miércoles, 7 de agosto de 2013

CALLE DEL ARENAL


Entre la Puerta del Sol y la Plaza de Isabel II, se extiende una de las calles más populares y con más solera de Madrid “Calle del Arenal”.
Mucho ha cambiado la fisonomía de esta zona de la capital desde los tiempos en que Madrid comenzó a ensanchar sus límites fuera de la muralla.
Los terrenos a izquierda y derecha de la actual calle del Arenal, eran grandes barrancos que vertían sus aguas en el arroyo principal que naciendo en el barranco de la Zarza, actual Puerta del Sol, desembocaba en el arroyo de Leganitos, pasando previamente por la Plazuela del Barranco en la actualidad Plaza de Isabel II.

En verano nuestro arroyo se convertía en un gran arenal, así que la futura calle llevaría el nombre de “Arenal”. Cuando se comenzó la construcción de los barrios de San Ginés y San Martin, fue necesario efectuar desmontes para urbanizar la zona, muchos de estos desmontes fueron a parar al barranco del Arenal y sirvieron para asentar los terrenos de la futura calle.
El barrio o colación de  San Ginés quedó estructurado en torno a la parroquia de San Ginés Arles, surgiendo como un arrabal independiente del vecino San Martín. El barrio se estableció entre el arroyo del Arenal y el camino de Guadalajara. El primer documento que se posee de la existencia de la parroquia de San Ginés es de 1358, año en que aparece una bula papal de Inocencio VI, por la que se concedía indulgencia a las personas que aportasen donativos para la iglesia de San Ginés. Se cree que la iglesia se construyó en los terrenos de una ermita que existió en el Siglo XIII.
En el barrio comenzaron a establecerse los artesanos de la metalurgia, tejidos y cueros, que en el futuro darían lugar a las calles con nombres como: Tintoreros, Bordadores, Coloreros, Herradores, etc.
Arquitectura de la calle del Arenal, según Pedro Texeira año 1656

Con la llegada de los borbones, la calle del Arenal se convertirá en una de las principales arterias de Madrid, al establecerse como vía de enlace entre el viejo Alcázar y la Puerta del Sol. Esta circunstancia será aprovechada por la burguesía para establecer en la zona sus residencias.
La calle Arenal, comenzará a ser muy frecuentada por los madrileños del Siglo XVIII, por ser la calle que finalizaba en el teatro de los Caños del Peral. En 1850, se construyó el Teatro Real, sustituyendo al anterior teatro. El espaldarazo definitivo para la calle le llegó en el año 1871 con la inauguración del teatro Eslava, que disponía de  salón-café en la planta inferior.
En la calle del Arenal junto a Bordadores, el 18 de julio de 1872, fueron objeto de un atentado el rey Amadeo I y su esposa que aceleró la ya anunciada renuncia al trono del monarca.


En la calle del Arenal, en concreto en el número 20, falleció el año 1909 el compositor Ruperto Chapí, asimismo en el número 26, el 8 de Marzo de 1898, fallecía el torero Salvador Sánchez Povedano más conocido como Frascuelo  a consecuencia de una pulmonía.

Hemos realizado un breve recorrido por la historia de la calle del Arenal y ahora nos toca pasear tranquilamente contemplando a nuestro paso la extraordinaria arquitectura que nos indica los tiempos de esplendor que se vivieron en este espacio de la capital.


Comenzaremos nuestro recorrido en la casa del posiblemente más famoso de sus vecinos “El Ratoncito Pérez”.
¿Quién de pequeño no ha dejado su diente caído debajo de la almohada para el Ratoncito Pérez? Se trata de un personaje popular en todo el mundo hispano que cambia los dientes por pequeños regalos o monedas.
En el portal de su casa, el Ratoncito Pérez, nos da la bienvenida

En el mundo anglosajón se le conoce como “el Hada de los Dientes”, en Francia como “la Petite Souris”, en Italia se le conoce como "Topolino", en Cataluña se le conoce como "l'Angelet", en el País Vasco  se le conoce como "Maritxu teilatukoa" y en Cantabria es "L´Esquilu de los dientis". Independientemente de su nombre nuestro personaje siempre ha estado presente en los primeros años de la vida de los niños.
En el año 1911, se publicó el cuento del Ratoncito Pérez del padre Luis Coloma, miembro de la Real Academia de la Lengua Española.


El origen del cuento se establece en el Palacio Real cuando en el año 1894, la reina María Cristina de Habsburgo-Lorena, madre de Alfonso XIII pidió al padre Coloma que escribiera una historia para su hijo Bubi, nombre con el que la reina llamaba al futuro Alfonso XIII  que por aquellas fechas tenía 8 años, y que como todos los niños había perdido su primer diente. El padre Luis  Coloma atendiendo a los deseos de la reina, escribió la historia del Ratoncito Pérez y su amigo, el rey Bubi.
Coloma estableció su historia en el número 8 de la calle del Arenal. El ratoncito vivía con su familia dentro de una  caja de galletas, en el almacén de la famosa confitería Prast.  El pequeño roedor se escapaba por las noches  de su domicilio y, a través de las cañerías de la ciudad, llegaba a las habitaciones del pequeño rey Bubi y las de otros niños  que habían perdido algún diente, despistando a los gatos, que siempre estaban al acecho.
Placa del Ayuntamiento de Madrid, en homenaje al Ratoncito Pérez

El Ayuntamiento de Madrid en homenaje a este ilustre madrileño, ha instalado una placa conmemorativa en la calle del Arenal número 8, el mismo lugar donde el padre Coloma situó la vivienda del roedor, con el siguiente texto: “Aquí vivía dentro de una caja de galletas en la confitería Prast, el Ratoncito Pérez, según el cuento que el padre Coloma escribió para el Rey niño Alfonso XIII (Ayuntamiento de Madrid)”.
Almacenes Prast, antigua casa del Ratoncito Pérez año 1934

El Ratoncito Pérez es de los pocos personajes de ficción que tiene residencia conocida y que podemos visitar en el primer piso del número 8 de Arenal, para conocer los detalles de su morada.


En el número 9 de la calle del Arenal, se encuentra el Palacio de Gaviria construido entre los años 1846 y 1847 por el arquitecto Aníbal Álvarez Bouquel para el banquero Manuel de Gaviria Donza. El palacio se construyó sobre el solar donde se encontraba la residencia del duque de Arcos.
Don Manuel Gaviria y Donza nacido en Sevilla, había conseguido amasar una fortuna en complicadas operaciones financieras, llegando a conseguir en el año 1840 el título de Marqués de Casa de Gaviria.  En 1844, Gaviria junto con el Marqués de Salamanca, participó en la fundación del Banco de Isabel II.
Antiguo Palacio de Gaviria

A su llegada a Madrid, elige para su residencia la calle del Arenal, donde se encontraban las residencias de las grandes fortunas de Madrid
Avalado por la inmensa fortuna de Manuel Gaviria, el arquitecto Aníbal Álvarez proyecta uno de los más lujosos palacios de Madrid, siguiendo el modelo del Palacio Farnesio de Roma, diseñado por Antonio Sagallo y la participación de Miguel Ángel.
Interior del Palacio de Gaviria

El edificio queda estructurado alrededor de dos patios, constando de tres plantas: Planta baja, principal y segunda planta. En el edificio predominan los arcos de medio punto, bóvedas de cañón, guirnaldas, medallones y pilastras.
La puerta principal, se encuentra frente a la Plaza del Celenque desde donde tenemos una bonita perspectiva del Palacio. A la derecha de la entrada se encuentra la escalera de honor, cuyo techo está decorado  por Joaquín Espalter y Rull, pintor de la reina Isabel II, las pinturas hacen alusión al dios Mercurio.
La planta principal, disponía de amplios balcones a través de los cuales el paseante y los curiosos, podían contemplar el esplendor de las fiestas que allí se celebraban. El techo del Salón  de Baile, está decorado con temas alusivos a Isabel la Católica, Isabel II y la toma de Granada.
A la izquierda escalera en todo su esplendor y a la derecha condenada por reforma

El palacio se inaugura en el año 1851 con un baile presidido por Isabel II. Ese mismo año, el II marqués de Casa Gaviria, Manuel de Gaviria y Alcoba, recibe el título de Conde de Buena Esperanza.
Antes de la finalización del Siglo XIX, se añade una cuarta planta al Palacio. Será ya en el año 1990 cuando se realice una nueva restauración que modifica la construcción original, respetando la entrada, la escalera y la planta  principal.
En los últimos años el palacio ha servido como centro comercial de decomisos, especialmente en la planta baja, la planta principal es utilizada para reuniones, fiestas y exposiciones. En esta planta se encuentra la Discoteca Palacio de Gaviria, una de las más lujosas de Madrid.
En la actualidad, el edificio se encuentra en fase de restauración y la mayoría de locales cerrados, cuando penetras en él y observas las pinturas, te invade  una sensación de soledad y pesimismo, quedándonos solo la esperanza de que más pronto que tarde, el palacio vuelva a lucir sus mejores galas. 



En el numero 11 de Arenal, se encontraba el  Teatro Eslava. Su fundador fue el empresario Bonifacio Eslava, hermano del músico Hilarión Eslava. El arquitecto encargado de su construcción fue Bruno Fernández de los Ronderos en un estilo neoclásico. El Teatro fue inaugurado el 30 de Septiembre de 1871 y tenía una  capacidad para 1.200 espectadores.
Edificio del antiguoTeatro, actual discoteca Joy Eslava

En sus primeros años, el Teatro se destinó a sala de conciertos y almacén de instrumentos musicales. En 1873,  la planta baja se convirtió  en un café y se construyó  un teatro de dos pisos donde se representaban obras del llamado género atrevido. La popularidad del café fue en aumento y aprovechando el incremento del número de clientes se comenzaron a estrenar zarzuelas en el Teatro.
En el género de la zarzuela destacan los estrenos de obras como: El Tambor de Granaderos año 1894 y la Alegría de la Huerta año 1900.
En el género de la revista destacaremos:  La Corte del Faraón año 1910, Las Castigadoras año 1927, Yola año 1941, con Celia Gámez, si Fausto fuera Faustina año 1942, con Celia Gámez.
Joy Eslava con San Ginés a continuación

De las obras de teatro destacaremos: La Primera Conquista año 1910, de Carlos Arniches, el Maleficio de la Mariposa año 1920, de Federico García Lorca, no te Ofendas Beatriz, año 1920, de Carlos Arniches.
El Teatro fue reformado varias veces en el pasado siglo, sufriendo un grave incendio en la década de los 90, en sus últimos años como Teatro, fue empresario el aristócrata Luis Escobar. El Teatro cerró sus puertas en el año 1981 para convertirse en la Discoteca Joy Eslava.

En el Nº 19 de la calle Arenal, se encuentra uno de esos edificios que llaman poderosamente la atención cuando contemplas su arquitectura, se trata del antiguo Hotel Internacional.
Antiguo Hotel Internacional

El edificio fue mandado construir para viviendas por D. Manuel López Rego en 1862 y proyectado por los arquitectos José María Mellado y Máximo de Robles. La planta baja fue destinada a usos comerciales.
Decoración de la fachada

En 1908, y tras una reforma a cargo de Mariano Belmás, el edificio se transformó en hotel, modificándose la decoración de la fachada con una decoración propia del comienzo del Siglo XX, destacando el uso de cariátides y el almohadillado de las fachadas.
Detalles de la decoración de la fachada

En 1930, era considerado como uno de los hoteles con mayor confort de Madrid, disponiendo sus habitaciones de calefacción central y baños desde 10 pesetas. El hotel se hizo famoso por su espléndido restaurante.
En 1986, bajo la dirección del arquitecto Horacio Domínguez, el edificio fue nuevamente transformado para volverse a convertir en edificio de viviendas.


Entre la Puerta del Sol y la Travesia del Arenal en la acera de los impares, se encuentra el antiguo Centro Comercial Palazuelo que tiene su entrada por el  nº 4 de la calle Mayor. Este inmueble es obra del arquitecto don Antonio Palacios Ramilo, fue construido en 1919 por encargo del promotor privado Demetrio Palazuelo quien pretendía realizar un edificio de carácter exclusivamente comercial que acogiese tiendas, escaparates, oficinas y despachos, en este sentido se trata de una iniciativa pionera en cuanto a la introducción en Madrid de una construcción proyectada exclusivamente para estos fines. Para ello, el arquitecto se inspiró en la arquitectura comercial que se realizaba en Norteamérica por aquellas fechas.
En el centro de la imagen, fachada del edificio Palazuelo en la calle del Arenal

  El inmueble se levanta en parte del solar que había estado ocupado por el Palacio de los condes de Oñate, antes de la reforma de la Puerta del Sol. El solar con fachada a la calle Mayor y a la calle Arenal, permite a Palacios diseñar dos fachadas diferentes, dándole más importancia a la de la calle Mayor. En ambas fachadas, Palacios  utiliza un orden monumental de diseño clásico en el que se alternan grandes franjas acristaladas que recorren verticalmente la superficie. En el interior se presenta una planta cuadrangular de lados desiguales, en el eje se sitúa la escalera de doble tiro y un patio central en torno al que se distribuyen las cuatro alturas. La cubierta original estaba formada por una magnífica vidriera, hoy desaparecida. En el interior dominan las formas curvas y ovaladas de un claro sentido barroco.
Fachada del edificio Palazuelo por la calle Mayor

Antonio Palacios participo en otras muchas obras de la Capital como: El Palacio de Comunicaciones, el Antiguo Hospital de Jornaleros, el Edificio del Circulo de Bellas Artes, el edificio del Banco Español del Rió de la Plata y las entradas a las estaciones del Metro.

Como hemos indicado, el Centro Comercial, se levanto sobre el solar que había pertenecido a los condes de Oñate. El Palacio de Oñate y sus moradores tienen una curiosa historia y recomendamos su lectura en nuestra entrada sobre la calle Mayor.

 Al principio de nuestra entrada recordando la historia de la calle del Arenal, hicimos referencia a la primitiva Iglesia de San Ginés, que se remonta al Siglo XIV. La iglesia de San Ginés es un templo bajo la advocación de San Ginés de Arlés, cuya fachada principal se encuentra en el nº 13 de la Calle Arenal, teniendo también fachadas con el 8 de la Calle de Bordadores, la Plazuela de San Ginés y el Pasadizo de San Ginés. El conjunto arquitectónico,  junto con las imágenes y pinturas depositadas en su interior, constituye un notable conjunto histórico y artístico del denominado Madrid de los Austrias.
Entrada Iglesia de San Ginés

San Ginés de Arlés nació en Arlés Francia, en fecha desconocida y falleció decapitado en los años 303 o 308 según las fuentes. Bajo el mandato de los emperadores Maximiano y Diocleciano, ejerció de notario militar. Se le considera el patrón de los notarios, escribanos y secretarios.
Vista de la Iglesia por la calle Bordadores

Las primeras referencias de la barriada de San Ginés, se remontan a la época musulmana donde se decía que existía una mezquita que ya visitaba San Isidro Labrador. No sabemos con certeza cuando se levantó el nuevo templo, la primera referencia es del año 1358 a través de la bula papal de Inocencio VI que concedía indulgencia plenaria a los feligreses que aportasen donativos para la iglesia.
Torre de San Ginés al final de la calle Bordadores

La portada de la fachada de la calle Bordadores, lleva una inscripción con el escudo del papa Inocencio.
Han pasado muchos años y como es natural, la iglesia ha sufrido los rigores del paso del tiempo y la que podemos contemplar en la actualidad poco o nada se parece a la original.
Escudo Papal en la entrada por la calle Bordadores

La iglesia que se encontraba sobre un terreno arenoso, se derrumbó parcialmente en el año 1641, siendo reconstruida nuevamente bajo el diseño de fray Lorenzo de San Nicolás, el alarife encargado de las obras fue Juan Ruiz. Las obras se prolongaron hasta el año 1672 debido a problemas económicos y  a pesar que el propio rey Felipe IV, costeo parte de la obra. Felipe IV, había fallecido en 1665 y el propio Juan Ruíz falleció en mismo año de la conclusión del templo.
Calle Bordadores año 1930

Posteriormente, la iglesia sufrió  incendios en los años 1724, 1756 y 1824, siendo necesario efectuar restauraciones. La actual decoración interior se realizó después del segundo incendio, siendo responsable de las obras Juan de Villanueva que había recibido el encargo de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.
En el año 1869 el Ayuntamiento ordena transformar la fachada de la calle del Arenal, obra encargada al arquitecto José María Aguilar. El proyecto cambiaba por completo el estilo arquitectónico de San Ginés, siendo rechazado por el arzobispado, pero el Ayuntamiento ya tenía tomada su decisión y la obra se llevó a cabo
San Ginés año 1914

La ejecución de los trabajos se desarrolló entre los años 1870-1872, caracterizándose por sus arcos carpaneles y estilo neo-plateresco. La fachada había cambiado por completo, pero para no romper las líneas con el resto del edifico, se añadieron algunos elementos decorativos.
A fines del Siglo XIX se arreglaron algunos desperfectos en la cubierta, en las canalizaciones y en interior. En el año 1903 se revocaron ligeramente los muros exteriores, debido a su estado de deterioro.
Placa recordando las efemérides más importantes de San Ginés

Durante la Guerra Civil, la iglesia permaneció cerrada al culto, utilizándose como cuartel militar  del Gobierno Republicano. La iglesia sufrió el impacto varios proyectiles que ocasionaron diversos daños, que fueron corregidos en la década de los 40.
Será entre los años  1956-1964 cuando se realice la última intervención al edificio, obras llevadas a cabo por el arquitecto José Luis Marín hermano del entonces párroco, José Ignacio Marín.
Se acometió la restauración de los cimientos, se realizaron intervenciones en el interior, se sustituyó la ornamentación neo-plateresca de los vanos por otra más semejante a la del siglo XVII y se remodelo por completo el exterior, tratando de devolver a la iglesia el aspecto que tenía en el Siglo XVII, de acuerdo con la arquitectura típica del Madrid de los Austrias. En la torre, se mantuvo el ladrillo original.
Acceso a la Sacristía desde el Pórtico

La fachada de la calle del Arenal fue completamente reformada, reemplazando las ventanas del segundo cuerpo  por balcones, se añadió un tercer cuerpo en el que figuran una hornacina en el centro con la imagen de San Ginés y dos ventanas a los lados, la fachada quedó rematada con un frontón triangular terminado en cruz, en los arcos inferiores se cambiaron las columnas por otras de estilo toscano.
Llama la atención la entrada de la iglesia formada por una lonja cerrada por una verja. El espacio que en la actualidad ocupa la lonja, fue utilizada en otros tiempos como cementerio. Los edificios situados en ambos lados de la lonja corresponden a la Sacristía y a la Capilla del Santísimo Cristo.
Hornacina de San Ginés

Sin tener confirmación, se comenta que bajo las escaleras de acceso a la iglesia, existe un pozo que en tiempos de la Inquisición fue utilizado como crematorio.
A la entrada del templo, una placa nos recuerda los hechos más significativos ocurridos en el templo a lo largo de su historia.
Antiguamente la entrada al templo se realizaba por la calle Bordadores en alusión al gremio que se estableció en la zona en tiempos de Juan II de Castilla. En principio la calle se denominaba San Ginés, por conducir a la iglesia del mismo nombre.
Expulsión de los mercaderes, El Greco

La fachada es de estilo neoclásico, con una portada neo plateresca con el escudo del papa Inocencio VI y rematada por un frontón con ventana circular. En la fachada de la calle Bordadores, destaca sobre manera la torre de la iglesia con balcones enrejados y chapitel de pizarra, todo el conjunto rematado  con una bola, veleta y una cruz que hace las funciones de pararrayos.
Todo el exterior del templo, es de una gran belleza, destacando sus muros, de ladrillo y mampostería de estilo toledano.
Altar Mayor de San Ginés

Para terminar nuestro recorrido por la iglesia de San Ginés, realizaremos un pequeño recorrido por su interior, para conocer algunos detalles, pero se hace necesario realizar una visita en profundidad para poder admirar las obras de arte que guarda nuestra iglesia.   
La planta de cruz latina está formada por tres naves y gran número de capillas todas cerradas con rejas artísticas. Las naves se cubren con bóvedas de cañón y sobre el crucero se alza una cúpula sobre pechinas. Las capillas laterales se cubren también con cúpulas vaídas sobre pechinas. La capilla del Santísimo Cristo, es casi una iglesia independiente y con portada propia al atrio, de planta de cruz latina, bóveda de cañón con lunetos y cúpula sobre pechinas cubriendo el crucero, decorada toda ella con mármoles de colores y pintura en estuco imitando al mármol.
Capilla del Santo Cristo

El incendio de 1756 provocó la destrucción de la cúpula y los cubrimientos de las tres naves y cuya renovación corrió a cargo de Juan de Villanueva.
En el interior de la iglesia, podemos contemplar gran número de  pinturas e imágenes, unas anónimas y otras de artistas como: El Greco, Luca Giordano, Alonso Cano, Antonio de Pereda, Francisco de Ricci, Gerhar Seeghers, Nichola Fumo, Michael Coxie o escultores como Juan Pascual de Mena y los italianos Michelangelo Nacherino, Leone y Pompeo Leoni.
Podemos contemplar hasta veinte lienzos y treintaicinco esculturas distribuidas entre las capillas y las naves principales.
Cristo caído de Nicola Fumo

La sacristía guarda una mesa italiana del siglo XVI con tablero de mármol con incrustaciones y un lavabo regalos de Isabel II. Dos tallas en madera policromada de Santo Domingo de La Calzada y Santo Domingo de Silos que se encontraban en el altar de la Virgen de Valvanera.
En el archivo parroquial se conservan gran número de documentos como las partidas bautismales de la infanta Catalina Micaela, segunda hija de Felipe II y de Francisco de Quevedo,  actas matrimoniales de Lope de Vega con Isabel de Urbina y de Francisco Javier de Goya y Bayeu, hijo de Francisco de Goya, partidas de defunción del músico Tomás Luis de Victoria y de los pintores Juan Pantoja de la Cruz, Juan van der Hamen, Juan de Espinosa, Juan Bautista Martínez del Mazo y Francisco Herrera el Viejo.
Como no es la intención de este trabajo profundizar en los tesoros de San Ginés, recomendamos visitar la iglesia y admirar el patrimonio artístico que posee.


Cuando nos acercamos a la iglesia de San Ginés se puede observar adosada al templo por el Pasadizo de San Ginés una pequeña librería realizada en madera y que está considerada como una de las librerías más antiguas no solo de Madrid, sino de España, se trata de la Librería de San Ginés.
Librería de San Ginés en reposo

En este rinconcito de la calle del Arenal se respira historia por sus cuatro costados.  Su especialidad son los libros antiguos y de segunda mano, destacando manuales sobre medicina, arte y filosofía sin olvidarnos de la  narrativa y como no, de la política.
Cuando se abren sus persianas, los libros comienzan a distribuirse por pequeñas mesas que ocupan el pasadizo y donde los turistas pueden adquirir guías de la ciudad.
Librería San Ginés esperando a los clientes

En ocasiones, paseando por las calles del viejo Madrid, nos podemos encontrar con rincones que suelen pasar desapercibidos al gran público y que te transportan a otras épocas en las que el día a día transcurría de forma más relajada. Este es el caso de la Librería San Ginés que desde su fundación en el Siglo XIX ha sido testigo del tránsito constante de los madrileños por la calle del Arenal, camino de Teatro Real, o del vecino Teatro Eslava y como no,  los clientes habituales de la Chocolatería de San Ginés.

Existen referencias en los periódicos de la época de que ya existía en los comienzos del Siglo XIX. El máximo de popularidad de la librería fue a comienzos del Siglo XX, cuando era muy visitada por personalidades de la política, las artes y las letras.
La Librería San Ginés tiene una curiosa arquitectura formada por  estanterías y una pequeña edificación de madera a modo de  kiosco para protegerse de las inclemencias atmosféricas, todo el conjunto se cierra con persianas y un pequeño dejadillo.

Al final del Pasadizo de San Ginés se encuentra la famosa Chocolatería San Ginés que tantas tazas de chocolate con churros ha servido a lo largo de su existencia.
Arco de San Ginés en la década de los años veinte del pasado siglo

En uno de los rincones más antiguos de Madrid se fundó la chocolatería en 1894, aprovechando el local que antes ocupaba un mesón y hospedería. En el año 1884  Lázaro López, abrió en el Pasadizo de San Ginés número 5 una sucursal del bodegón “Le Petit Fornos” que ya existía en la calle de Capellanes, número 1, que en la actualidad conocemos como del Maestro Victoria. 
Pasadizo de San Ginés con la chocolatería al fondo


El local se convertiría en un restaurante de variados menús, disponiendo de un comedor  para sesenta comensales. Poco después en el año 1888, el restaurante amplió sus servicios con la Fonda de Lázaro López.
La Chocolatería San Ginés adquirió el local de “Le Petit Fornos” y abrió sus puertas sirviendo chocolate acompañado de  buñuelos, churros y porras.
Vieja imágen de la Chocolatería

En los veinte del pasado Siglo, en algunos círculos la chocolatería era denominada como “El Maxim’s golfo”, porque era el único establecimiento que permanecía abierto hasta altas horas de la madrugada.
La Chocolatería se puede afirmar que es una de las más antiguas de  Madrid, manteniendo su tradicional chocolate desde aquellos tiempos en que después de cada función del Teatro Eslava, los espectadores se pasaban a tomar el correspondiente chocolate con churros. Al día de hoy, sigue siendo uno de los locales más visitados, en especial en ciertas fechas como el último día del año. La chocolatería, aunque reformada, todavía mantiene parte de su primitiva decoración como el mostrador y las mesas de mármol.
Año 1931, vista desde la Plazuela de San Ginés.

Al final del Pasadizo de San Ginés, podemos contemplar un arco que da acceso a la Plazuela de San Ginés y a la calle Coloreros. El arco, es el punto de unión de la iglesia de San Ginés con el número 5 del pasadizo y cuenta Pedro de Répide, que el espacio era utilizado por la iglesia para la celebración de las honras fúnebres.


En la Travesía del Arenal número 1, junto a la calle del Arenal, nos encontramos con la “Librería Gabriel Molina de los Bibliófilos Españoles”.
La Travesía del Arenal, no es un lugar de paso habitual para los transeúntes por cuyo motivo pasa desapercibida nuestra librería, auténtico tesoro en uno de tantos rincones de la ciudad de Madrid.


En sus comienzos, de trataba de un puesto callejero dedicado a la venta de libros, y terminó convirtiéndose en una de las más famosas librerías de Madrid. Ya ha cumplido 133 años desde que sus primeros propietarios  Bernardo Rico y su esposa, Antonia Enguita, pusieron en marcha el negocio. Como establecimiento centenario ha sido acreditado por el Ayuntamiento de Madrid, con una placa que pretende agradecer la trayectoria y labor de las tiendas más antiguas de la Villa.
En 1.906, el establecimiento tomó el nombre de Librería de los Bibliófilos Españoles, como podemos leer en el  mosaico de azulejos amarillos que se encuentra en la fachada.
Ya en 1.910, Gabriel Molina heredó la tienda, y desde entonces se ha mantenido la tradición familiar hasta nuestros días.
Placa conmemorativa de establecimiento centenario.

En la actualidad se mantiene la decoración y así se pueden contemplar  los escaparates de madera y cristal y el mobiliario de la época, donde destacan las estanterías repletas de libros antiguos y modernos.
En la librería disponen de algunos ejemplares del Siglo XVI, aunque se han especializado en libros del Siglo XIX.
En poder de  Gabriel Molina estuvo un gran tesoro como fueron las dos partes de la primera edición de El Quijote, posteriormente fueron vendidas a la muerte de su propietario.


Hemos realizado un pequeño recorrido por la calle del Arenal, deteniéndonos en algunos de los edificios más singulares, pero antes de finalizar nuestro paseo, queremos realizar un pequeño recordatorio a esos otros establecimientos y edificios que pasaron a mejor vida.
Arenal siempre se ha distinguido por sus establecimientos de hostelería y comercio y por los personajes ilustres que vivieron en algún momento de su vida en esta emblemática calle.
Hasta el Siglo XV, se celebraba un mercado de carnes, frutas y pescados en la lonja de San Ginés.
Casa donde falleció el compositor Ruperto Chapí

Frente a la iglesia de San Ginés, en el año 1523, se estableció el Hospital de Peregrinos y allí permaneció hasta el año 1580.
El comercio de libros estuvo muy presente en la calle del Arenal como: Librería Requena que ya existía en el Siglo XVI, en el Siglo XVII, Pedro de Torres, estableció su librería frente a San Ginés, la librería Pupart se estableció en Arenal en el año 1846, dedicándose a la venta de libros extranjeros y en 1863, ya se encontraba en la calle del Arenal, la librería Hernando dedicada a la venta de folletines románticos.
Calle Arenal con el Teatro Real al fondo

En la calle del Arenal, no podían faltar los cafés: La botillería Angulo ya atendía a la clientela en el Siglo XVIII. Junto a la Plaza de Celenque, se encontraba el café de Europa, también llamado el Casinillo de los Milicianos Nacionales, fue el primer lugar que se jugaba a las cartas en Madrid. Otros cafés que se encontraban en Arenal fueron: Correos, María Cristina y el más popular el Café de Levante, establecido en el número 15 y a cuyas tertulias asistía Pío Baroja.
Arquitectura de la calle del Arenal esquina con calle de las Fuentes

En el número 8 se encontraba la confitería Prast de la que hemos hablado al principio de nuestra entrada, por residir en ella el Ratoncito Pérez, en el número 6, se encontraba la confitería Martinho y que cita Benito Pérez Galdós en algunas de sus obras, esta confitería tiene el honor de haber puesto a la venta entre otras delicatesen las castañas glaseadas.
Pero si hay un gremio que ha destacado en la calle del Arenal, es la hostelería. En el año 1850, en el número 12, se encontraba el Hostal Nava, poco después en 1862, se construyó el edificio que posteriormente albergaría  el Hotel Internacional y del que ya hemos hablado. En la década de los 70 del Siglo XIX, en los números 1 y 3, se encontraba el Hotel Londres y en el número 21 se construyó el Hotel de las Cuatro Naciones, en este hotel se hospedaron entre otros, Menéndez Pelayo y Rubén Darío. En 1895, en el número 4 se estableció el Gran Hotel de Oriente, con precios desde 30 reales.
Calle del Arenal

Para terminar nuestro recorrido por la calle del Arenal, recordaremos a algunos de sus vecinos más ilustres y cuyas casas ya han desaparecido: Frente a la calle de las Fuentes en Costanilla de los Ángeles se encontraba la casa del marqués de Legarda, que era amigo del Conde-Duque de Olivares, el propio Conde-Duque tenía su casa junto a la de su amigo Legarda.
Calle del Arenal con el antiguo Hotel Internacional en primer término

Junto a la Plaza de Celenque, se encontraban las casas de los duques de Nájera y del conde de Fuenteventura.
Frente a la Plaza de Celenque se encontraba la casa de los duques de Arcos, donde posteriormente se levantó el Palacio de Gaviria. Llegando a Sol en la acera de los impares, se encontraba la casa del conde de Fuentes. En el año 1861, de todas las casas solariegas solo quedaba en pie la de los condes de Torrubia construida frente a San Ginés.
Año 1955, labores de limpieza en la calle del Arenal


Comienzo de las obras en la Puerta del Sol, a la izquierda calle del Arenal

Las obras de la Puerta del Sol muy avanzadas con la calle del Arenal a la izquierda


2 comentarios:

  1. Estuve allí y soy panameña. Frente hay venta de guitarras españolas y no conocen la palabra abono. Mucha cultura, arte y belleza

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  2. Buenos días, me gustaría poner en contacto con usted si fuera posible. Un saludo.

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