandrier, nos podemos hacer una idea de cómo era esta zona de Madrid
en el Siglo XVIII, donde existían Casas de Postas debido a que desde la calle de Alcalá partían y
llegaban las diligencias que trasladaban a los viajeros por los distintos
pueblos y ciudades de la Península,
siendo necesario dar cobijo a los
viajeros de la época.
Carlos Martínez de Irujo y Tacón,
Ministro de Estado y Embajador, en tiempos de Felipe IV y natural de Arzoz en Navarra,
fue el primer Marqués de Casa de Irujo.
El II Marques de Casa de Irujo Carlos
Martínez de Irujo y McKean, en el año 1836 encargó la construcción de un
palacete en la calle de Alcalá esquina a Barquillo al arquitecto Lucio de Olarieta,
para su residencia en Madrid.
Transporte colectivo por la calle de Alcalá año 1900
Fue considerado uno de los edificios particulares
más importantes de Madrid. El arquitecto Lucio de Olarieta, académico de mérito
de la Real Academia de San Fernando, diseñó un edificio con cinco plantas, con
su correspondiente sótano y techo abuhardillado, añadiendo un torreón central. De las cinco plantas, los
marqueses se reservaron el piso principal destinando las plantas superiores a
viviendas de alquiler. En los bajos del edificio, se abrió en
el año 1838 el célebre Café Cervantes.
En la calle de Alcalá, a partir de
mediados del Siglo XIX, comenzaron a llegar famosos cafés, donde se reunía la
alta sociedad y eran los espacios elegidos por los tertulianos de los distintos
grupos culturales. Uno de los cafés más antiguos de la zona fue el Cervantes.
Finalizada la Guerra de la
Independencia y bajo el reinado de Fernando VII, se inauguró junto al Convento
de San Hermenegildo el denominado Café de Solís, que fue famoso por sus bailes
de máscaras. En el año 1838, el Café de Solís cambia su nombre por el de Café
de Cervantes, ampliando su oferta de ocio con exposiciones de todo tipo, desde
retratos hasta exhibición de animales exóticos de todo el mundo.
Unos años más tarde el Cervantes se
transforma en pequeño teatro sin abandonar las funciones de café. Con la
desamortización de Mendizábal de 1836, que afectó al convento de San
Hermenegildo, el Café Teatro de Cervantes, se traslada a los bajos del palacio
de Casa de Irujo en la esquina de Barquillo y Alcalá en el año 1868. Su nuevo
propietario, Juan Losa López, se esmeró en crear un ambiente agradable para su
distinguida clientela.
Después de diversos conflictos
laborales con el personal del Café, en el año 1899 el Cervantes cambia de propietario pasando a manos de Pérez Suarez, que
lo transforma creando un café de lujo. El Cervantes fue uno de los primeros cafés en instalar terrazas en la
calle, que fue muy del agrado de los parroquianos.
Reparación del pavimento en la calle de Alcalá junto al Palacio del Marques
Cuando parecían tiempos felices para
el Cervantes, llego el año 1904 y en la fiesta de trabajo, el gremio de
camareros solicitó la abolición de la ley denominada “las mecánicas” que obligaba al personal
operario a dejar una parte de su sueldo para reponer la vajilla que se rompía. La
mayoría de los empresarios de los cafés accedieron a la petición de los
trabajadores, pero el propietario del Cervantes se negó en rotundo, siendo
boicoteado por Asociación de Camareros.
A este boicot, se sumó una noticia de
prensa del periódico “El Escándalo” que
público una noticia de dudosa veracidad. Una marquesa bastante famosa en el Madrid de
principios de Siglo se comentaba que todos los días de bañaba en leche de vaca y
luego se la vendía al Café de Cervantes. A partir de esta noticia, los
parroquianos comenzaron a abandonar el Cervantes.
El banquero uruguayo, Augusto J.
Coelho junto a empresarios inmigrantes españoles, fundó en Buenos Aires en el
año 1887, el Banco Español del Río de la Plata. Con posterioridad, la Sociedad
se planteó la tarea de instalar una sucursal en Madrid.
La Sociedad adquirió en el año 1910,
el palacio de Casa Irujo en la esquina de Barquillo con Alcalá. El edificio fue
derribado para la construcción de un nuevo edificio más acorde a sus nuevas
funciones como entidad bancaria. Para llevar a cabo el proyecto, se contrató a
dos de los mejores arquitectos, el pontevedrés Antonio Palacios Ramilo y el
donostiarra Joaquín Otamendi Machimbarrena, ambos arquitectos, ya llevaban un
tiempo trabajando en equipo y en estos años se encontraban construyendo el
actual Ayuntamiento de Madrid en la Plaza de Cibeles y el Hospital de
Jornaleros en la calle Maudes.
La nueva sede del Banco Español Río de
la Plata, se levantará sobre los 18.000 metros cuadrados pertenecientes al derribado
palacio de Casa de Irujo. La realización de la obra corrió a cargo del
contratista Celestino Madurell.
Como la mayoría de las edificaciones, del
arquitecto Antonio Palacios diseña el edificio con grandes espacios y muy
diáfanos. Destaca el gran patio de operaciones.
Las plantas superiores son diseñadas para su uso como oficinas. El edificio se
construye sobre una planta,
cuadrada, alrededor de la cual se
organizan los espacios de trabajo, todo el conjunto está cubierto por una
magnífica vidriera que daba luz a todo el recinto.
La estructura se realiza con hormigón
armado, utilizando materiales de la
mejor calidad, granito azul de Berrocal, mármol blanco y gris procedente de
Italia en el exterior, en su interior, en el gran vestíbulo de la planta baja
se emplea el mármol verde, el
bronce y madera de caoba en los mostradores.
El patio central, se encuentra
delimitado por diez columnas jónicas realizadas en granito pulido. Para
soportar la primera planta se emplean estructuras metálicas de hierro. En los sótanos
se encontraba la cámara acorazada, que posteriormente fue bautiza como Caja de las Letras por el
Instituto Cervantes.
El Banco abrió sus puertas en abril de
1918 y siempre se ha conocido el
edificio como “Edificio de las
Cariátides” por las esculturas situadas
en el chaflán entre las calles Barquillo y Alcalá. Las Cariátides y los
capiteles jónicos de las columnas, son
obra de Ángel García Díaz.
En el año 1947 el Banco Central, se
fusiona con el Banco Español Río de la Plata y el Edificio de las Cariátides pasa a ser la sede
del Banco Central. Como consecuencia de la fusión se reformo el edificio,
desapareciendo el vestíbulo central y las vidrieras de la cúpula. Asimismo se
construyó un edificio anexo en la calle de Barquillo realizado por el arquitecto
Manuel Cabanyes.
En el año 1991 el Banco Central se
fusionaría con el Banco Hispano Americano formando el Banco Central Hispano. Pocos
años después, en 1999, el BCH se fusionaría con el Banco Santander para formar
el BSCH, que más tarde pasará a denominarse Grupo Santander.
El edificio terminó en manos del
Ayuntamiento de Madrid, que en el año
2003 lo permutó con el Gobierno de España por el Palacio de Comunicaciones.
En 2006 el primitivo edificio del
Banco Español del Río de la Plata fue rehabilitado para convertirse en la nueva
sede del Instituto Cervantes.
En este punto de nuestro recorrido, cruzaremos a la acera de los pares para continuar nuestro paseo en sentido inverso hasta la calle de Sevilla.
Iniciaremos nuestro recorrido, recordando el antiguo Palacio de Casa Riera. En el año 1757, en la esquina de Alcalá con la calle del Turco (actual Marques de Cubas), se encontraba la casa-palacio propiedad del Conde de Miranda.
A comienzos del siglo XIX la casa fue derribada para construir un nuevo
palacio conocido como la Casa de los Alfileres en alusión a la dote de la
duquesa de Abrantes. Posteriormente la casa-palacio fue habitada por distintas
personalidades hasta que fue adquirida por el marqués de Casa Riera que realizó una gran
reforma y una decoración a su gusto personal, aunque nunca llegó a vivir en el
palacio, estando en situación de abandono durante largos años.
El marqués de Casa Riera compro la
casa al comienzo de los años 30 del siglo XIX para su mujer Raimunda Gibert,
pero antes de finalizar la década, el matrimonio se fue a vivir a París donde
fallecieron.
La construcción del palacio corrió a
cargo de uno de los más famosos arquitectos de la época, Aníbal Álvarez Bouquel,
que construyó casi en paralelo el Palacio de Gaviria.
Los edificios de la imagen, han venido a sustituir al Palacio y jardines de Casa Riera
Como solía ser habitual en el Madrid de la época el
abandono del palacio dio lugar a una leyenda en la que alguien relacionado con
el marquesado, tuvo un desengaño amoroso muriendo un hombre asesinado en el
jardín, junto a una bella mujer vestida de blanco. Según la leyenda en el lugar
se plantó un ciprés, jurando el marqués y sus descendientes, no ocupar la casa
hasta que no se secase el ciprés.
En el año 1893 la casa-palacio es
derribada por su nuevo propietario el sobrino del marqués de Casa Riera Alejandro Mora y Riera, que edificó un nuevo
edificio a cargo del arquitecto Rodríguez
Avial. Para su construcción se emplearon como materiales, la piedra, el
ladrillo y la pizarra. Curiosamente, el edificio tampoco fue habitado, porque Alejandro vivía casi de continuo en
París falleciendo en la capital parisina en 1915.
En el año 1917, se abrió la calle del
Marqués de Casa Riera que dividió la zona ajardinada. En la parte del jardín que quedó separada del palacio, se
construyó el edificio del Círculo de Bellas Artes.
El edificio que podemos contemplar en
la actualidad en el lugar que ocupó el antiguo palacio justo frente al Círculo
de Bellas Artes, fue construido en la década
de los años 30. Desde el año 1935 en la esquina con Marqués de Cubas se
encontraba la expendeduría central de Tabacalera. Al final de la Guerra Civil,
el edificio fue ocupado por la Secretaría General del Movimiento, instalándose
en la fachada principal un gran escudo con el yugo y las flechas, ocupando tres
pisos de altura. En el año 1977 con la democracia instaurada en España,
desaparece la Secretaría General del Movimiento y el gran escudo es desmontado.
En los años 90 del pasado Siglo, el
edificio se transforma en oficinas, rehabilitándose el jardín que prácticamente
se encontraba desaparecido, porque había sido utilizado como zona de
aparcamiento.
El diseño del nuevo jardín, fue
responsabilidad de las paisajistas
Carmen Añón y Myriam Silber, ideando un jardín que nos recuerda a los jardines
modernos de principios del Siglo XX con diseños geométricos de boj, fuentes y
pérgolas realizadas en hierro.
En esta imagen de 1923 podemos observar el Palacio a la izquierda y la construcción del Circulo de Bellas Artes a la derecha
En los bajos del edificio de oficinas que
dan a la calle Alcalá, se encuentra el centro cultural y librería catalana, denominada
“Blanquerna”, en homenaje a los orígenes catalanes del Marqués de Casa Riera.
Para poder disfrutar del jardín, que
mejor que sentarnos en la terraza del Club Pale con entrada por el número 2 de
la calle del Marqués de Cubas.
No podemos abandonar la contemplación
de los jardines, sin tener un recuerdo para el Convento de las Baronesas que un
día ocuparon este espacio de la calle de Alcalá.
El convento popularmente llamado de las
Baronesas se edificó bajo la advocación de la Natividad y San José. La construcción
del convento, se inició a mediados del Siglo XVII por el maestro de obras Juan
Lobera y finalizado en el año 1700 por su yerno Juan de Pineda. Se le conocía
como Convento de las Baronesas por haberse levantado en un solar propiedad de
Beatriz de Silveyra, baronesa de Castell Florido.
En el convento, destacaba la iglesia, cuyas
trazas seguían el modelo de la época, planta de cruz latina, con crucero y
cúpula sobre pechinas.
En el año 1925, las obras del Circulo de Bellas Artes ya han avanzado
El Marquesado de Casa Riera fue creado
el 24 de febrero de 1834 por la reina regente María Cristina de Borbón-Dos
Sicilias, durante el reinado de Isabel II a favor de Tomás Felipe Riera y
Rosés, diputado a Cortes.
Tomás Felipe Riera nació en Barcelona
el 20 de diciembre de 1790 y falleció en París el año 1881. Compró el palacio
de la calle de Alcalá y el solar
contiguo que había pertenecido al convento de las Baronesas, demolido con la desamortización de Mendizábal
en 1836.
Posiblemente a la mayoría no nos diga
nada el nombre de Casa Riera, pero seguramente la mayoría de los madrileños
haya oído hablar de la recientemente fallecida reina Fabiola de Bélgica.
Fabiola era hija del IV Marques de
Casa Riera Gonzalo de Mora y Fernández
del Olmo (1887-1957) y de Blanca de
Aragón y Carrillo de Albornoz. Fabiola
nació en el Palacio de Zurbano en la calle Fernando el Santo, propiedad del
Marquesado de Casa Riera y que en la actualidad es la sede del Ministerio de
Fomento.
Cruzando la calle Marques de Casa Riera, nos encontramos con el edificio del Círculo de Bellas Artes, el edificio se construyó en parte de los jardines del palacio del marques de Casa Riera.
Se trata de un Club de Recreo de la Cámara De Comercio y Asociación Empresarial. En origen la Sociedad fue formada por jóvenes ingleses procedentes de familias aristocráticas de Madrid.
Las primeras noticias que se tienen de
la creación del Círculo de Bellas Artes datan del año 1879, cuando un grupo de
artistas, especialmente pintores, se unieron para formar una asociación de
artistas vinculados a las bellas artes.
La asociación de artistas, creció
rápidamente en número de socios, viéndose obligados a cambiar de locales en
diversas ocasiones, así en 1880, la sede se encontraba en la calle Barquillo,
posteriormente la sede se trasladó a la calle de la Madera, calle Lobo, calle
Abada y a la calle de la Libertad, en el año 1894 la sede volvió a la calle
Barquillo para posteriormente en 1900 trasladarse a la calle de Alcalá número
7, y más tarde al Edificio de la
Equitativa de la calle de Alcalá.
El Círculo de Bellas Artes, necesitaba
una sede estable y en el año 1919 la Sociedad convocó un concurso público para
la construcción de su nueva sede en el espacio
que había estado ocupado por los jardines del palacio del Marqués de
Casa Riera, en la calle de Alcalá número 42. El concurso quedo desierto por no
convencer a los socios que formaban el jurado. Finalmente se encargó a uno de
los socios, el arquitecto Antonio Palacios Ramilo, la realización de las obras
del edificio.
Para comprender la importancia de
Antonio Palacio en la arquitectura madrileña, basta con indicar que Palacios
fue el arquitecto de edificios tan emblemáticos como el Palacio de
Comunicaciones (actual Ayuntamiento de Madrid), el Banco Central (actual
Instituto Cervantes) o el Palacio de
Maudes en la zona de C. Caminos.
Antonio Palacios diseñó un edificio
multifuncional de estimables proporciones y bastante altura, que incumplía las
ordenanzas municipales. Después de diversas negociaciones, se consigue la
licencia municipal de obras, y estas se realizan entre 1921 y 1926 sobre una
planta rectangular con trazas
clasicistas.
El edificio consta de nueve plantas,
con una altura de 48 metros la fachada tiene una tendencia piramidal, con
abundante ornamentación, como la escultura
de la diosa Minerva situada en la azotea, obra de José Luis Vassallo.
Tiene un peso aproximado de 3000 kilos y mide seis metros y medio de altura y
fue fundida en bronce en la localidad de Arganda del Rey.
Minerva, hija de Júpiter y Metis, era una diosa guerrera que en vez de la
fuerza usaba la inteligencia. Aconsejaba a los hombres técnicas para vencer, se
la representa con un búho, símbolo de la sabiduría y una serpiente enroscada.
Queremos aclarar que la Minerva romana se corresponde con la griega Atenea, por
cuya razón se la suele conocer por los dos nombres indistintamente.
Para entender la importancia del
edificio, reseñaremos las peculiaridades más significativas:
El primer sótano se encuentra
destinado a los temas de ocio y deporte: Gimnasio, sala de baile, bar, esgrima
entre otros.
En el segundo sótano, se encuentra
destinado a las funciones propias de la conservación del edificio, almacenaje
de productos y otros servicios.
En la planta baja, se encuentran los
vestíbulos, miradores y salas de exposiciones y conferencias.
En el entresuelo se encuentran las
zonas de recreo y mirador.
Planta principal, está destinada a la
celebración de grandes fiestas, así como conferencias y reuniones. En esta
planta se encuentra un cine-teatro que se prolonga hasta la primera planta y el
entresuelo.
El edificio dispone de dos áticos uno
destinado a biblioteca y el otro a sala de recreos y oficinas de la
junta directiva.
A continuación de los áticos se
encuentran dos plantas aterrazadas, una
de ellas para los comedores y cocinas y la segunda estudios y exposiciones de
Bellas Artes.
En el interior del edificio
destaca la escalera en estilo barroco de
doble tiro para unir las distintas
plantas del edificio.
El edificio fue remodelado en varias
ocasiones, la última en el año 1995 por
el arquitecto Mas-Guindal. Numerosas personalidades del arte, la cultura y la
ciencia han formado parte del Círculo, como por ejemplo: Julio Romero de
Torres, Santiago Ramón y Cajal, Julio Camba, Rafael de Penagos.
Imagen para el recuerdo, la calle Alcalá a principios del Siglo XX, al fondo la Plaza de Cibeles
Asimismo, Jacinto Benavente, Ramón
María del Valle Inclán, Carlos Arniches o
Picasso en su juventud eran asiduos del Círculo de Bellas Artes.
Entre las tradiciones del Círculo destaca el baile de
máscaras que se celebra todos los años durante el carnaval, su antigüedad se
remonta al celebrado en el Teatro de la Comedia en 1891 y desde 1931 se viene
repitiendo en la sede de la calle de Alcalá.
El edificio fue declarado Monumento Histórico Artístico Nacional en el
año 1981.
Si estáis interesados en ser socios
del Círculo, las tarifas son las siguientes: Cuota de inscripción: 30 €. Tarifa
mensual: 20 €. Para las personas en situación de desempleo, la cuota mensual
será de 15 €. No obstante, cualquier persona puede
acceder al Círculo para tomarse un café o incluso comer en la Pecera, es
recomendable reservar. Por el precio de 4€, se puede acceder a la terraza con
el fin de contemplar maravillosas vistas
de Madrid.
En el número 36 de la calle de Alcalá, se encuentra un
edificio que no destaca arquitectonicamente, pero que tiene tras de sí una
larga historia, nos referimos al “Depósito Hidrográfico”. Se trata de una
institución que comenzó su andadura a finales del reinado de Carlos III, con el
objeto de custodiar la gran cantidad de documentación que se venía acumulando
como consecuencia de los descubrimientos y los avances científicos que tenían
como objeto el estudio de los mares, especialmente realizados en el siglo XVIII por los marinos
y exploradores españoles como: Jorge Juan, Antonio de Ulloa y Vicente Tofiño de San Miguel.
Será en el año 1789 cuando comience su
andadura la institución encargándose de custodiar los fondos documentales de diversas
expediciones maritimas, el Atlas marítimo de España que habían realizado unos
años antes con la participación de geógrafos, cartógrafos, botánicos y
naturalistas, bajo la supervisión científica
de Vicente Tofiño de San Miguel.
En 1797 el depósito dio un paso más
encargándose de la realización y rectificación de cartas marinas para la
navegación, en especial aquellas zonas que tenían que ver con las posesiones
españolas en ultramar.
La documentación crecía de tal manera
que fue necesario construir un nuevo edificio. El rey Carlos IV adquirió unas
casas situadas en la calle de Alcalá, se dice que en el lugar donde se había
establecido años antes la Fonda de la Cruz de Malta, aunque sin poder
concretarse estos datos, algunas fuentes indican que la Fonda estuvo situada en
la vecina calle del Caballero de Gracia. Será en el año 1801 cuando Carlos IV,
encargue al arquitecto Manuel Martín Rodríguez la construcción del edificio
para la nueva sede de la Dirección Hidrográfica.
Manuel Martín, construyó un edificio
de dos plantas, utilizando granito en la planta inferior y ladrillo en la segunda planta. La tercera
planta que podemos contemplar en la actualidad, es obra del arquitecto Severiano
Sainz de Lastra, quien la levantó en el año 1856 junto a la actual terraza que
seguramente sustituyó al anterior tejado.
En el año 1909, desaparece la
Dirección de Trabajos Hidrográficos, y en el año 1931, se hacen cargo de los
servicios hidrográficos el Estado Mayor
de la Armada, el Observatorio de Marina y la Subsecretaría de la Marina
Mercante, pasando los fondos en 1932 al Museo Naval. El edificio de la calle de
Alcalá pasa a depender del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes,
que había sido un vieja aspiración de este Ministerio. En la actualidad el edificio sigue
perteneciendo al Ministerio de Cultura.
Antes de continuar muestro paseo en
dirección Sol para recordar la historia de la calle de Alcalá, realizaremos un
alto en el camino para tomarnos unos
cafés virtuales en dos de los más elegantes establecimientos que
existieron en esta zona de Madrid. En el edificio contiguo al Círculo de Bellas
Artes número 40 actual de la calle de Alcalá estuvieron en su día los cafés
"Negresco" y "La Granja El Henar".
El “Café Negresco” fue inaugurado en
el año 1926, destacando su magnífica terraza que servía de observatorio de los
acontecimientos que ocurrían en el Madrid en la década de los años veinte
hasta muy entrada la década de los años cuarenta. Como en casi todos los
cafés famosos de Madrid, el Negresco no iba a ser menos, así que en él se
formaron famosas tertulias con intervinientes como: Jacinto Benavente, Enrique
Jardiel Poncela, Julio Romero de Torres, León Felipe. A las tertulias
asistieron mujeres como: Eloísa Muro y
Carmen Ponce de León.
El
café Negresco fue reformado en el
año 1934 por el arquitecto Jacinto Ortiz Suárez, convirtiéndose en un referente
en cuanto a decoración y arquitectura.
La fachada fue revestida de mármol
negro procedente de Bélgica y de granito del pueblo gerundense de Camprodón. La
novedosa decoración de la fachada incorporó un cartel con el nombre del Café
fabricado en latón pavonado, e iluminado con luces de neón.
La fachada disponía de grandes
ventanales realizados en carpintería metálica como ejemplo de arquitectura racionalista de la época.
En el interior Jacinto Ortiz utiliza
elementos estructurales metálicos y por primera vez queda oculta la instalación
eléctrica y la ventilación forzada mediante un falso techo de escayola.
La planta sótano se utilizaba como
almacén y bodega. En su planta baja quedó situado el café con la cervecería y en la planta principal se instaló el salón de té y el salón de baile.
Otras novedades fueron la
incorporación del mostrador refrigerado para exhibir los productos a la venta.
En cuanto a la decoración de la planta
baja, destacaban las columnas revestidas en mármol de color verde, la
iluminación se basaba en luces
indirectas y apliques de aluminio montados en columnas y paredes.
Mediante una escalera con peldaños
forrados en goma negra y paredes con espejos parabólicos, se accedía a los
salones de té y baile. En la planta superior destacaba la decoración con
pintura en las paredes a base de estuco imitando al pergamino.
La gran novedad del Negresco,
consistía en un sistema de renovación de aire, manteniendo la atmósfera limpia
de humos. El sistema permitía conseguir un ambiente cálido en época invernal y
conseguir una cierta frescura en verano.
En el mismo edificio, junto al Negresco, se encontraba el “Café La Granja El Henar”.
En el año 1910, El ganadero Fermín Lomba de la Pedraja, establece un negocio de
venta de quesos, manteca y leche en la calle de Alcalá con el nombre “Granja El
Henar”.
Como el negocio marchaba bastante
bien, en el año 1912, Fermín Lomba decide ampliar el negocio incorporando un
Café en el establecimiento y ofreciendo otros productos novedosos como: Yogurt,
cremas, kéfir (proceso de fermentación de la leche parecido al del yogurt,
intervienen varias bacterias, entre ellas el lactococus lactis, lactococus
cremoris, L.biovar diacetylactis, leuconostoc mesenteroides, lactobacillus
plantarum, lactobacillus Casei y kluyveromices marxianus), cervezas, y
horchata, sin olvidarnos de la leche que también servía a domicilio. En su afán de innovar
comerciaría la Crema Henar, un rico postre, para tomarlo con fresas.
Al café Granja El Henar, asistía casi
todos los días el filósofo José Ortega y Gasset a reunirse con algunos
tertulianos. Ya en el año 1924 se convoca un concurso para la decoración y
reforma del local, siendo el ganador el proyecto presentado por los arquitectos
Carlos Arniches Moltó y Martín Domínguez Esteban.
Tertulia en el Café El Henar, Ramón María del Valle Inclán en el centro de la imagen
Un año después, el Café se convirtió
en un lugar de referencia para literatos, artistas, políticos y paseantes,
deseosos de disfrutar de su magnífica terraza en plena calle de Alcalá.
El Café disponía de coquetos rincones diseñados para las tertulias, un
gran salón de té y un patio interior.
El café Granja El Henar comenzó de
inmediato a congregar gran número de tertulias, entre las que destacó la
dirigida por Ramón María del Valle-Inclán, la de Manuel Azaña, la tertulia de
veterinarios dirigida por Félix Gordón Ordás, que finalizada la Guerra Civil
sería nombrado Presidente de la República Española en el exilio. Otro de los
ilustres asistentes al Café sería el escritor Ramón J. Sender.
En el centro de la imagen, edificio que albergó a los cafés, Negresco y La Granja El Henar
Los miembros de la Generación del 98 y
de la Generación del 27, asistían al café Granja El Henar y a su vecino el Café
Negresco. Los cafés sobrevivieron a la guerra, pero será al final de la década
de los años 40, cuando el Banco Popular, compre el edificio, desapareciendo los
dos emblemáticos cafés. Con el tiempo, el edificio fue dividido en dos espacios
diferentes y con distintas fachadas, en la actualidad están ocupados por
dependencias oficiales.
Después de recordar a los viejos
cafés, continuamos nuestro recorrido por la calle de Alcalá hasta alcanzar el
edificio del Ministerio de Educación y Ciencia en el número 34 que fue
inaugurado en el año 1.928.
Anteriormente, en el año 1779 el empresario vasco Juan Antonio de los
Heros, construyó en la calle Alcalá número 34 (actual) un edificio para
dedicarlo a diversos usos como, depósito de vidrios elaborados en la Real
Fábrica de Cristales de la Granja, posteriormente fue residencia del Infante
don Sebastián Gabriel de Borbón y Braganza (1811-1875), a quien se lo había
cedido su prima la reina Isabel II. En el edificio también vivió el pintor José
Madrazo. Con la Revolución de 1868 el edificio se convirtió en la residencia
del regente general Serrano. El Consejo
de Ministros ocupo la Casa de los Heros el
1 de enero de 1871.
Por Real Decreto en el año 1915 la casa de los Heros pasa a depender del
Ministerio de la Guerra. Pasarían solo unos meses y el Ministro de Instrucción
Pública solicitaba al Ministro de
Hacienda la cesión de la casa de los Heros para construir el Ministerio de
Instrucción Pública y Bellas Artes. En la primavera de 1916, se encargaba al
arquitecto Ricardo Velázquez Bosco,
presidente de la Junta Facultativa de Construcciones Civiles, la redacción de
los proyectos de obras, para la construcción de un nuevo edificio con la estimable
ayuda del arquitecto Francisco Javier de Luque y López.
Para darnos una idea de la valía de
ambos arquitectos, recordaremos que Ricardo Velázquez Bosco construyo en Madrid edificios como el Palacio de
Velázquez en el Retiro, el edificio del Ministerio de Agricultura en Atocha, el
Instituto Geológico y Minero o la
Escuela de Minas ambos en la calle de Ríos Rosas. Por su parte Francisco Javier
de Luque y López, sustituyó a Velázquez Bosco a su muerte en el año 1923,
finalizando tanto el edificio de la calle de Alcalá como los dos edificios de
Ríos Rosas.
Entrada por la calle de Alcalá
Las obras del nuevo edificio se ocultaron
a la vista de los peatones. En un principio se pensó en la demolición del
interior del viejo edificio respetando las fachadas, pero en el año 1920, se
realiza un nuevo proyecto que contempla la construcción total de un nuevo edificio incluidas las fachadas tanto
de la calle de Alcalá como la posterior de la calle de Los Madrazos. Las obras
fueron adjudicadas al contratista don Cándido Casalderrey Solla, finalizándose
las mismas en el año 1928.
La
fachada principal presenta tres arcos de medio punto y un cuerpo central
de dos pisos, destacando las seis
columnas jónicas de gran tamaño. El cuerpo central está coronado con un
frontón semicircular, dividido por el escudo de España. El tercer cuerpo recorrido por pilastras acanaladas, en origen
se encontraban rematadas por ocho
estatuas sobre temas heráldicos. En el último piso del edificio destaca
la galería o logia adintelada con
columnas jónicas.
En primer término el edificio del Ministerio, a continuación el Depósito Hidrográfico y al fondo el Círculo de Bellas Artes
En la década de los ochenta del pasado
siglo, se reformó la parte superior de la fachada de la calle de Alcalá
eliminándose seis de las ocho estatuas que adornaban la fachada, las dos
estatuas que sobrevivieron fueron colocadas a la altura de la segunda planta.
También se amplió el edificio por la calle de Los Madrazo números 15 y 17,
construyéndose la zona que hasta entonces había servido de aparcamiento para
los funcionarios.
Continuamos nuestro paseo por la calle
de Alcalá y en el cruce con la calle de Cedaceros, podemos contemplar otro edificio
que también tiene su historia y que resumiremos brevemente.
El edificio es conocido con el nombre de “Sociedad Nuevo
Club” siendo construido en el año 1902 por el arquitecto barcelonés José Grases
Riera, que como recordaremos había construido el edificio de la Equitativa.
Se trata de un Club de Recreo de la Cámara De Comercio y Asociación Empresarial. En origen la Sociedad fue formada por jóvenes ingleses procedentes de familias aristocráticas de Madrid.
La planta baja del edificio fue
dedicada al alquiler de locales comerciales. Las primeras tiendas que abrieron
fueron la joyería Kaas Fréres
procedentes de París, una tienda de plantas y flores denominada La Paulide y una tienda de ropa de lujo para señoras que
se llamó Modern Style y que importaba los modelos de París.
Con el transcurrir de los años y como
suele ser habitual, los negocios fueron cambiando de dueños. En el año 1909,
abre la Camisería Burgos, que todavía
mantiene abiertas sus puertas en la calle Cedaceros número 2.
En el año 1912, la joyería parisina
pasa a denominarse J. Díaz y en el año 1933, la joyería cierra sus puertas y en
el local, se instalará uno de los cafés más elegantes de Madrid, el "Café
Ivory".
El Café fue diseñado por los
arquitectos Eduardo Nueda y Diego Méndez González que diseñaron una
fachada en mármol, cristal y metal, con
grandes ventanales que se abrían y cerraban automáticamente, la fachada fue
construida por la Casa Nicoli y los mecanismos de cierre por la Veneciana S. A.
En el interior destacaban sus magníficos sillones y las mesas revestidas de
cristal vitrolite. (El vitrolite es un mosaico de vidrio opaco, pigmentado y
que se utilizó tanto en interiores como exteriores de muchos edificios Art Deco
de la década de los años 30 del Siglo XX. Su superficie brillante se prestaba a
los diseños más elegantes y los diseñadores lo utilizaban como azulejos para
crear murales de mosaico). La decoración de los techos se realizó en madera de Guibourtia de color rojizo aunque
se la conoce por el nombre comercial de “bubinga”. (Se encuentra en África
Central, principalmente en Camerún y Gabón, se trata de una madera muy resistente a la acción de los hongos y de las termitas).
Los mostradores se construyeron en
duraluminio, material muy novedoso para la época. El contratista de la
obra fue don Francisco Izquierdo.
Durante la Guerra Civil, el Ivory permaneció abierto,
sirviendo cervezas, licores y aperitivos diversos. Desconocemos la fecha de su
cierre que debió de ser en la década de los años 40.
En el edificio contiguo número 22 de
la calle de Alcalá, también se encontraba otro de los cafés más famosos de
Madrid, el “Café Maison Dorée”, que abrió sus puertas en el año 1905.
En verano, el Café salía a la calle
con la instalación de la terraza donde se establecían tertulias con
participantes tan famosos como: Pedro
Muñoz Seca, Eduardo Marquina Angulo o
Carlos Arniches Barreda.
El “Café Maison Dorée”, se anunciaba
como café-brasserie y sus dueños, Gisbert y Grasses, le dieron un gusto
francés. El café destacaba por su decoración y por permitir la entrada a las
señoras. El café cerró sus puertas en la década de los 40 del Siglo XX.
Paseando por la calle de Alcalá más de
uno se habrá tomado un refrigerio en la Cafetería Nebraska situada en el número
18 entre el Teatro Alcázar y el edificio del Banco de Bilbao.
Tomando un café, recordaremos
brevemente la historia del edificio
donde nos encontramos. A principio del Siglo XX, se instaló en el lugar un
pequeño teatro de variedades denominado “Ideal Japonés” o “Salón Japonés”. En
el salón Japonés se dio a conocer la célebre cupletista Consuelo Bello con el
nombre artístico "La Fornarina", donde interpretó “El pachá Bum-bum”
que provoco un gran escándalo al desnudarse en el escenario y que desembocó en
el cierre del teatro.
La Fornarina, triunfó en gran número de ciudades españolas y otras
europeas como: Viena, Oporto, París, Montecarlo o Londres.
En el espacio que dejó el “Ideal
Japonés”, la familia Gallardo, instaló el “Café el Lion d'Or”, que abrió sus
puertas en el año 1906, destacando su decoración en estilo Luis XV, los muros
estaban adornados por tapices rojos de extraordinaria vistosidad donde se
representaban especialmente escenas sobre cinegética, el mobiliario estaba
compuesto por mesas de mármol procedente de las canteras a cielo abierto
de Mañaria en la provincia de Vizcaya.
El local destacaba por su cerveza y
pronto se convirtió en uno de los cafés más importantes de Madrid gracias a las
tertulias de la Generación del 98 y posteriormente del 27. Una de las tertulias
más destacadas del Café fue la de los humoristas.
Terraza del antiguo Café Lion d'Or
Pocos años antes de la apertura del
Café, en concreto en el año 1903, se instaló en el edificio la compañía de seguros Gresham Life Assurance
Society Limited, colocando un gran cartel identificativo en la azotea del
edificio, por cuyo motivo el edificio era conocido como la casa o “El Edificio de La Gresham”.
Edificio de La Cresham el día del hundimiento del Café
Al comienzo de la década de los años
20, se comenzaron a construir tanto el Banco Bilbao como el actual Teatro
Alcázar. Las obras del Teatro Alcázar, provocaron el hundimiento del suelo del
Café Lion d´Or el 26 de marzo de 1921. Pese al elevado número de heridos, solo
hubo que lamentar la muerte de una de las personas afectadas un mes más tarde
del accidente.
Como suele ser habitual y no
escarmentamos, durante la ejecución de las obras del Alcázar, los vecinos del
edificio de La Gresham ya habían percibido ruidos y temblores en las paredes,
el propietario, acompañado por un
técnico inspeccionaron el edificio concluyendo que no existía peligro.
El arquitecto que construyó el
edificio, Celestino Aranguren Alonso, se
opuso a las obras del Teatro Alcázar desde su inicio, entendiendo que
por la forma en que se estaban realizando las mismas, suponían un riesgo para
la integridad de su edificio. Celestino Aranguren se personó en el lugar del
siniestro para realizar una investigación de las causas del accidente,
sufriendo un ataque al corazón, y falleciendo poco después.
Imagen del Edificio de la Gresham con el teatro Alcázar a su derecha
Los perítos encargados de analizar el
estado del edificio, concluyeron que había que derribar todo el edificio, no
obstante el arquitecto Antonio Ferreras Posadillo, se empeñó en salvar el
edificio de La Gresham. El edificio se rehabilitó y las obras del Alcázar y del
Banco Bilbao, se finalizaron, permitiendo la apertura del Café Lion d’Or hasta su cierre en el año 1963.
El espacio fue ocupado por la Cafetería Nebraska, que podemos disfrutar en la
actualidad.
Ya conocemos la historia del edificio
de La Gresham y una vez reconfortados con el café que nos hemos tomado en
Nebraska, nos disponemos a disfrutar de una comedia en el Teatro Alcázar
(actualmente Cofidis). El Teatro Alcázar tiene una larga historia a sus
espaldas, sin olvidarnos de algunos acontecimientos trágicos que ocurrieron en
sus instalaciones y de los que más adelante hablaremos.
En el solar que en la actualidad ocupa
el Teatro Alcázar correspondiente al número 20 actual de la calle de Alcalá, se
instalaron los “Refrescos Ingleses” soda y helados a quince céntimos que le
hacían la competencia al café, tan arraigado entre los madrileños. Los
Refrescos Ingleses triunfaron y para incrementar el negocio se trasladaron a la
calle Alcalá número 4.
Al trasladarse de lugar los Refrescos
Ingleses, su espacio fue ocupado por el empresario Antonio Moriones, para abrir
el Trianón Palace en el año 1911. Se trataba de un teatro de variedades donde
triunfaron artistas como Susana Aura, Paulette Darty, La Goya y muy
especialmente la Fornarina.
Las estrellas que actuaban en el
Trianón Palace, llegaron a cobrar hasta 240 pesetas, cantidad inimaginable para
los comienzos del Siglo XX. Se cuenta que la célebre cantante de copla Raquel
Meyer, se vio obligada a actuar gratis durante una temporada a causa de un
litigio que perdió en los tribunales, demandada por el empresario Antonio
Moriones.
Pero todo llega a su fin y así en
Febrero de 1920, el Trianón Palace
cerrará sus puertas.
El Trianón Palace fue derribado con la
intención de construir en el solar un complejo que albergaría casa de citas de
lujo, sala de juego, un cabaré, salones sociales, piscina y un teatro. Como el
espacio del antiguo teatro era pequeño, los propietarios adquirieron otras
fincas adjuntas que llegaban hasta la calle de Arlabán. El mecenas de todo esto
era Modesto González de la Hoz, que
tenía la ilusión de recrear en Madrid el lujo de capitales europeas como París.
Teatro Alcázar, a la derecha de la imagen podemos observar las iniciales de la Cresham
Con la llegada de la dictadura de
Primo de Rivera, se prohibieron los juegos de azar y las casas de citas. En este orden de cosas
los propietarios solo pudieron poner en marcha el nuevo teatro con el nombre de
Cine Teatro Alkazar que abrió sus puertas en el año 1925 con la obra “Madame
Pompadour. Para la puesta en marcha del Teatro, se contrató a José Juan
Cadenas, que llegó a ser presidente de
la Sociedad General de Autores.
Por este teatro han pasado figuras de
la talla de Celia Gámez, Zori y Santos,
Manolo Gómez Bur y sin olvidarnos de
Amparo Rivelles y Lina Morgan.
El Teatro Alcázar fue proyectado por
el arquitecto Eduardo Sánchez Eznarriaga, quien no llegó a ver finalizado su
proyecto. Las obras fueron finalizadas por el arquitecto Eduardo Lozano Lardet.
Al comienzo de los años 30, el Teatro
cesó como tal y se convirtió en sala de cine. Durante la guerra civil el
edificio fue gestionado por los sindicalistas
de la CNT que pretendían programar un teatro de formación política y que
resultó un completo fracaso. En abril de 1938 se cambió el nombre al Teatro
pasando a denominarse Lope de Vega. Sería en 1940 cuando el Teatro recupere de
nuevo su nombre abriendo con el nombre de Alcázar sin la “K” ya que la censura
no permitía esta letra por considerarla de procedencia extranjera.
En los sótanos del edificio se
encontraba el antiguo “Cabaret Lido” y desde el patio de butacas del Teatro, se
oía el ruido de la música por la mala insonorización.
El Lido cerró sus puertas para, tras
una remodelación dar paso a la Discoteca Alcalá 20 que abrió sus puertas en
Septiembre de 1883. El 17 de diciembre tres meses después de su inauguración,
con la sala llena, un incendió provocó ochenta y dos muertes y veinticuatro
personas sufrieron heridas de gravedad.
En el Teatro se representaba el
musical “Por la calle de Alcalá”, que hubo de suspenderse temporalmente.
En la actualidad bajo el Teatro se
encuentra la nueva Discoteca Coco Madrid, un local completamente reformado y
que cuenta con las medidas de seguridad más avanzadas de Europa, dispone de un
aljibe en el sótano para más de 150000 litros de agua.
La mañana del 15 de junio de 2013 la
última planta del edificio, sufrió un
incendio, pero afortunadamente sin consecuencias, salvo tres heridos leves y la
inundación del Teatro.
Recomendamos a todos los paseantes por
la calle de Alcalá, admirar la magnífica fachada del Teatro que fue restaurada
en el año 2004 y si eres aficionado al teatro podrás admirar su hermosa sala
con capacidad para 800 personas.
A partir del 26 de abril de 2012 el
Teatro es patrocinado por la Empresa Cofidis, pasando a llamarse Teatro
Alcázar-Cofidis.
Hemos analizado la historia de los
edificios del Teatro Alcázar y de la Cresham y ahora nos toca conocer el impresionante edificio con fachadas a las
calles Sevilla y Alcalá y situado frente al edificio de la antigua sede de la Equitativa, construido
entre 1921 y 1923, se trata de la antigua
sede del Banco Bilbao. El edificio se construyó sobre un solar con mucha
historia y que interesa conocer.
Dependiente de La Real Cartuja del
Paular, se encontraba en Madrid a finales del Siglo XVI una
Hospedería de los Cartujos en la calle Alcalá, esquina con Ancha de
Peligros (actual calle de Sevilla). Los monjes Vivian en estado de clausura,
pero la Hospedería llegó a ser muy famosa por una escultura instalada en la
fachada representando a San Bruno, obra que fue realizada en piedra por el
portugués Manuel Pereira. Al parecer la imagen se acompañaba de la siguiente
inscripción: "Hablaría si no fuera cartujo". Recordar que se ha
considerado a San Bruno como el fundador de la Cartuja.
Se cuenta que el Rey Felipe IV cuando
se trasladaba desde el Alcázar al Palacio del Buen Retiro, se detenía para
contemplar la imagen de San Bruno.
En el año 1836 con la desamortización
de Mendizábal, la Hospedería fue derruida. Por suerte se salvó la escultura
realizada a tamaño natural, mide 1,69 x
0,70 x 0,60 cm y que en la actualidad se encuentra en La Real Academia de
Bellas Artes de San Fernando.
Con el derribo de la Hospedería, el
solar fue ocupado por el Café Suizo, que fue inaugurado el 3 de junio de 1845
por Pedro Fanconi y Francisco Matossi
dos hombres de negocios suizos, que a modo de las franquicias actuales abrieron
otros cafés en ciudades como: Bilbao, Burgos, Zaragoza y Santander. Durante los años 1880 al 1891 los socios del
Casino de Madrid estuvieron ocupando parte del Café por no disponer de sede.
El Café disponía de un aforo para 500 personas, con grandes columnas y un mobiliario compuesto de mesas de mármol de
diversos colores con pequeñas banquetas sin respaldo y forradas de terciopelo
encarnado, también se disponía de divanes de terciopelo rojo, grandes espejos,
y paredes cubiertas de felpa color escarlata
complementaban la decoración. El Café disponía de seis grandes ventanales orientados a la calle de Alcalá
y a la calle Sevilla, que como ya hemos
indicado se denominaba anteriormente calle ancha de Peligros. Como innovación, el
Café Suizo disponía de un salón reservado a las mujeres y al que no podían acceder
los hombres.
La costumbre de la época era servir
“agraz o verjus”, que se trataba de un
zumo ácido conseguido a través de los racimos de uva verde. En aquella época
también se preparaba una especie de salsa formada por un fondo ácido preparado
con zumo de uva verde o de acedera,
finas hierbas y algunas especias, hasta que comenzó a ser desplazado por el
limón. En la antigua Grecia ya se consumía y muy especialmente en la Edad
Media.
Confluencia de las calles Sevilla y Alcalá, a la izquierda de la imagen se puede contemplar el edificio de la Cresham y el Teatro Alcázar |
El Café Suizo era el centro de
tertulias a las que asistían personalidades como Santiago Ramón y Cajal o los
hermanos Bécquer.
El café permaneció abierto hasta su
derribo en el año 1919. En este año, el Banco de Bilbao compró el solar dejado
por el Café Suizo con el fin de levantar su nueva sede en Madrid. El nuevo
edificio, se corresponde con el número 16 de la actual calle de Alcalá.
El Banco de Bilbao, convocó un
concurso público para la construcción del edificio, concurso que fue adjudicado
al arquitecto bilbaíno Ricardo Bastida y
Bilbao. Para comprender la categoría artística de este bilbaíno indicaremos que
ya en 1923 propuso un plan de expansión de la capital vizcaína por la Ría de
Bilbao hasta su desembocadura en el mar, este proyecto considerado como algo
visionario, con el tiempo desembocaría en la actual área metropolitana de
Bilbao.
Ricardo Bastida diseñó una fachada
principal en curva, dividida por ocho
grandes columnas centrales de tres pisos de altura, y coronado por dos
torreones de cinco metros de altura con dos grandes esculturas representando a
unas cuadrigas.
En la construcción y decoración del
edificio participaron otros artistas bilbaínos como Quintín de la Torre que
diseñó los cuatro esculturas o atlantes de mármol colocados en la parte
superior de la fachada delante de la balaustrada, Aurelio Arteta participó en el diseño de los
doce murales que decoran el vestíbulo central, Higinio Basterra diseñó las dos
cuadrigas situadas sobre los torreones.
Para la realización de las esculturas
de las cuadrigas fueron necesarias casi 25 toneladas de cobre, bronce, hierro y
plomo. Las cuadrigas, se recubrieron de una lámina de latón dorado con paños de
oro. El color negro que podemos observar en la actualidad, se debe al
recubrimiento con pintura durante la Guerra Civil para evitar que sirvieran de
referencia a los aviones franquistas en los bombardeos sobre Madrid.
El proyecto del arquitecto bilbaíno
consistió en dos edificios que ocupaban el solar situado entre las calles de
Alcalá, Sevilla y Arlabán. Un edificio monumental, con fachada curva entre las
calles Alcalá y Sevilla y el edificio bancario, con fachada a la calle Arlabán.
Ambos edificios quedaron articulados mediante una gran rotonda, o vestíbulo de
honor, que imprimió carácter a todo el proyecto. El piso bajo del edificio
principal de dos alturas, lo ocupaban comercios, las escaleras principales y un
paso de carruajes y de servicio. El edificio bancario se proyectó para que las dependencias del
banco ocupasen solo las plantas inferiores, dejando las superiores para
oficinas. Los dos edificios quedaron
unidos mediante galerías que confluían en la gran rotonda monumental. Los edificios fueron
construidos con estructura de hormigón armado y muros de granito.
La rotonda monumental está cubierta
por una vidriera en forma de cúpula sustentada por 24 columnas dóricas de alabastro, que forman un
dodecágono. La cúpula, fue realizada por la casa Maumejean. En la parte
superior de la rotonda el artista Aurelio Arteta pintó doce murales de seis
metros cuadrados cada uno representando las formas y costumbres del pueblo
vasco: El trabajo intelectual, las
cargadoras del muelle, la recolección, el sembrador, los descargadores del
muelle, el astillero, la fundición, el ferrocarril, la llegada del pesquero, la
mina, las artes y pescadores en el muelle.
A los pies de los torreones, podemos
contemplar el escudo de Madrid obra realizada por Quintín de la Torre, siendo
asimismo el autor de la decoración de la fachada principal.
Las obras del conjunto arquitectónico
ascendieron a la cantidad de 4 millones de pesetas.
Durante la Guerra Civil, el edificio es incautado y convertido en Palacio de los
Partidos, colocándose en la fachada las siglas de los partidos del Frente
Popular y de los sindicatos, asimismo, una bandera con la hoz y el martillo
coronaba la azotea
En el año 1975, el Banco adquirió las
fincas colindantes de las calles Sevilla y Arlabán para ampliar las
instalaciones. Las obras se encargaron al arquitecto se San Sebastián Pedro
Bidagor Lasarte. La entidad bancaria creció hasta los 18.759 metros cuadrados.
Las obras, se dieron por finalizadas en 1981.
En el año 2001 el edificio fue
rehabilitado. En el año 2007, el banco de Bilbao, queda convertido en Bilbao
Vizcaya Argentaria (BBVA), trasladándose al parque empresarial Foresta, en Las
Tablas y realizando un trueque con la sociedad inmobiliaria GMP, que adquirió el
edificio de Alcalá 16, dedicándolo al mercado del alquiler.
En el año 2010, el edificio de Alcalá
16, es arrendado a la Comunidad de
Madrid para instalar en él la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del
Territorio.
El conjunto, está declarado Bien de
interés Cultural por Patrimonio Histórico, en la categoría de Monumento con
fecha 4 de junio de 1977.
Los aficionados al mundo del cine,
recordarán que en la película de Alex de la Iglesia “La Comunidad”, en una de
las escenas se puede contemplar a la a actriz Carmen Maura colgada de una de
cuadrigas. La escena se rodó sobre una réplica de la cuadriga.
En este punto, completamos la segunda
parte de nuestro recorrido por la calle de Alcalá. Dejamos pendiente una
tercera parte que nos llevará desde Cibéles hasta las antiguas Escuelas
Aguírre.
Un trabajo maravilloso. Es un regalo fantástico para todos los que quieren saber cosas de Madrid. ¡Muchas gracias!
ResponderEliminar¿Para cuando la 3ª parte?
Excelente trabajo que nos sitúa en el Madrid de una época tan importante como los siglos XIX y principios del XX, para entender parcialmente nuestra actualidad. Gracias Pepe
ResponderEliminar