miércoles, 5 de agosto de 2015

CALLE DE ALCALA 2ª PARTE

        En la primera parte de nuestro recorrido por la calle de Alcalá, analizamos los edificios actuales y desaparecidos entre la Puerta del Sol y las calles de Sevilla y Virgen de los Peligros. En la segunda parte y con el mismo formato, continuaremos nuestro recorrido hasta la Plaza de Cibeles.
        Cruzando la calle Peligros otro edificio se levanta majestuoso, el Edificio de La Unión y el Fénix Español. Fue construido entre los años 1928 y 1931, por el arquitecto vallisoletano, Modesto López Otero, con la colaboración de Miguel de los Santos. Modesto López Otero realizó otras construcciones en la ciudad de Madrid como: La Ciudad Universitaria, el Hotel Gran Vía, el Colegio Nuestra Señora del Recuerdo o los Almacenes Rodríguez.
El edificio La Unión y el Fénix Español, se construyó como clínica y  sede de la antigua compañía de seguros La Unión y el Fénix Español, siendo uno de los primeros rascacielos de Madrid. En el año  2006 el edificio es comprado por la cadena de hoteles High Tech, albergando desde entonces el Hotel Petit Palace Alcalá Torre que dispone de 66 habitaciones con vistas de 360 grados.


Edificio de la Unión y el Fénix Español, junto a las Calatravas
Modesto López Otero, que había visitado Viena y algunas ciudades de Estados Unidos, diseño un edificio donde se aprecia una evolución desde sus primeras obras en estilo ecléctico a un estilo imitando las construcciones americanas. Situado en el número 23 de la calle de Alcalá, haciendo esquina con  la calle Virgen de los Peligros, dispone de 12 plantas coronado por una escultura en bronce del Ave Fénix cuya obra no ha quedado clara, siendo atribuida según las fuentes a Vicente Camps Bru o  Josep María Camps i Arnau.

Calle de Alcalá en el año 1906,  sin los rascacielos del Banco Vitalicio y la Unión y el Fénix

Este edificio está compuesto por dos cuerpos con  estructura de hormigón armado y con las fachadas revestidas de piedra blanca. Destacando el  cuerpo acristalado de la primera terraza del edificio, realizada posteriormente por  Fernando García Mercadal para acoger un restaurante.

Imagen  de la calle de Alcalá, donde podemos apreciar las diferencias con la imagen de principios del Siglo XX
Junto al antiguo edificio de La Unión y el Fénix Español, se encuentra una de las construcciones más emblemáticas de Madrid, la iglesia de las Calatravas, que perteneció al Monasterio Real de la Concepción, que se estableció en la zona a finales del Siglo XVII y que fue derribado en el año 1872.

En el año 1623, el Convento de la Concepción Real de Comendadoras de la Orden de Calatrava, se encontraba padeciendo múltiples penurias en la localidad alcarreña de Almonacid de Zorita, y por mandato del rey Felipe IV se trasladan a Madrid instalándose primero en la calle de Santa Isabel, posteriormente en la calle de Atocha y por último en la calle de Alcalá junto a Peligros.
La historia del convento está ligada a la Orden Militar de Calatrava, fundada en el siglo XII con el fin de  defender las posesiones cristianas del sur de la península de los ataques musulmanes.


Iglesia de las Calatravas finales del Siglo XIX
El equivalente femenino de las órdenes militares fueron los monasterios que acogían  a las esposas e hijas de los esposos y padres que partían a la guerra. De esta forma, surgieron las religiosas Comendadoras de Calatrava, como rama femenina de la Orden de Calatrava.
El Convento e Iglesia, pronto se convierten en uno de los centros religiosos más populares de Madrid. El convento de las Calatravas, llegó a convertirse en una especie de palacio de la Corte, donde se albergaban gentes de la grandeza.
El esplendor del convento comenzó su declive con la desamortización de Mendizábal en el año 1836 y posteriormente durante el Sexenio Democrático (1868-1874). En el año 1872, es derribado el convento, conservándose la iglesia gracias a la intervención de  Manuel Silvela y de Le Vielleuze, político español aunque nacido en París,  que en una sesión de las Cortes el 9 de marzo de 1870, consiguió obtener del Gobierno el compromiso de respetar la iglesia.
La iglesia de la Concepción Real de Calatrava  conocida  como iglesia de las Calatravas, mandada construir por Felipe IV, se encuentra ubicada en la calle Alcalá nº 25 junto al antiguo edificio de La Unión  y el Fénix Español es una clara muestra del barroco madrileño.


Interior del templo de las Calatravas
El diseño y construcción, se debe al arquitecto  Fray Lorenzo de San Nicolás, la iglesia fue terminada por Isidro Martínez y Gregorio Garrote. La construcción se llevó a cabo  entre los años 1670 y 1678.
La iglesia tiene planta de cruz latina, con un crucero y una cúpula, constituida por un tambor de ocho ventanas, cuatro abiertas y cuatro cegadas. Dentro de la iglesia se pueden observar capillas dedicadas a los patronos de algunas cofradías.
En la iglesia destaca el retablo del Altar Mayor, realizado por José Benito de Churriguera, entre 1720 y 1724, en estilo barroco.
El exterior de la iglesia fue remodelado por Juan de Madrazo en el año 1858 por encargo de Francisco de Asís, marido de la reina Isabel II en estilo romántico, con un característico colorido rosáceo  que cubre toda la fachada.  Tanto en el interior como en exterior de la iglesia aparece la Cruz de Calatrava.


Fachada de la iglesia de las Calatravas
Durante la Guerra Civil, la iglesia no sufrió grandes desperfectos, pero con el paso de los años se fue deteriorando, hasta que a comienzos del Siglo XXI, se acometió una ambiciosa remodelación en especial las cubiertas, la limpieza de fachadas  recuperando el revoco original y se procedió a la restauración completa del interior.
El templo es declarado Bien de Interés Cultural, con la categoría de Monumento, desde el año 1905.
La iglesia de las Calatravas tiene su propia leyenda. Al parecer la iglesia se levantó sobre el solar perteneciente al antiguo palacio de una familia aristócrata, cuya hija fue uno de los primeros amores extraconyugales de Felipe IV. La chica dio a luz un niño que moriría a los 8 años. El Rey ordenó levantar un monasterio al que llamó "Convento de la Concepción Real".


Junto a la Iglesia de las Calatravas, podemos admirar el edificio que fue  sede del Banco Mercantil e Industrial en Madrid. En la actualidad alberga diversas direcciones generales y la Secretaría General Técnica de la Consejería de Educación de la Comunidad Autónoma de Madrid. El edificio también alberga la denominada “Sala Alcalá 31”, inaugurada en 2002 como lugar de exposiciones. En el vestíbulo del sótano todavía de conserva la puerta de la caja fuerte del antiguo banco.


Fachada del edificio del Banco Mercantil e Industrial en la calle de Alcalá
El edificio, fue uno de los últimos levantados por el arquitecto Antonio Palacios Ramilo entre los años 1933 y 1945, construido con dos fachadas que dan a la calle Alcalá número 31 y a Caballero de Gracia números 32-36. La fachada de la calle Alcalá dispone de un mirador integrado en un arco triunfal apoyado en pilastras y rematado por un cuerpo de columnas.
La fachada de Caballero de Gracia se compone de  dos cuerpos simétricos y convexos con cierta similitud a la fachada del Oratorio del Caballero de Gracia.


Fachada de Caballero de Gracia, dentro del círculo el emblema del Banco Mercantil
En la construcción del edificio, Antonio Palacios, utiliza la cantería conjuntamente con las vidrieras y nuevos materiales como el pavés en fachadas, acero inoxidable en la tribuna y el acristalamiento de la bóveda de medio cañón de la sala de operaciones.
El nuevo edificio fue construido como sede de grandes empresas  y  sindicatos nacionales.


Escudo del Banco Mercantil Industrial
Antonio Palacios Ramilo, nacido en Pontevedra, realizó grandes obras en la ciudad de Madrid como: El Palacio de Comunicaciones (actual Ayuntamiento de Madrid), el Círculo de Bellas Artes, el Hospital de Jornaleros o el actual Instituto Cervantes. Antonio Palacios fue el diseñador de las primeras estaciones de Metro de Madrid y el logotipo romboidal, por el que todos reconocemos el transporte suburbano de Madrid.

El actual número 39 de la calle Alcalá esquina con Caballero de Gracia en el inicio de la Gran Vía, se encuentra el  edificio Metrópolis que todos hemos fotografiado en alguna ocasión. Recordaremos de forma breve  la historia de este espacio de Madrid. A principios del Siglo XX se llevó a cabo la construcción de la Gran Vía, siendo necesario derribar diversos inmuebles para ganar espacio. Sobre el  solar ocupado por el edificio Metrópolis antes del inicio de las obras se encontraba  un grupo de  casas entre las que destacaba la denominada  “Casa del Ataúd” y que fueron adquiridas por la compañía de seguros La Unión y el Fénix Español para la construcción entre 1907 y 1911 de su sede en Madrid.

La calle de Alcalá año 1893 con la Casa del Ataúd en el centro de la imagen
El concurso para la construcción del edificio fue adjudicado a los arquitectos franceses Jules y Raymond Fevrier, quienes empezaron las obras en el año 1907, siendo finalizadas por el español Luis Esteve  en el año 1910.
Para  la construcción se utilizó el hormigón armado, técnica no habitual en aquella época. La altura del edificio  de 45 metros, 6 plantas y 2 sótanos, fue considerado el edificio más alto de Madrid, hasta que en el año 1921, fue construido el edificio del Palacio de la Prensa en la Gran Vía con una altura de 58 metros.

Año 1910, edificio de La Unión y el Fénix Español a punto de finalizar las obras, a la derecha de la imagen se aprecia un esquinazo de la iglesia de San José
Del edificio destacan las  plantas superiores, en estilo neo renacentista,  adornadas con columnas corintias y entablamentos que sirven de pedestal a estatuas alegóricas del Comercio, la Agricultura, la Industria y la Minería. En la  fachada podemos contemplar hasta 11 grupos escultóricos, el principal, ubicado al pie de la cúpula, es obra de Mariano Benlliure,  los restantes son obras de los escultores Saint Marceaux y L. Lambert. Pedro Estany esculpió las figuras del ave fénix que aparecen decorando las dos fachadas.
La torre circular está coronada por una cúpula de pizarra con incrustaciones doradas, que por su semejanza con el casco de los bomberos se denomina "estilo Pompier". En la parte más alta de la cúpula se situaba el símbolo de la compañía, una estatua alegórica de bronce del Fénix sobre el cual había una figura humana  representando a Ganimedes, obra del escultor René de Saint-Marceaux.

Edificio Metrópolis en la actualidad
La colocación de la figura del Fénix tubo su anécdota, sobre la  cúpula no se colocó el ave fénix corporativo (un ave fénix saliendo de las llamas), la escultura que se colocó de seis metros de altura y 1.500 kilos de peso, realizada en cobre y fundida en París, mostraba a un joven descalzo con el brazo derecho en alto sentado sobre una de las alas desplegadas del ave.
En nuevo diseño fue del agrado de la Compañía y decidieron adaptarlo como nuevo logo. El ave fénix resurgiendo de sus cenizas había sido sustituida por la del rapto de Ganimedes por parte de Zeus.


Cúpula del edificio Metrópolis
Hemos hablado del edificio, pero también es justo que sepamos los orígenes del mismo. La Unión y el Fénix Español, compañía de seguros, se formó con la fusión de “El Fénix Español”, creada al comienzo de los años sesenta del Siglo XIX y con sede en la calle  Jacometrezo, y “La Unión”, fundada en el año 1856 y con sede social en la Carrera de San Jerónimo. La unión de ambas compañías se realizó en el año 1869.
La sede quedó establecida en el antiguo palacio del marqués de Salamanca, en la calle Salustiano Olózaga. Como las dependencias se les habían quedado pequeñas, decidieron construir el nuevo edificio de la calle de Alcalá. El traslado de las oficinas se realizó en el año 1911.
Emblema de La Unión y el Fénix Español
Recordemos que esquina a la calle Peligros, la compañía construyó unos años más tarde entre 1928 y 1931 un nuevo edificio, destinado a clínica y oficinas.
La Unión y el Fénix Español siguió creciendo con el paso de los años, y ante la falta de espacio decidieron levantar un nuevo edificio en el Paseo de la Castellana número 33, en el solar que había dejado libre el palacio de Montellano. La nueva sede fue proyectada por el arquitecto Luis Gutiérrez Soto, ganador del concurso de adjudicación que se convocó en el año 1964.
A principios de los setenta, la Unión y el Fénix Español vendió el edificio de la calle de Alcalá a la aseguradora Metrópolis por 120 millones de pesetas. Los antiguos propietarios decidieron llevarse la estatua que coronaba el edificio a su nueva sede en el Paseo de la Castellana.
El edificio del Paseo de la Castellana 33 pertenece a la Mutua Madrileña que lo adquirió en el año 1996, al Grupo formado por AGF Unión Fénix. Hoy podemos seguir contemplando la figura alada en la parte superior del edificio.


Emblema del edificio Metrópolis
La aseguradora Metrópolis, comenzó la rehabilitación del edificio de la calle de Alcalá y como este se había quedado descabezado con la retirada de la figura del Fénix, se convocó un concurso en el año 1973 para buscar un elemento que sustituyese a la antigua figura, pero el concurso quedó desierto.
Finalmente Metrópolis encargó al escultor Federico Coullaut Valera la realización de una escultura para coronar su edificio. Coullaut propuso realizar una victoria alada, de seis metros de altura, hecha en bronce y de 3.000 kilos de peso y a pesar de ciertas críticas, hoy la “victoria alada” sigue coronando el edificio Metrópolis.


Cruzando la Gran Vía de inmediato nos encontramos con la Iglesia de San José situada en el número 43 de la calle de Alcalá, que se construyó anexa al monasterio de San Hermenegildo.
Antes de comentar la historia y  características de la iglesia, tendremos un breve recuerdo para el antiguo convento.

Plano de Pedro Texeira año 1656, convento de San Hermenegildo
El Convento de San Hermenegildo pertenecía a la congregación de la orden de carmelitas descalzos, fue fundado en 1586 por  orden de Felipe II. Al frente de las obras del convento se encontraba fray Nicolás de Jesús y María. Finalmente, las obras del convento se finalizan en el año 1605 con Felipe III en el poder. La financiación del convento se realizó con las donaciones del propio Felipe II y de los madrileños.
Si observamos el plano de Pedro Texeira, el convento se extendía entre las calles: Alcalá, Torres (actual Marques de Valdeiglesia), Siete Chimeneas (actual Infantas) y Barquillo, sobre  una extensión de 202.668 pies.
Con la desamortización de Mendizábal en 1836, el convento deja de tener actividad religiosa, siendo derribado en el año en el año 1870, respetándose la iglesia. Los fondos de la biblioteca se trasladaron a la Biblioteca Nacional. Al derribarse el convento, en sus terrenos se abre la Plaza del Rey, se construyen casas particulares y se ensanchan  las calles aledañas.
En el año 1730 con Felipe V en el poder y siendo Corregidor de la Villa el Marqués de Vadillo, se encargó a Pedro de Ribera la construcción de una  nueva iglesia para celebrar los oficios religiosos del convento de carmelitas de San Hermenegildo.

Calle Alcalá e iglesia de San José año 1900.
Como era costumbre en la época, Pedro de Ribera diseñó la iglesia en estilo barroco, se trata de un templo de considerables dimensiones, con gran ornamentación en la fachada, las tres puertas de acceso tienen verjas forjadas por Juan Gil. En  la entrada principal se puede contemplar la cruz de los carmelitas y  una hornacina con la imagen de la Virgen del Carmen realizada por Robert Michel en 1750. El interior está formado por una nave de cañón y su correspondiente cúpula, en el interior destacan por su gran belleza obras de arte, como  la capilla de Santa Teresa, el Cristo crucificado de Alonso de Mena y el San José de  Luis Salvador Carmona. La construcción del templo finalizo en el año 1748, encontrándose al frente de las obras José de Arredondo y Fausto Manso.

En el circulo, se encuentra una placa que nos recuerda la primera misa de Lope de Vega
Placa  recordando a Lope de Vega en San José
La iglesia del antiguo convento, paso a ser la parroquia de San José tras el abandono de los carmelitas por la desamortización de Mendizábal en el año 1836. El edificio del convento fue demolido en 1870 construyéndose en su lugar el Teatro Moratín que posteriormente se llamó  Apolo.

Finales del Siglo XIX, a la izquierda de San José, se aprecia perfectamente la casa del cura

Año 1910, Teatro Apolo a la derecha de San José
Pero retrocedamos a 1910, año del comienzo de la construcción de la Gran Vía. El proyecto de esta calle tan emblemática de Madrid, se llevó por delante algunas calles y muchos edificios colindantes, entre los edificios desaparecidos  estaba la casa del cura de la parroquia de San José, edificio colindante a la iglesia. Posteriormente en 1912 el arquitecto Juan Moya e Idígoras, amplió los laterales de la iglesia tanto en anchura como en altura para adaptarlos a los nuevos edificios, cambiando de un plumazo la fachada original.
La antigua Casa del Cura, se puede considerar como el punto de partida del primer tramo de la Gran Vía.
Por un error histórico se comentó que en la iglesia de San José contrajo matrimonio Simón Bolívar con María Teresa del Toro y Alayza en el año 1802. El error fue debido a que en las proximidades había otra iglesia con el mismo nombre, y como recordatorio existe una placa informativa en la calle Gravina. En la primitiva iglesia del convento en el año 1614, celebró su primera misa el dramaturgo Lope de Vega. Para terminar nuestra visita a San José, recomendamos una visita a su interior para admirar sus obras de arte.


 Como hemos reseñado en párrafos anteriores en el lugar que dejo libre el convento de San Hermenegildo se construyó el teatro Moratín  entre los años 1871 y 1873, bajo el proyecto de los arquitectos franceses P. Chanderlot y F. Festau.
La construcción del teatro, fue promovida por el banquero  Gargallo, con la idea de dedicarlo a representaciones dramáticas y  comedia.
Para la construcción del Teatro se utilizó piedra blanca y hierro fundido, con la idea de disminuir los riesgos de incendio. La  fachada estaba presidida por tres grandes arcos  que formaban un vestíbulo semi-circular, por el que entraban y salían carruajes, dejando al público junto a la  entrada interior,  dos puertas laterales completaban el acceso.


 El teatro fue inaugurado el 23 de marzo de 1873. El proyecto inicial del Teatro era representar comedia española, pero debido a su lejanía del centro de Madrid y el excesivo precio de las entradas unos 18 reales, provocó que el teatro pasase por malos momentos. No obstante, con la mejora de las comunicaciones en Madrid, especialmente el tranvía y con el cambio del género de comedia al género de zarzuela, el Apolo llegó a convertirse en uno de los teatros más importantes de Madrid. Obras como, La verbena de la Paloma, La Revoltosa, Agua, Azucarillos y Aguardiente o  Doña Francisquita, fueron algunas de las zarzuelas que se representaron en el Apolo.
El Teatro tenía un aforo de 2200 personas y tenía la particularidad de programar una cuarta sesión con obras más subidas de tono, “la cuarta de Apolo”, y que comenzaba a partir de las 12 de la noche.
En Septiembre de 1895, se dio por finalizada  la famosa función “cuarta del Apolo”, debido a la orden ministerial promovida por el Ministro de Gobernación, Juan de la Cierva, prohibiendo cualquier representación teatral después de las doce treinta de la noche.

Pero todo tiene su principio y su final, y así después de algunos fracasos, el Teatro cerró sus puertas el 30 de junio de 1929, siendo comprado por el Banco de Vizcaya, para la construcción de su nueva sede en Madrid. 

Al poco tiempo de derribarse  el teatro, el Banco de Vizcaya levantara un nuevo edificio para su nueva sede social, la ubicación del edificio era la idónea por la importancia de la calle de Alcalá donde se encontraban las sedes de numerosas entidades bancarias.
El edificio, fue proyectado en el año 1930 por el arquitecto bilbaíno Manuel Ignacio Galíndez Zabala y fue construido entre los años 1931 y 1934 por el arquitecto Fernando Arzadún e Ibarrarán natural de Bermeo. El edificio presenta una  arquitectónica perfectamente integrada en el entorno de la calle de Alcalá,  destacando la decoración con arcos de medio punto y pilastras gigantes de la fachada. El edificio está decorado en estilo Art Decó destacando los relieves de figuras aladas que adornan los ángulos superiores de la fachada, realizados por el escultor valenciano José Capuz y el castellonense Juan Adsuara.
En la construcción del edificio se utilizaron materiales como: granito pulido, paneles de bronce en las ventanas y mármol negro en la entrada.
El edificio alberga actualmente el Área de Gobierno de Hacienda y Administración Pública del Ayuntamiento de Madrid.


En nuestro caminar por la calle de Alcalá, en concreto en la esquina con la calle Barquillo, podemos admirar el impresionante edificio del Instituto Cervantes. Recordemos la evolución de este espacio de Madrid, trasladándonos a la década de los años 70 del Siglo XVIII.  

Por medio de los dibujos de Chamandrier, nos podemos hacer una idea de cómo era esta zona de Madrid en el Siglo XVIII, donde existían Casas de Postas debido  a que desde la calle de Alcalá partían y llegaban las diligencias que trasladaban a los viajeros por los distintos pueblos y ciudades de la Península,  siendo necesario dar cobijo a los  viajeros de la época.
Carlos Martínez de Irujo y Tacón, Ministro de Estado y Embajador, en tiempos de Felipe IV y natural de Arzoz en Navarra, fue el primer Marqués de Casa de Irujo.
El II Marques de Casa de Irujo Carlos Martínez de Irujo y McKean, en el año 1836 encargó la construcción de un palacete en la calle de Alcalá esquina a Barquillo al arquitecto Lucio de Olarieta, para su residencia en Madrid.

Transporte colectivo por la calle de Alcalá año 1900

Fue considerado uno de los edificios particulares más importantes de Madrid. El arquitecto Lucio de Olarieta, académico de mérito de la Real Academia de San Fernando, diseñó un edificio con cinco plantas, con su correspondiente sótano y techo abuhardillado, añadiendo un  torreón central. De las cinco plantas, los marqueses se reservaron el piso principal destinando las plantas superiores a viviendas de alquiler. En los bajos del edificio, se abrió en el año 1838 el célebre Café Cervantes.
 En la calle de Alcalá, a partir de mediados del Siglo XIX, comenzaron a llegar famosos cafés, donde se reunía la alta sociedad y eran los espacios elegidos por los tertulianos de los distintos grupos culturales. Uno de los cafés más antiguos de la zona fue el Cervantes.
Finalizada la Guerra de la Independencia y bajo el reinado de Fernando VII, se inauguró junto al Convento de San Hermenegildo el denominado Café de Solís, que fue famoso por sus bailes de máscaras. En el año 1838, el Café de Solís cambia su nombre por el de Café de Cervantes, ampliando su oferta de ocio con exposiciones de todo tipo, desde retratos hasta exhibición de animales exóticos de todo el mundo.


Unos años más tarde el Cervantes se transforma en pequeño teatro sin abandonar las funciones de café. Con la desamortización de Mendizábal de 1836, que afectó al convento de San Hermenegildo, el Café Teatro de Cervantes, se traslada a los bajos del palacio de Casa de Irujo en la esquina de Barquillo y Alcalá en el año 1868. Su nuevo propietario, Juan Losa López, se esmeró en crear un ambiente agradable para su distinguida clientela.
Después de diversos conflictos laborales con el personal del Café, en el año 1899 el Cervantes cambia de  propietario pasando a manos de Pérez Suarez, que lo transforma creando un café de lujo. El Cervantes fue uno de los  primeros cafés en instalar terrazas en la calle, que fue muy del agrado de los parroquianos.

Reparación del pavimento en la calle de Alcalá junto al Palacio del Marques

Cuando parecían tiempos felices para el Cervantes, llego el año 1904 y en la fiesta de trabajo, el gremio de camareros solicitó la abolición de la ley denominada  “las mecánicas” que obligaba al personal operario a dejar una parte de su sueldo para reponer la vajilla que se rompía. La mayoría de los empresarios de los cafés accedieron a la petición de los trabajadores, pero el propietario del Cervantes se negó en rotundo, siendo boicoteado por Asociación de Camareros.
A este boicot, se sumó una noticia de prensa del periódico  “El Escándalo” que público una noticia de dudosa veracidad. Una  marquesa bastante famosa en el Madrid de principios de Siglo se comentaba que todos los días de bañaba en leche de vaca y luego se la vendía al Café de Cervantes. A partir de esta noticia, los parroquianos comenzaron a abandonar el Cervantes. 

El banquero uruguayo, Augusto J. Coelho junto a empresarios inmigrantes españoles, fundó en Buenos Aires en el año 1887, el Banco Español del Río de la Plata. Con posterioridad, la Sociedad se planteó la tarea de instalar una sucursal en Madrid.
La Sociedad adquirió en el año 1910, el palacio de Casa Irujo en la esquina de Barquillo con Alcalá. El edificio fue derribado para la construcción de un nuevo edificio más acorde a sus nuevas funciones como entidad bancaria. Para llevar a cabo el proyecto, se contrató a dos de los mejores arquitectos, el pontevedrés Antonio Palacios Ramilo y el donostiarra Joaquín Otamendi Machimbarrena, ambos arquitectos, ya llevaban un tiempo trabajando en equipo y en estos años se encontraban construyendo el actual Ayuntamiento de Madrid en la Plaza de Cibeles y el Hospital de Jornaleros en la calle Maudes.


La nueva sede del Banco Español Río de la Plata, se levantará sobre los 18.000 metros cuadrados pertenecientes al derribado palacio de Casa de Irujo. La realización de la obra corrió a cargo del contratista  Celestino Madurell.
Como la mayoría de las edificaciones, del arquitecto Antonio Palacios diseña el edificio con grandes espacios y muy diáfanos. Destaca el  gran patio de operaciones. Las plantas superiores son diseñadas para su uso como oficinas. El edificio se construye sobre una planta,  cuadrada,  alrededor de la cual se organizan los espacios de trabajo, todo el conjunto está cubierto por una magnífica vidriera que daba luz a todo el recinto.
La estructura se realiza con hormigón armado,  utilizando materiales de la mejor calidad, granito azul de Berrocal, mármol blanco y gris procedente de Italia en el exterior, en su interior, en el gran vestíbulo de la planta baja se emplea  el mármol verde, el bronce  y madera de caoba en los mostradores.

El patio central, se encuentra delimitado por diez columnas jónicas realizadas en granito pulido. Para soportar la primera planta se emplean estructuras metálicas de hierro. En los sótanos se encontraba la cámara acorazada, que posteriormente  fue bautiza como Caja de las Letras por el Instituto Cervantes.
El Banco abrió sus puertas en abril de 1918 y siempre se  ha conocido el edificio como  “Edificio de las Cariátides” por las  esculturas situadas en el chaflán entre las calles Barquillo y Alcalá. Las Cariátides y los capiteles jónicos de las  columnas, son obra de Ángel García Díaz.
En el año 1947 el Banco Central, se fusiona con el Banco Español Río de la Plata y el  Edificio de las Cariátides pasa a ser la sede del Banco Central. Como consecuencia de la fusión se reformo el edificio, desapareciendo el vestíbulo central y las vidrieras de la cúpula. Asimismo se construyó un edificio anexo en la calle de Barquillo realizado por el arquitecto Manuel Cabanyes.

En el año 1991 el Banco Central se fusionaría con el Banco Hispano Americano formando el Banco Central Hispano. Pocos años después, en 1999, el BCH se fusionaría con el Banco Santander para formar el BSCH, que más tarde pasará a denominarse Grupo Santander.
El edificio terminó en manos del Ayuntamiento de Madrid, que  en el año 2003 lo permutó con el Gobierno de España por el Palacio de Comunicaciones.
En 2006 el primitivo edificio del Banco Español del Río de la Plata fue rehabilitado para convertirse en la nueva sede del Instituto Cervantes.

En este punto de nuestro recorrido, cruzaremos a la acera de los pares para continuar nuestro paseo en sentido inverso hasta la calle de Sevilla.
Iniciaremos nuestro recorrido, recordando el antiguo Palacio de Casa Riera. En el año 1757, en la esquina de Alcalá con la calle del Turco (actual Marques de Cubas), se encontraba la casa-palacio propiedad del Conde de Miranda.

A comienzos del siglo XIX la casa fue derribada para construir un nuevo palacio conocido como la Casa de los Alfileres en alusión a la dote de la duquesa de Abrantes. Posteriormente la casa-palacio fue habitada por distintas personalidades hasta que fue adquirida por  el marqués de Casa Riera que realizó una gran reforma y una decoración a su gusto personal, aunque nunca llegó a vivir en el palacio, estando en situación de abandono durante largos años.
El marqués de Casa Riera compro la casa al comienzo de los años 30 del siglo XIX para su mujer Raimunda Gibert, pero antes de finalizar la década, el matrimonio se fue a vivir a París donde fallecieron.
La construcción del palacio corrió a cargo de uno de los más famosos arquitectos de la época, Aníbal Álvarez Bouquel, que construyó casi en paralelo el Palacio de Gaviria.


Los edificios de la imagen, han venido a sustituir al Palacio y jardines de Casa Riera

Como solía  ser habitual en el Madrid de la época el abandono del palacio dio lugar a una leyenda en la que alguien relacionado con el marquesado, tuvo un desengaño amoroso muriendo un hombre asesinado en el jardín, junto a una bella mujer vestida de blanco. Según la leyenda en el lugar se plantó un ciprés, jurando el marqués y sus descendientes, no ocupar la casa hasta que no se secase el ciprés.
En el año 1893 la casa-palacio es derribada por su nuevo propietario el sobrino del marqués de Casa Riera  Alejandro Mora y Riera, que edificó un nuevo edificio a cargo del arquitecto Rodríguez  Avial. Para su construcción se emplearon como materiales, la piedra, el ladrillo y la pizarra. Curiosamente, el edificio tampoco fue habitado,  porque Alejandro vivía casi de continuo en París falleciendo en la capital parisina en 1915.
En el año 1917, se abrió la calle del Marqués de Casa Riera que dividió la zona ajardinada. En la parte del  jardín que quedó separada del palacio, se construyó el edificio del Círculo de Bellas Artes.

El edificio que podemos contemplar en la actualidad en el lugar que ocupó el antiguo palacio justo frente al Círculo de Bellas Artes, fue  construido en la década de los años 30. Desde el año 1935 en la esquina con Marqués de Cubas se encontraba la expendeduría central de Tabacalera. Al final de la Guerra Civil, el edificio fue ocupado por la Secretaría General del Movimiento, instalándose en la fachada principal un gran escudo con el yugo y las flechas, ocupando tres pisos de altura. En el año 1977 con la democracia instaurada en España, desaparece la Secretaría General del Movimiento y el gran escudo es desmontado.
En los años 90 del pasado Siglo, el edificio se transforma en oficinas, rehabilitándose el jardín que prácticamente se encontraba desaparecido, porque había sido utilizado como zona de aparcamiento.
El diseño del nuevo jardín, fue responsabilidad de las  paisajistas Carmen Añón y Myriam Silber, ideando un jardín que nos recuerda a los jardines modernos de principios del Siglo XX con diseños geométricos de boj, fuentes y pérgolas realizadas en hierro.
En esta imagen de 1923 podemos observar el Palacio a la izquierda y la construcción del Circulo de Bellas Artes a la derecha
En los bajos del edificio de oficinas que dan a la calle Alcalá, se encuentra el centro cultural y librería catalana, denominada “Blanquerna”, en homenaje a los orígenes catalanes del Marqués de Casa Riera.
Para poder disfrutar del jardín, que mejor que sentarnos en la terraza del Club Pale con entrada por el número 2 de la calle del Marqués de Cubas.
No podemos abandonar la contemplación de los jardines, sin tener un recuerdo para el Convento de las Baronesas que un día ocuparon este espacio de la calle de Alcalá.
El convento popularmente llamado de las Baronesas se edificó bajo la advocación  de la Natividad y San José. La construcción del convento, se inició a mediados del Siglo XVII por el maestro de obras Juan Lobera y finalizado en el año 1700 por su yerno Juan de Pineda. Se le conocía como Convento de las Baronesas por haberse levantado en un solar propiedad de Beatriz de Silveyra, baronesa de Castell Florido.
En el convento, destacaba la iglesia, cuyas trazas seguían el modelo de la época, planta de cruz latina, con crucero y cúpula sobre pechinas.

En el año 1925, las obras del Circulo de Bellas Artes ya han avanzado

El Marquesado de Casa Riera fue creado el 24 de febrero de 1834 por la reina regente María Cristina de Borbón-Dos Sicilias, durante el reinado de Isabel II a favor de Tomás Felipe Riera y Rosés, diputado a Cortes.
Tomás Felipe Riera nació en Barcelona el 20 de diciembre de 1790 y falleció en París el año 1881. Compró el palacio de la calle de Alcalá  y el solar contiguo que había pertenecido al convento de las Baronesas,  demolido con la desamortización de Mendizábal en 1836.
Posiblemente a la mayoría no nos diga nada el nombre de Casa Riera, pero seguramente la mayoría de los madrileños haya oído hablar de la recientemente fallecida reina Fabiola de Bélgica.
Fabiola era hija del IV Marques de Casa Riera Gonzalo de Mora y Fernández del Olmo (1887-1957) y de     Blanca de Aragón y Carrillo de Albornoz.  Fabiola nació en el Palacio de Zurbano en la calle Fernando el Santo, propiedad del Marquesado de Casa Riera y que en la actualidad es la sede del Ministerio de Fomento.

Cruzando la calle Marques de Casa Riera, nos encontramos con el edificio del Círculo de Bellas Artes, el edificio se construyó en parte de los jardines del palacio del marques de Casa Riera.


Las primeras noticias que se tienen de la creación del Círculo de Bellas Artes datan del año 1879, cuando un grupo de artistas, especialmente pintores, se unieron para formar una asociación de artistas vinculados  a las bellas artes.
La asociación de artistas, creció rápidamente en número de socios, viéndose obligados a cambiar de locales en diversas ocasiones, así en 1880, la sede se encontraba en la calle Barquillo, posteriormente la sede se trasladó a la calle de la Madera, calle Lobo, calle Abada y a la calle de la Libertad, en el año 1894 la sede volvió a la calle Barquillo para posteriormente en 1900 trasladarse a la calle de Alcalá número 7, y más tarde  al Edificio de la Equitativa de la calle de Alcalá.

El Círculo de Bellas Artes, necesitaba una sede estable y en el año 1919 la Sociedad convocó un concurso público para la construcción de su nueva sede en el espacio  que había estado ocupado por los jardines del palacio del Marqués de Casa Riera, en la calle de Alcalá número 42. El concurso quedo desierto por no convencer a los socios que formaban el jurado. Finalmente se encargó a uno de los socios, el arquitecto Antonio Palacios Ramilo, la realización de las obras del edificio.
 Para comprender la importancia de Antonio Palacio en la arquitectura madrileña, basta con indicar que Palacios fue el arquitecto de edificios tan emblemáticos como el Palacio de Comunicaciones (actual Ayuntamiento de Madrid), el Banco Central (actual Instituto Cervantes)  o el Palacio de Maudes en la zona de C. Caminos.
Antonio Palacios diseñó un edificio multifuncional de estimables proporciones y bastante altura, que incumplía las ordenanzas municipales. Después de diversas negociaciones, se consigue la licencia municipal de obras, y estas se realizan entre 1921 y 1926 sobre una planta rectangular  con trazas clasicistas.


El edificio consta de nueve plantas, con una altura de 48 metros la fachada tiene una tendencia piramidal, con abundante  ornamentación, como la  escultura  de la diosa Minerva situada en la azotea, obra de José Luis Vassallo. Tiene un peso aproximado de 3000 kilos y mide seis metros y medio de altura y fue fundida en bronce en la localidad de Arganda del Rey.
Minerva, hija de Júpiter y Metis,  era una diosa guerrera que en vez de la fuerza usaba la inteligencia. Aconsejaba a los hombres técnicas para vencer, se la representa con un búho, símbolo de la sabiduría y una serpiente enroscada. Queremos aclarar que la Minerva romana se corresponde con la griega Atenea, por cuya razón se la suele conocer por los dos nombres indistintamente.
Para entender la importancia del edificio, reseñaremos las peculiaridades más significativas:
El primer sótano se encuentra destinado a los temas de ocio y deporte: Gimnasio, sala de baile, bar, esgrima entre otros.


En el segundo sótano, se encuentra destinado a las funciones propias de la conservación del edificio, almacenaje de productos y otros servicios.
En la planta baja, se encuentran los vestíbulos, miradores y salas de exposiciones y conferencias.
En el entresuelo se encuentran las zonas de recreo y mirador.
Planta principal, está destinada a la celebración de grandes fiestas, así como conferencias y reuniones. En esta planta se encuentra un cine-teatro que se prolonga hasta la primera planta y el entresuelo.
El edificio dispone de dos áticos  uno  destinado a biblioteca y el otro a sala de recreos y oficinas de la junta directiva.
A continuación de los áticos se encuentran  dos plantas aterrazadas, una de ellas para los comedores y cocinas y la segunda estudios y exposiciones de Bellas Artes.
En el interior del edificio destaca  la escalera en estilo barroco de doble tiro para  unir las distintas plantas del edificio.
 El edificio fue remodelado en varias ocasiones, la  última en el año 1995 por el arquitecto Mas-Guindal. Numerosas personalidades del arte, la cultura y la ciencia han formado parte del Círculo, como por ejemplo: Julio Romero de Torres, Santiago Ramón y Cajal, Julio Camba, Rafael de Penagos.

Imagen para el recuerdo, la calle Alcalá a principios del Siglo XX, al fondo la Plaza de Cibeles

Asimismo, Jacinto Benavente, Ramón María del Valle Inclán, Carlos Arniches o  Picasso en su juventud eran asiduos del Círculo de Bellas Artes.
Entre las  tradiciones del Círculo destaca el baile de máscaras que se celebra todos los años durante el carnaval, su antigüedad se remonta al celebrado en el Teatro de la Comedia en 1891 y desde 1931 se viene repitiendo en la sede de la calle de Alcalá.
El edificio fue declarado  Monumento Histórico Artístico Nacional en el año 1981.
Si estáis interesados en ser socios del Círculo, las tarifas son las siguientes: Cuota de inscripción: 30 €. Tarifa mensual: 20 €. Para las personas en situación de desempleo, la cuota mensual será de 15 €. No obstante, cualquier persona puede acceder al Círculo para tomarse un café o incluso comer en la Pecera, es recomendable reservar. Por el precio de 4€, se puede acceder a la terraza con el fin de contemplar  maravillosas vistas de Madrid.

En el número  36 de la calle de Alcalá, se encuentra un edificio que no destaca arquitectonicamente, pero que tiene tras de sí una larga historia, nos referimos al “Depósito Hidrográfico”. Se trata de una institución que comenzó su andadura a finales del reinado de Carlos III, con el objeto de custodiar la gran cantidad de documentación que se venía acumulando como consecuencia de los descubrimientos y los avances científicos que tenían como objeto el estudio de los mares, especialmente  realizados en el siglo XVIII por los marinos y exploradores españoles como: Jorge Juan, Antonio de Ulloa  y Vicente Tofiño de San Miguel.
Será en el año 1789 cuando comience su andadura la institución encargándose de custodiar  los fondos documentales de diversas expediciones maritimas, el Atlas marítimo de España que habían realizado unos años antes con la participación de geógrafos, cartógrafos, botánicos y naturalistas, bajo la supervisión científica  de Vicente Tofiño de San Miguel.
En 1797 el depósito dio un paso más encargándose de la realización y rectificación de cartas marinas para la navegación, en especial aquellas zonas que tenían que ver con las posesiones españolas en ultramar.


La documentación crecía de tal manera que fue necesario construir un nuevo edificio. El rey Carlos IV adquirió unas casas situadas en la calle de Alcalá, se dice que en el lugar donde se había establecido años antes la Fonda de la Cruz de Malta, aunque sin poder concretarse estos datos, algunas fuentes indican que la Fonda estuvo situada en la vecina calle del Caballero de Gracia. Será en el año 1801 cuando Carlos IV, encargue al arquitecto Manuel Martín Rodríguez la construcción del edificio para la nueva sede de la Dirección Hidrográfica.
Manuel Martín, construyó un edificio de dos plantas, utilizando granito en la planta inferior y  ladrillo en la segunda planta. La tercera planta que podemos contemplar en la actualidad, es obra del arquitecto Severiano Sainz de Lastra, quien la levantó en el año 1856 junto a la actual terraza que seguramente sustituyó al anterior tejado.
En el año 1909, desaparece la Dirección de Trabajos Hidrográficos, y en el año 1931, se hacen cargo de los servicios hidrográficos  el Estado Mayor de la Armada, el Observatorio de Marina y la Subsecretaría de la Marina Mercante, pasando los fondos en 1932 al Museo Naval. El edificio de la calle de Alcalá pasa a depender del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes, que había sido un vieja aspiración de este Ministerio. En la actualidad el edificio sigue perteneciendo al Ministerio de Cultura.


Antes de continuar muestro paseo en dirección Sol para recordar la historia de la calle de Alcalá, realizaremos un alto en el camino para tomarnos unos  cafés virtuales en dos de los más elegantes establecimientos que existieron en esta zona de Madrid. En el edificio contiguo al Círculo de Bellas Artes número 40 actual de la calle de Alcalá estuvieron en su día los cafés "Negresco"  y   "La Granja El Henar".


El “Café Negresco” fue inaugurado en el año 1926, destacando su magnífica terraza que servía de observatorio de los acontecimientos que ocurrían en el Madrid en la década de los años  veinte  hasta muy entrada la década de los años cuarenta. Como en casi todos los cafés famosos de Madrid, el Negresco no iba a ser menos, así que en él se formaron famosas tertulias con intervinientes como: Jacinto Benavente, Enrique Jardiel Poncela, Julio Romero de Torres, León Felipe. A las tertulias asistieron mujeres como: Eloísa Muro y  Carmen Ponce de León.
El  café Negresco fue  reformado en el año 1934 por el arquitecto Jacinto Ortiz Suárez, convirtiéndose en un referente en cuanto a decoración y arquitectura.


La fachada fue revestida de mármol negro procedente de Bélgica y de granito del pueblo gerundense de Camprodón. La novedosa decoración de la fachada incorporó un cartel con el nombre del Café fabricado en latón pavonado, e iluminado con luces de neón.
La fachada disponía de grandes ventanales realizados en carpintería metálica como ejemplo de  arquitectura racionalista de la época.
En el interior Jacinto Ortiz utiliza elementos estructurales metálicos y por primera vez queda oculta la instalación eléctrica y la ventilación forzada mediante un falso techo de escayola.
La planta sótano se utilizaba como almacén y bodega. En su planta baja quedó situado el café con la  cervecería y en la planta  principal se instaló el  salón de té y el salón de baile.
Otras novedades fueron la incorporación del mostrador refrigerado para exhibir los productos a la venta.
En cuanto a la decoración de la planta baja, destacaban las columnas revestidas en mármol de color verde, la iluminación se basaba en luces  indirectas y apliques de aluminio montados en  columnas y paredes.


Mediante una escalera con peldaños forrados en goma negra y paredes con espejos parabólicos, se accedía a los salones de té y baile. En la planta superior destacaba la decoración con pintura en las paredes a base de estuco imitando al pergamino.
La gran novedad del Negresco, consistía en un sistema de renovación de aire, manteniendo la atmósfera limpia de humos. El sistema permitía conseguir un ambiente cálido en época invernal y conseguir una cierta frescura en verano.
En el mismo edificio, junto al Negresco,  se encontraba el “Café La Granja El Henar”. En el año 1910, El ganadero Fermín Lomba de la Pedraja, establece un negocio de venta de quesos, manteca y leche en la calle de Alcalá con el nombre “Granja El Henar”.


Como el negocio marchaba bastante bien, en el año 1912, Fermín Lomba decide ampliar el negocio incorporando un Café en el establecimiento y ofreciendo otros productos novedosos como: Yogurt, cremas, kéfir (proceso de fermentación de la leche parecido al del yogurt, intervienen varias bacterias, entre ellas el lactococus lactis, lactococus cremoris, L.biovar diacetylactis, leuconostoc mesenteroides, lactobacillus plantarum, lactobacillus Casei y kluyveromices marxianus), cervezas, y horchata, sin olvidarnos de la leche que también servía a domicilio. En su afán de innovar comerciaría  la Crema Henar, un rico  postre, para tomarlo con fresas.
Al café Granja El Henar, asistía casi todos los días el filósofo José Ortega y Gasset a reunirse con algunos tertulianos. Ya en el año 1924 se convoca un concurso para la decoración y reforma del local, siendo el ganador el proyecto presentado por los arquitectos Carlos Arniches Moltó y Martín Domínguez Esteban.

Tertulia en el Café El Henar, Ramón María del Valle Inclán en el centro de la imagen

Un año después, el Café se convirtió en un lugar de referencia para literatos, artistas, políticos y paseantes, deseosos de disfrutar de su magnífica terraza en plena calle de Alcalá.
El Café disponía de coquetos  rincones diseñados para las tertulias, un gran salón de té y un patio interior.
El café Granja El Henar comenzó de inmediato a congregar gran número de tertulias, entre las que destacó la dirigida por Ramón María del Valle-Inclán, la de Manuel Azaña, la tertulia de veterinarios dirigida por Félix Gordón Ordás, que finalizada la Guerra Civil sería nombrado Presidente de la República Española en el exilio. Otro de los ilustres asistentes al Café sería el escritor Ramón J. Sender.

En el centro de la imagen, edificio que albergó a los cafés, Negresco y La Granja El Henar

Los miembros de la Generación del 98 y de la Generación del 27, asistían al café Granja El Henar y a su vecino el Café Negresco. Los cafés sobrevivieron a la guerra, pero será al final de la década de los años 40, cuando el Banco Popular, compre el edificio, desapareciendo los dos emblemáticos cafés. Con el tiempo, el edificio fue dividido en dos espacios diferentes y con distintas fachadas, en la actualidad están ocupados por dependencias oficiales.

Después de recordar a los viejos cafés, continuamos nuestro recorrido por la calle de Alcalá hasta alcanzar el edificio del Ministerio de Educación y Ciencia en el número 34 que fue inaugurado en el año 1.928.
Anteriormente, en el año 1779  el empresario vasco Juan Antonio de los Heros, construyó en la calle Alcalá número 34 (actual) un edificio para dedicarlo a diversos usos como, depósito de vidrios elaborados en la Real Fábrica de Cristales de la Granja, posteriormente fue residencia del Infante don Sebastián Gabriel de Borbón y Braganza (1811-1875), a quien se lo había cedido su prima la reina Isabel II. En el edificio también vivió el pintor José Madrazo.  Con la Revolución de  1868 el edificio se convirtió en la residencia del regente  general Serrano. El Consejo de Ministros ocupo la Casa de los Heros el  1 de enero de 1871.

Por Real Decreto en el año 1915  la casa de los Heros pasa a depender del Ministerio de la Guerra. Pasarían solo unos meses y el Ministro de Instrucción Pública solicitaba al Ministro  de Hacienda la cesión de la casa de los Heros para construir el Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes. En la primavera de 1916, se encargaba al arquitecto  Ricardo Velázquez Bosco, presidente de la Junta Facultativa de Construcciones Civiles, la redacción de los proyectos de obras, para la construcción de un nuevo edificio con la estimable ayuda del arquitecto Francisco Javier de Luque y López.
Para darnos una idea de la valía de ambos arquitectos, recordaremos que Ricardo Velázquez Bosco construyo  en Madrid edificios como el Palacio de Velázquez en el Retiro, el edificio del Ministerio de Agricultura en Atocha, el Instituto Geológico y  Minero o la Escuela de Minas ambos en la calle de Ríos Rosas. Por su parte Francisco Javier de Luque y López, sustituyó a Velázquez Bosco a su muerte en el año 1923, finalizando tanto el edificio de la calle de Alcalá como los dos edificios de Ríos Rosas.

Entrada por la calle de Alcalá

Las obras del nuevo edificio se ocultaron a la vista de los peatones. En un principio se pensó en la demolición del interior del viejo edificio respetando las fachadas, pero en el año 1920, se realiza un nuevo proyecto que contempla la construcción total de un  nuevo edificio incluidas las fachadas tanto de la calle de Alcalá como la posterior de la calle de Los Madrazos. Las obras fueron adjudicadas al contratista don Cándido Casalderrey Solla, finalizándose las mismas en el año 1928.
La  fachada principal presenta tres arcos de medio punto y un cuerpo central de dos pisos, destacando las seis  columnas jónicas de gran tamaño. El cuerpo central está coronado con un frontón semicircular, dividido por el escudo de España. El tercer cuerpo  recorrido por pilastras acanaladas, en origen se encontraban rematadas por ocho  estatuas sobre temas heráldicos. En el último piso del edificio destaca la galería o logia adintelada con  columnas jónicas.
En primer término el edificio del Ministerio, a continuación el Depósito Hidrográfico y al fondo el Círculo de Bellas Artes
En la década de los ochenta del pasado siglo, se reformó la parte superior de la fachada de la calle de Alcalá eliminándose seis de las ocho estatuas que adornaban la fachada, las dos estatuas que sobrevivieron fueron colocadas a la altura de la segunda planta. También se amplió el edificio por la calle de Los Madrazo números 15 y 17, construyéndose la zona que hasta entonces había servido de aparcamiento para los funcionarios.

Continuamos nuestro paseo por la calle de Alcalá y en el cruce con la calle de Cedaceros, podemos contemplar otro edificio que también tiene su historia y que resumiremos brevemente.

El edificio  es conocido con el nombre de “Sociedad Nuevo Club” siendo construido en el año 1902 por el arquitecto barcelonés José Grases Riera, que como recordaremos había construido el edificio de la Equitativa.


Se trata de un Club de Recreo de la Cámara De Comercio y Asociación Empresarial. En origen la Sociedad fue formada por jóvenes ingleses procedentes de familias  aristocráticas de Madrid.
La planta baja del edificio fue dedicada al alquiler de locales comerciales. Las primeras tiendas que abrieron fueron la  joyería Kaas Fréres procedentes de París, una tienda de plantas y flores denominada La Paulide  y una tienda de ropa de lujo para señoras que se llamó Modern Style y que importaba los modelos de París.

Con el transcurrir de los años y como suele ser habitual, los negocios fueron cambiando de dueños. En el año 1909, abre la Camisería  Burgos, que todavía mantiene abiertas sus puertas en la calle Cedaceros número 2.


En el año 1912, la joyería parisina pasa a denominarse J. Díaz y en el año 1933, la joyería cierra sus puertas y en el local, se instalará uno de los cafés más elegantes de Madrid, el "Café Ivory".

El Café fue diseñado por los arquitectos Eduardo Nueda y Diego Méndez González que diseñaron una fachada  en mármol, cristal y metal, con grandes ventanales que se abrían y cerraban automáticamente, la fachada fue construida por la Casa Nicoli y los mecanismos de cierre por la Veneciana S. A. En el interior destacaban sus magníficos sillones y las mesas revestidas de cristal vitrolite. (El vitrolite es un mosaico de vidrio opaco, pigmentado y que se utilizó tanto en interiores como exteriores de muchos edificios Art Deco de la década de los años 30 del Siglo XX. Su superficie brillante se prestaba a los diseños más elegantes y los diseñadores lo utilizaban como azulejos para crear murales de mosaico). La decoración de los techos se realizó en  madera de Guibourtia de color rojizo aunque se la conoce por el nombre comercial de “bubinga”. (Se encuentra en África Central, principalmente en Camerún y Gabón, se trata de una madera muy resistente  a la acción de los hongos y de las termitas). Los mostradores se construyeron en  duraluminio, material muy novedoso para la época. El contratista de la obra fue don Francisco Izquierdo.

Durante la  Guerra Civil, el Ivory permaneció abierto, sirviendo cervezas, licores y aperitivos diversos. Desconocemos la fecha de su cierre que debió de ser en la década de los años 40.

En el edificio contiguo número  22  de la calle de Alcalá, también se encontraba otro de los cafés más famosos de Madrid, el “Café Maison Dorée”, que abrió sus puertas en el año 1905.


En verano, el Café salía a la calle con la instalación de la  terraza  donde se establecían tertulias con participantes tan famosos como:  Pedro Muñoz Seca, Eduardo Marquina Angulo o  Carlos Arniches Barreda.
El “Café Maison Dorée”, se anunciaba como café-brasserie y sus dueños, Gisbert y Grasses, le dieron un gusto francés. El café destacaba por su decoración y por permitir la entrada a las señoras. El café cerró sus puertas en la década de los 40 del Siglo XX.

Paseando por la calle de Alcalá más de uno se habrá tomado un refrigerio en la Cafetería Nebraska situada en el número 18 entre el Teatro Alcázar y el edificio del Banco de Bilbao.
Tomando un café, recordaremos brevemente  la historia del edificio donde nos encontramos. A principio del Siglo XX, se instaló en el lugar un pequeño teatro de variedades denominado “Ideal Japonés” o “Salón Japonés”. En el salón Japonés se dio a conocer la célebre cupletista Consuelo Bello con el nombre artístico "La Fornarina", donde interpretó “El pachá Bum-bum” que provoco un gran escándalo al desnudarse en el escenario y que desembocó en el cierre del teatro.


La Fornarina, triunfó en  gran número de ciudades españolas y otras europeas como: Viena, Oporto, París, Montecarlo o Londres.
En el espacio que dejó el “Ideal Japonés”, la familia Gallardo, instaló el “Café el Lion d'Or”, que abrió sus puertas en el año 1906, destacando su decoración en estilo Luis XV, los muros estaban adornados por tapices rojos de extraordinaria vistosidad donde se representaban especialmente escenas sobre cinegética, el mobiliario estaba compuesto por mesas de mármol procedente de las canteras a cielo abierto de  Mañaria en la provincia de Vizcaya.

El local destacaba por su cerveza y pronto se convirtió en uno de los cafés más importantes de Madrid gracias a las tertulias de la Generación del 98 y posteriormente del 27. Una de las tertulias más destacadas del Café fue la de los humoristas.

Terraza del antiguo Café Lion d'Or

 Pocos años antes de la apertura del Café, en concreto en el año 1903, se instaló en el edificio  la compañía de seguros Gresham Life Assurance Society Limited, colocando un gran cartel identificativo en la azotea del edificio, por cuyo motivo el edificio era conocido  como la casa o “El Edificio de La Gresham”.
                                 Edificio de La Cresham el día del hundimiento del Café


Al comienzo de la década de los años 20, se comenzaron a construir tanto el Banco Bilbao como el actual Teatro Alcázar. Las obras del Teatro Alcázar, provocaron el hundimiento del suelo del Café Lion d´Or el 26 de marzo de 1921. Pese al elevado número de heridos, solo hubo que lamentar la muerte de una de las personas afectadas un mes más tarde del accidente. 
Como suele ser habitual y no escarmentamos, durante la ejecución de las obras del Alcázar, los vecinos del edificio de La Gresham ya habían percibido ruidos y temblores en las paredes, el propietario, acompañado por un  técnico inspeccionaron el edificio concluyendo que no existía peligro.



El arquitecto que construyó el edificio, Celestino Aranguren Alonso, se  opuso a las obras del Teatro Alcázar desde su inicio, entendiendo que por la forma en que se estaban realizando las mismas, suponían un riesgo para la integridad de su edificio. Celestino Aranguren se personó en el lugar del siniestro para realizar una investigación de las causas del accidente, sufriendo un ataque al corazón, y falleciendo poco después.  

                     Imagen del Edificio de la Gresham con el teatro Alcázar a su derecha

Los perítos encargados de analizar el estado del edificio, concluyeron que había que derribar todo el edificio, no obstante el arquitecto Antonio Ferreras Posadillo, se empeñó en salvar el edificio de La Gresham. El edificio se rehabilitó y las obras del Alcázar y del Banco Bilbao, se finalizaron, permitiendo la apertura del  Café Lion d’Or hasta su cierre en el año 1963. El espacio fue ocupado por la Cafetería Nebraska, que podemos disfrutar en la actualidad. 

Ya conocemos la historia del edificio de La Gresham y una vez reconfortados con el café que nos hemos tomado en Nebraska, nos disponemos a disfrutar de una comedia en el Teatro Alcázar (actualmente Cofidis). El Teatro Alcázar tiene una larga historia a sus espaldas, sin olvidarnos de algunos acontecimientos trágicos que ocurrieron en sus instalaciones y de los que más adelante hablaremos.
En el solar que en la actualidad ocupa el Teatro Alcázar correspondiente al número 20 actual de la calle de Alcalá, se instalaron los “Refrescos Ingleses” soda y helados a quince céntimos que le hacían la competencia al café, tan arraigado entre los madrileños. Los Refrescos Ingleses triunfaron y para incrementar el negocio se trasladaron a la calle Alcalá número 4.

Al trasladarse de lugar los Refrescos Ingleses, su espacio fue ocupado por el empresario Antonio Moriones, para abrir el Trianón Palace en el año 1911. Se trataba de un teatro de variedades donde triunfaron artistas como Susana Aura, Paulette Darty, La Goya y muy especialmente la Fornarina.
Las estrellas que actuaban en el Trianón Palace, llegaron a cobrar hasta 240 pesetas, cantidad inimaginable para los comienzos del Siglo XX. Se cuenta que la célebre cantante de copla Raquel Meyer, se vio obligada a actuar gratis durante una temporada a causa de un litigio que perdió en los tribunales, demandada por el empresario Antonio Moriones.
Pero todo llega a su fin y así en Febrero de 1920,  el Trianón Palace cerrará sus puertas.

El Trianón Palace fue derribado con la intención de construir en el solar un complejo que albergaría casa de citas de lujo, sala de juego, un cabaré, salones sociales, piscina y un teatro. Como el espacio del antiguo teatro era pequeño, los propietarios adquirieron otras fincas adjuntas que llegaban hasta la calle de Arlabán. El mecenas de todo esto era  Modesto González de la Hoz, que tenía la ilusión de recrear en Madrid el lujo de capitales europeas como París.
Teatro Alcázar, a la derecha de la imagen podemos observar las iniciales de la Cresham

Con la llegada de la dictadura de Primo de Rivera, se prohibieron los juegos de azar  y las casas de citas. En este orden de cosas los propietarios solo pudieron poner en marcha el nuevo teatro con el nombre de Cine Teatro Alkazar que abrió sus puertas en el año 1925 con la obra “Madame Pompadour. Para la puesta en marcha del Teatro, se contrató a José Juan Cadenas, que llegó a ser  presidente de la Sociedad General de Autores.
Por este teatro han pasado figuras de la talla de Celia Gámez,  Zori y Santos, Manolo Gómez Bur y sin olvidarnos de  Amparo Rivelles y Lina Morgan.
El Teatro Alcázar fue proyectado por el arquitecto Eduardo Sánchez Eznarriaga, quien no llegó a ver finalizado su proyecto. Las obras fueron finalizadas por el arquitecto Eduardo Lozano Lardet.
Al comienzo de los años 30, el Teatro cesó como tal y se convirtió en sala de cine. Durante la guerra civil el edificio fue gestionado por los sindicalistas  de la CNT que pretendían programar un teatro de formación política y que resultó un completo fracaso. En abril de 1938 se cambió el nombre al Teatro pasando a denominarse Lope de Vega. Sería en 1940 cuando el Teatro recupere de nuevo su nombre abriendo con el nombre de Alcázar sin la “K” ya que la censura no permitía esta letra por considerarla de procedencia extranjera.
En los sótanos del edificio se encontraba el antiguo “Cabaret Lido” y desde el patio de butacas del Teatro, se oía el ruido de la música por la mala insonorización.



El Lido cerró sus puertas para, tras una remodelación dar paso a la Discoteca Alcalá 20 que abrió sus puertas en Septiembre de 1883. El 17 de diciembre tres meses después de su inauguración, con la sala llena, un incendió provocó ochenta y dos muertes y veinticuatro personas sufrieron heridas de gravedad.
En el Teatro se representaba el musical “Por la calle de Alcalá”, que hubo de suspenderse temporalmente.


En la actualidad bajo el Teatro se encuentra la nueva Discoteca Coco Madrid, un local completamente reformado y que cuenta con las medidas de seguridad más avanzadas de Europa, dispone de un aljibe en el sótano para más de 150000 litros de agua.
La mañana del 15 de junio de 2013 la última planta del edificio,  sufrió un incendio, pero afortunadamente sin consecuencias, salvo tres heridos leves y la inundación del Teatro.


Recomendamos a todos los paseantes por la calle de Alcalá, admirar la magnífica fachada del Teatro que fue restaurada en el año 2004 y si eres aficionado al teatro podrás admirar su hermosa sala con capacidad para  800 personas.
A partir del 26 de abril de 2012 el Teatro es patrocinado por la Empresa Cofidis, pasando a llamarse Teatro Alcázar-Cofidis.

Hemos analizado la historia de los edificios del Teatro Alcázar y de la Cresham y ahora nos toca conocer  el impresionante edificio con fachadas a las calles Sevilla y Alcalá y situado frente al edificio de la  antigua sede de la Equitativa, construido entre 1921 y 1923, se trata de la antigua  sede del Banco Bilbao. El edificio se construyó sobre un solar con mucha historia y que interesa conocer.  

Dependiente de La Real Cartuja del Paular, se encontraba en Madrid a finales del Siglo  XVI una  Hospedería de los Cartujos en la calle Alcalá, esquina con Ancha de Peligros (actual calle de Sevilla). Los monjes Vivian en estado de clausura, pero la Hospedería llegó a ser muy famosa por una escultura instalada en la fachada representando a San Bruno, obra que fue realizada en piedra por el portugués Manuel Pereira. Al parecer la imagen se acompañaba de la siguiente inscripción: "Hablaría si no fuera cartujo". Recordar que se ha considerado a San Bruno como el fundador de la Cartuja.
Se cuenta que el Rey Felipe IV cuando se trasladaba desde el Alcázar al Palacio del Buen Retiro, se detenía para contemplar la imagen de San Bruno.
En el año 1836 con la desamortización de Mendizábal, la Hospedería fue derruida. Por suerte se salvó la escultura realizada a  tamaño natural, mide 1,69 x 0,70 x 0,60 cm y que en la actualidad se encuentra en La Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.
Con el derribo de la Hospedería, el solar fue ocupado por el Café Suizo, que fue inaugurado el 3 de junio de 1845 por  Pedro Fanconi y Francisco Matossi dos hombres de negocios suizos, que a modo de las franquicias actuales abrieron otros cafés en ciudades como: Bilbao, Burgos, Zaragoza y Santander.  Durante los años 1880 al 1891 los socios del Casino de Madrid estuvieron ocupando parte del Café por no disponer de sede. 


El Café disponía de un aforo para  500 personas, con grandes columnas  y un mobiliario compuesto de mesas de mármol de diversos colores con pequeñas banquetas sin respaldo y forradas de terciopelo encarnado, también se disponía de divanes de terciopelo rojo, grandes espejos, y  paredes  cubiertas de felpa color escarlata complementaban la decoración. El Café disponía de seis grandes  ventanales orientados a la calle de Alcalá y  a la calle Sevilla, que como ya hemos indicado se denominaba anteriormente calle ancha de Peligros. Como innovación, el Café Suizo disponía de un salón reservado a las mujeres y al que no podían acceder los hombres.
La costumbre de la época era servir “agraz  o verjus”, que se trataba de un zumo ácido conseguido a través de los racimos de uva verde. En aquella época también se preparaba una especie de salsa formada por un fondo ácido preparado con zumo de uva verde  o de acedera, finas hierbas y algunas especias, hasta que comenzó a ser desplazado por el limón. En la antigua Grecia ya se consumía y muy especialmente en la Edad Media. 

Confluencia de las calles Sevilla y Alcalá, a la izquierda de la imagen se puede contemplar el edificio de la Cresham y el Teatro Alcázar

En el Café Suizo también se servía agua de cebada y sorbetes, en el año 1860 se puso de moda el chocolate y el bollo  denominado suizo que se  elaboraba en el mismo café y que todavía podemos adquirir en algunas pastelerías madrileñas.
El Café Suizo era el centro de tertulias a las que asistían personalidades como Santiago Ramón y Cajal o los hermanos Bécquer.
El café permaneció abierto hasta su derribo en el año 1919. En este año, el Banco de Bilbao compró el solar dejado por el Café Suizo con el fin de levantar su nueva sede en Madrid. El nuevo edificio, se corresponde con el número 16 de la actual calle de Alcalá.
El Banco de Bilbao, convocó un concurso público para la construcción del edificio, concurso que fue adjudicado al arquitecto bilbaíno  Ricardo Bastida y Bilbao. Para comprender la categoría artística de este bilbaíno indicaremos que ya en 1923 propuso un plan de expansión de la capital vizcaína por la Ría de Bilbao hasta su desembocadura en el mar, este proyecto considerado como algo visionario, con el tiempo desembocaría en la actual área metropolitana de Bilbao. 


Ricardo Bastida diseñó una fachada principal en curva,  dividida por ocho grandes columnas centrales de tres pisos de altura, y coronado por dos torreones de cinco metros de altura con dos grandes esculturas representando a unas  cuadrigas.
En la construcción y decoración del edificio participaron otros artistas bilbaínos como Quintín de la Torre que diseñó los cuatro esculturas o atlantes de mármol colocados en la parte superior de la fachada delante de la balaustrada,  Aurelio Arteta participó en el diseño de los doce murales que decoran el vestíbulo central, Higinio Basterra diseñó las dos cuadrigas situadas sobre los torreones.


Para la realización de las esculturas de las cuadrigas fueron necesarias casi 25 toneladas de cobre, bronce, hierro y plomo. Las cuadrigas, se recubrieron de una lámina de latón dorado con paños de oro. El color negro que podemos observar en la actualidad, se debe al recubrimiento con pintura durante la Guerra Civil para evitar que sirvieran de referencia a los aviones franquistas en los bombardeos sobre Madrid.
El proyecto del arquitecto bilbaíno consistió en dos edificios que ocupaban el solar situado entre las calles de Alcalá, Sevilla y Arlabán. Un edificio monumental, con fachada curva entre las calles Alcalá y Sevilla y el edificio bancario, con fachada a la calle Arlabán. Ambos edificios quedaron articulados mediante una gran rotonda, o vestíbulo de honor, que imprimió carácter a todo el proyecto. El piso bajo del edificio principal de dos alturas, lo ocupaban comercios, las escaleras principales y un paso de carruajes y de servicio. El edificio bancario  se proyectó para que las dependencias del banco ocupasen solo las plantas inferiores, dejando las superiores para oficinas. Los dos edificios quedaron  unidos mediante galerías que confluían en la  gran rotonda monumental. Los edificios fueron construidos con estructura de hormigón armado y muros de granito.


La rotonda monumental está cubierta por una vidriera en forma de cúpula sustentada por 24  columnas dóricas de alabastro, que forman un dodecágono. La cúpula, fue realizada por la casa Maumejean. En la parte superior de la rotonda el artista Aurelio Arteta pintó doce murales de seis metros cuadrados cada uno representando las formas y costumbres del pueblo vasco:  El trabajo intelectual, las cargadoras del muelle, la recolección, el sembrador, los descargadores del muelle, el astillero, la fundición, el ferrocarril, la llegada del pesquero, la mina, las artes y pescadores en el muelle.
A los pies de los torreones, podemos contemplar el escudo de Madrid obra realizada por Quintín de la Torre, siendo asimismo el autor de la decoración de la fachada principal.
Las obras del conjunto arquitectónico ascendieron a la cantidad de 4 millones de pesetas.

Durante  la Guerra Civil, el edificio es  incautado y convertido en Palacio de los Partidos, colocándose en la fachada las siglas de los partidos del Frente Popular y de los sindicatos, asimismo, una bandera con la hoz y el martillo coronaba la azotea
En el año 1975, el Banco adquirió las fincas colindantes de las calles Sevilla y Arlabán para ampliar las instalaciones. Las obras se encargaron al arquitecto se San Sebastián Pedro Bidagor Lasarte. La entidad bancaria creció hasta los 18.759 metros cuadrados. Las obras, se dieron por finalizadas en 1981. 


En el año 2001 el edificio fue rehabilitado. En el año 2007, el banco de Bilbao, queda convertido en Bilbao Vizcaya Argentaria (BBVA), trasladándose al parque empresarial Foresta, en Las Tablas y realizando un trueque con la sociedad inmobiliaria GMP, que adquirió el edificio de Alcalá 16, dedicándolo al mercado del alquiler.
En el año 2010, el edificio de Alcalá 16, es arrendado  a la Comunidad de Madrid para instalar en él la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio.
El conjunto, está declarado Bien de interés Cultural por Patrimonio Histórico, en la categoría de Monumento con fecha  4 de junio de 1977.
Los aficionados al mundo del cine, recordarán que en la película de Alex de la Iglesia “La Comunidad”, en una de las escenas se puede contemplar a la a actriz Carmen Maura colgada de una de cuadrigas. La escena se rodó sobre una réplica de la cuadriga.

En este punto, completamos la segunda parte de nuestro recorrido por la calle de Alcalá. Dejamos pendiente una tercera parte que nos llevará desde Cibéles hasta las antiguas Escuelas Aguírre.