viernes, 19 de octubre de 2012

PUERTA DEL SOL

Puerta del Sol, quizás sea la única plaza de Madrid que no lleva el nombre de plaza, simplemente Puerta del Sol, es sin duda el lugar más emblemático de la ciudad, cualquier visitante español ó extranjero tiene que pasear por ella y para los menos afortunados que no han tenido la oportunidad de viajar a Madrid, el 31 de Diciembre siempre tendrán las doce campanadas de fin de año.
Hasta las manifestaciones ciudadanas de cualquier índole, casi es obligatorio tener a la Puerta del Sol como referencia, bién como lugar de paso ó fin de la manifestación.
El nombre de Puerta del Sol, es un tanto confuso, una de las teorías procede de la época de la Guerra de las Comunidades año 1520, que nos indica que en esas fechas se levantó una fortaleza en la plaza, cuya puerta principal tenia pintado un sol, posiblemente por su orientación hacia oriente.
La puerta estuvo situada en la confluencia de las calles Carretas y Montera. La puerta, construida de cal y ladrillo disponía de seis almenas y fue derribada en 1570 para dar más amplitud a la salida de Madrid, perdurando el nombre hasta nuestras fechas.
El origen de la Puerta del Sol se remonta a la Edad Media. En un principio, la actual plaza era parte de un barranco denominado de la Zarza, por cuyo fondo discurría el arroyo de San Ginés, que nacía muy cerca de la zona y discurría por la calle del Arenal.
En verano, el arroyo solía secarse, pero en época de lluvias se llenaba de las arenas que bajaban de las pendientes laterales hoy transformadas en calles como: Pasadizo de San Ginés, Bordadores, Hileras, Costanilla de los Ángeles, Maestro Victoria, etc. El mencionado arenal, dio nombre a la conocida Calle del Arenal.
         En 1438 se construyó la cerca del Arrabal. Esta cerca recogía los arrabales medievales que habían ido creciendo extramuros, en torno a la muralla cristiana del S. XII y se construyó una nueva puerta que sustituyó a la de Guadalajara en 1478.

El Madrid del Siglo XV.
          Poco después, en 1498 se empedró la calle Grande de la Puerta del Sol, como así se denominaba la Plaza en la época. La Plaza era un espacio amplio que daba salida a los caminos de Alcalá y del Prado actual carrera de San Jerónimo, pero no será hasta 1560 aproximadamente cuando la Plaza empiece a tener un aspecto más parecido al que conocemos, con la construcción de los principales edificios.        
          Entre los siglos XVI y XIX ha sido el centro de la ciudad, y como tal fue testigo de numerosas celebraciones y acontecimientos históricos que se vivieron con especial intensidad: El 2 de mayo de 1808, proclamas políticas y constitucionales de los primeros liberales y reivindicaciones de la clase obrera.

Lucha contra los franceses en la Puerta del Sol, al fondo podemos contemplar las iglesias-conventos del Buen Suceso y de la Victoria.
          Su simbolismo político se debió a la monarquía de los primeros borbones con la construcción en el siglo XVIII de la Casa del Correo, luego transformada en Ministerio de la Gobernación y hoy sede de la Comunidad de Madrid, la Casa de la Aduana hoy Ministerio de Hacienda ó la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en la vecina calle de Alcalá.

Celebración del triunfo de la Segunda República en la Puerta del Sol

La Puerta del Sol no era como ahora la podemos contemplar, presentaba una forma alargada forma típica de las encrucijadas de caminos y estaba constituida por un caserío desordenado. Su forma actual se debe a la reforma realizada entre 1857 y 1862, que consiguió redefinir la plaza con edificios monumentales que sustituyeron al antiguo caserío.

Señalado en  rojo el Buen Suceso, en azul el Convento de la Victoria, en naranja la antigua Fuente, en amarillo la Inclusa, en verde la Casa del Licenciado Melchor Molina, en marrón el Convento de San Felipe el Real, en morado el antiguo Palacio de Oñate.

Fue tan exitosa la reforma que pronto se convirtió en polo de atracción para importantes actividades comerciales, administrativas y financieras, hechos que condujeron a remodelar sus calles colindantes, como Preciados, Carretas, Arenal y Ancha de Peligros, hoy calle Sevilla, carrera de San Jerónimo y Alcalá.

Resaltadas en morado, aparecen las principales manzanas afectadas por la reforma de la Puerta del Sol

De hecho, la Puerta del Sol y sus inmediaciones fueron hasta bien entrado el siglo XX, y todavía en la actualidad, el centro comercial de la ciudad por excelencia. Prueba de ello son los numerosos establecimientos típicos que todavía podemos encontrar: Restaurante Lardhy, Casa Labra, Pastelería el Riojano, Chocolatería de San Ginés, junto con numerosos edificios financieros que relanzaron la vitalidad económica de la capital: La Equitativa, El Fénix Español, los bancos Mercantil Industrial, Banco de Bilbao, Hispano Americano, y otras construcciones que reflejan nuevas pautas socioculturales.

Puerta del Sol año 1857,  antes de la reforma, manzana situada entre Montera y Alcalá

También nos podemos zambullir en tiempos antiguos a través de algunos edificios emblemáticos como el Monasterio de las Descalzas Reales, la Parroquia de San Ginés, los palacios de Santa Cruz y del Marqués de Miraflores o a través de las casas y los mesones más populares de los alrededores de la plaza Mayor.

A mediados del Siglo XIX, la Puerta del Sol será reformada ya que sus dimensiones se habían quedado pequeñas para el trasiego que la plaza vivía diariamente.

Año 1857, comienzan los derribos en la Puerta del Sol. Al fondo la calle Mayor.

Se presentaron varios proyectos, siendo finalmente el ingeniero Lucio del Valle conjuntamente con Juan Rivera y José Morer quienes se encargaron de su remodelación entre 1857 y 1862, ampliando la plaza de los 5069 metros cuadrados que tenía a los 9846 metros cuadrados actuales.

Año 1860 obras de remodelación y Fuente de la Puerta del Sol procedente de la calle San Bernardo
         Desaparecieron algunas calles como las de la Zarza, Peregrinos, Cofreros y el Callejón de la Duda.
En 1860 una gran fuente se erigía en el centro de la plaza, con unos surtidores que elevaban el agua dieciocho metros. En 1950 se colocaron otras dos fuentes y la placa del kilómetro cero frente a la Comunidad de Madrid.

A la izquierda calle Preciados, en el centro la calle del Carmen y a la derecha la calle Montera.

El Marques Viudo de Pontejos que fue alcalde de Madrid durante los años 1835 y 1836, supo cambiar la fisonomía de la ciudad, se le ha considerado uno de los mejores alcaldes de Madrid. En 1835, estableció el km 0 en la Puerta del Sol. Este es el punto donde comienzan todas las calles y carreteras. Las calles llevan la numeración partiendo desde aquí o desde la zona que esté más cerca de la Puerta del Sol.

El km 0 puede verse justo enfrente de la entrada a la Real Casa de Correos, sede actualmente de la Comunidad de Madrid.

Puerta del Sol año 1870, el tranvía no ha llegado.

Una nueva reforma en 1986, en la que primaron las zonas peatonales, condujo a que fueran sustituidas las fuentes por otras nuevas. También cambiaron las farolas por otra de diseño más moderno, conocidas como “supositorios”. Su instalación provocó el rechazo de los madrileños que no aprobaban el estilo de las mismas. Tiempo después, se consiguió que fueran sustituidas por las de estilo “fernandino”.
         Recientemente en junio de 2009, han terminado las obras para la construcción de un gran intercambiador de transportes. De nuevo, el acceso al mismo ha suscitado la polémica, ya que su forma de iglú en hierro forjado no se ajusta a la arquitectura de la plaza.

Puerta del Sol 1877, el tranvía ya ha llegado
         No acaban aquí las reformas de la Puerta del Sol, según las últimas informaciones, el Ayuntamiento contempla un proyecto para instalar terrazas y ajardinar parte de la zona con la plantación de árboles.

Vista aérea del la Puerta del Sol en la actualidad.
          Terminada esta breve historia de la Puerta del Sol, nos detendremos en cada uno de los edificios y otros elementos más representativos de la Plaza, para conocer un poco de su historia.
         Comenzamos por el símbolo de Madrid, la estatua del Oso y el Madroño. Situada en 1967 enfrente del Hotel Paris, más conocido como edificio del Tío Pepe, ha sido la referencia para muchos encuentros de los madrileños.
Posteriormente la estatua, fue trasladada al inicio de la calle del Carmen y vuelta a su lugar original en septiembre de 2009.
La estatua es obra del escultor Antonio Navarro Santafé. Fue promovida por la sección de Cultura del Ayuntamiento de Madrid, que quiso representar monumentalmente los principales símbolos heráldicos de la ciudad.



La primera aparición de un oso rampante y de un madroño frutado en el escudo de la villa se sitúa en el Siglo XIII. Con anterioridad, las armas incorporaban únicamente a un oso en actitud pasante.
La estatua del oso y del madroño está realizada en piedra y bronce, mide 4 metros de altura y pesa unas 20 toneladas. La estatua, se levanta sobre un pedestal cúbico escalonado, hecho en granito.
Representa de forma realista las armas heráldicas de Madrid, con el madroño superando en altura al oso y éste apoyando sus manos sobre el tronco y dirigiendo sus fauces hacia uno de los frutos.

Otro de los símbolos de la Puerta del Sol, es la estatua de La Mariblanca, aunque menos conocida que el oso y el madroño, se trata de una reproducción de una antigua escultura que adornaba la fuente que se encontraba frente a la iglesia del Buen Suceso. En la actualidad se encuentra colocada al comienzo de la calle Arenal.
La conocida como Mariblanca es una estatua de origen incierto, que fue comprada en el año 1625 por el mercader florentino Ludovico Turchi, para coronar la desaparecida Fuente de la Fe. Se trata del único elemento que se conserva de esta fuente monumental.

Grabado de la Mariblanca sobre la Fuente de la Fé, a la izquierda San Felipe el Real

Entre los investigadores existen dudas de si se trata de Diana ó de una alegoría de la diosa Venus. En cualquier caso, el nombre que finalmente se ha impuesto, incuso a efectos oficiales, es el de La Mariblanca, una expresión popular que alude a la blancura del mármol. Se dice que la estatua, fue transportada hasta Madrid por Domingo Núñez, un carretero de Alicante, al que le fueron descontados 100 reales de los servicios contratados debido a que la escultura, llegó a Madrid sin cabeza, como consecuencia de los violentos movimientos del viaje.
En ese mismo año, fue colocada en la parte superior de la Fuente de la Fe, una obra de aire monumental diseñada por el escultor italiano Rutilio Gaci, autor también de otras fuentes en las plazas de las Descalzas Reales, del Salvador y de Puerta Cerrada. La fuente de la Fe, se instaló en 1616
En el primer tercio del Siglo XVIII, la primitiva Fuente de la Fe fue demolida y sustituida por otra, de Pedro Rivera. No obstante se conservó la estatua de la Mariblanca, colocándola en lo alto de la nueva fuente.

La Mariblanca en la Puerta del Sol en el inicio de Arenal

En 1838, la fuente con la Mariblanca fue trasladada a la Plaza de las Descalzas Reales. La estatua permaneció en este lugar hasta 1892, año en el que se desmontó para colocar en su lugar una escultura del Padre Francisco Piquer, fundador del Monte de Piedad de Madrid. De nuevo se decidió conservar la figura que fue depositada en los almacenes de la Villa, donde estuvo hasta 1912, año en que se colocó en los Jardines del Retiro.
En 1969 volvió a cambiar de emplazamiento, siendo ubicada en el Paseo de Recoletos dentro de un pequeño templete junto al estanque existente al principio de esta vía. Aquí permaneció hasta 1984 cuando fue víctima de un acto vandálico que le produjo varios desperfectos.
Restaurada por el Instituto de Conservación y Restauración de Bienes Culturales, el Ayuntamiento de Madrid decidió guardar la estatua en el Museo de Historia de Madrid situado en el número 78 de la calle de Fuencarral, y con ello proteger la figura. En la actualidad existen dos copias, la de la Puerta del Sol y la de la Casa de la Villa.

En 1994 se instaló en la Puerta del Sol la estatua ecuestre de Carlos III, es una reproducción en bronce de Miguel Ángel Rodríguez y Eduardo Zancada de la obra de Juan Pascual de Mena que se conserva en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.
Carlos III es conocido tradicionalmente como “el mejor alcalde de Madrid”, aunque nunca ocupó este puesto. Por tal motivo, a principios de los años 90, se decidió erigir un monumento en su honor. Los escultores, tomaron como modelo la pequeña escultura de 140 por 160 centímetros realizada en madera y yeso que se conserva como hemos indicado en la Real Academia de San Fernando.




Curiosamente, la pequeña escultura fue realizada por Juan Pascual de Mena como respuesta a un concurso convocado por Carlos III para realizar un monumento a su padre Felipe V. El monumento no se llegó a efectuar y los modelos presentados al concurso quedaron guardados.
Posteriormente, Calos IV, hijo de Carlos III, recuperó el original de Mena para encargar una estatua en homenaje a su padre, sustituyendo como es lógico la cabeza de Felipe V por la de Carlos III.

Inscripciones sobre la peana de la estatua de Carlos III


Había que decidir donde se colocaba la estatua y fue el pueblo, en referéndum popular que tuvo lugar en la Puerta del Sol durante el mes de diciembre de 1995. La estatua quedo colocada aproximadamente en el lugar que ocupa en la actualidad.
El monumento consta de un alto pedestal de piedra caliza de Colmenar de Oreja apoyado sobre una base de granito sobre el que se ubica la estatua ecuestre del rey realizada en bronce con un peso de 2.800 kilogramos fundida en los talleres de los Hermanos Codina, en el barrio de San Blas. Todo el conjunto, alcanza los nueve metros de altura.
En la parte frontal del pedestal, bajo un relieve del escudo de Carlos III, se puede leer la leyenda "CARLOS III REY DE ESPAÑA" y en la trasera "MADRID AL REY ILVSTRADO".
La inscripción que rodea el pedestal en doce renglones y para cuya lectura hay que dar otras tantas vueltas alrededor del monumento, describe brevemente la historia del reinado de Carlos III, consta de unos 2.000 caracteres en letra romana y fue escrita por el catedrático de Historia de Arquitectura Carlos Sambricio.

Hemos realizado un pequeño recorrido por los emblemas de la Puerta del Sol y creemos que es el momento de recordar los edificios mas emblemáticos ya desaparecidos.

Comenzaremos por el antiguo Hospital e Higlesia del Buen Suceso, que en principio se trataba de un hospital itinerante que acompañaba a la Corte española y que fue fundado por Isabel la Católica en 1489. Fue Carlos I quien lo trasladó definitivamente a Madrid.
La manzana trapezoidal situada entre la calle de Alcalá, la Puerta del Sol y la Carrera de San Jerónimo estuvo ocupada por el Hospital y por la Iglesia del Buen Suceso. Su principal destino eran los enfermos de peste. En 1854 ambos edificios fueron derribados para la reforma y ensanche de la Puerta del Sol.

Al fondo iglesia del Buen Suceso año 1852

En el Siglo XV, en tiempos de Juan II, se fundó la Ermita de San Andrés y un pequeño hospital con el fin de atender a los numerosos enfermos de la epidemia de peste que asoló Madrid en 1438.
El pequeño hospital quedo instalado fuera de la cerca del Arrabal, cuyos límites eran la Puerta del Sol.
El hospital se había quedado pequeño y fue necesario construir uno nuevo, las obras finalizaron en el año 1561 ya en tiempos de Felipe II.
La iglesia formaba parte del conjunto del Hospital, cuyas instalaciones como nos podemos imaginar eran muy modestas, por lo que continuamente resultaban necesarias obras de acondicionamiento hasta que por fin en 1590 Felipe II decidió reedificar la iglesia y la enfermería.

Grabado del Buen Suceso al frente y la Victoria a la derecha, año 1760.

No es posible asegurar, pero lo más probable es que las trazas de la nueva construcción se realizaran en el estudio del Arquitecto Mayor de las Obras Reales que por entonces era Juan de Herrera (1530-1597) y lógicamente los primeros diseños debieron ser suyos, pero debido a sus problemas de salud, Francisco de Mora (1553-1610) participó activamente en todas las obras reales.
Gracias a la documentación de la Junta del Patronato Real, nadie duda de la participación de Francisco de Mora en las obras del primitivo templo y de que la construcción de la Iglesia fue sobre todo responsabilidad suya y de su más directo colaborador y aparejador Diego Sillero, enmarcándola dentro de la arquitectura clasicista del primer barroco madrileño.
Con el traslado de la Corte a Valladolid en el año 1601 y ante la falta de medios económicos, las obras de la iglesia se interrumpieron hasta 1606 año de la vuelta de la Corte a Madrid, reiniciándose nuevamente la construcción.
En la nueva iglesia la obra de cantería realizada por Agustín de Argüelles se limitaba a los cimientos, pilares y arcos que sustentaban la cúpula. El resto de la construcción, era toda de ladrillo. A pesar del tiempo trascurrido durante la interrupción de las obras, las modificaciones no afectaron a la disposición y planta original puesto que los diseños seguían bajo el control del maestro mayor de las obras reales, por entonces Francisco de Mora.
En septiembre de 1611, ya en tiempos de Felipe III se dieron por finalizadas las obras de la iglesia.

Portada del Buen Suceso.
El cronista Jerónimo de la Quintana en 1629, cuando habla de la imagen de Nuestra Señora del Buen Suceso y dice:
“Trájola por los años de mil y seiscientos y siete, a veinte y ocho de marzo, el hermano Gabriel de Fontanete, de la Congregación de los Siervos de los Pobres, de un humilladero del reino de Aragón. Colocóla en este hospital en cuatro de julio de mil y seiscientos y once. Es grande el concurso y frecuencia de los fieles, e infinitas las maravillas que la Majestad Divina obra por su devoción, como lo testifican las memorias, ofrendas y lámparas de plata que la piedad de las personas agradecidas le han ofrecido“
Desde muy pronto esta pequeña y nueva imagen fue objeto de una gran devoción tanto popular como de la realeza. En 1618, el rey Felipe III envió dos carabelas al Estrecho de Magallanes con dos nombres significativos, una recibió el nombre de Virgen de Atocha y la otra el de Virgen del Buen Suceso.
A partir de 1693 los problemas del Buen Suceso volvieron a reproducirse y ya en 1695 uno de los lienzos de la iglesia amenazaba ruinas. Ante la situación planteada no hubo más remedio que acometer una reforma en profundidad, siendo necesario levantar una nueva fachada y modificar la cúpula. Las obras fueron realizadas por José del Olmo, en esos momentos Maestro Mayor de las Obras Reales.
La forma y disposición del viejo edificio construido por Francisco de Mora lógicamente condicionó las soluciones adoptadas. Las obras significaron en parte una verdadera reedificación del edificio, pero aunque modificaron sustancialmente la disposición del templo original, se respetó el modelo clasicista de Francisco de Mora.
Así pues, se construyó una nueva fachada, aunque a la entrada bajo un arco de medio punto entre dinteles, sobrevivió la antigua portada dórica con los escudos reales, testigo feliz de los orígenes de la construcción en tiempos del anterior arquitecto.
A mediados de 1697, terminada la fachada ya únicamente faltaba cubrir la iglesia y terminar la cúpula y a principios del año siguiente se acordaron los detalles para la finalización de la obra. El templo se dio por terminado en febrero de 1700.

Grabado de la Puerta del Sol con el Buen Suceso al fondo

Pero no acabaron aquí las desventuras de esta iglesia objeto de gran devoción popular, poco más de un siglo vivió en paz el Buen Suceso. Los graves acontecimientos del 2 de mayo de 1808 dañaron el edificio, tanto en la fachada como en su interior, el templo fue saqueado por los franceses y el retablo central destruido, salvándose solamente la pequeña imagen de la Virgen.
José Bonaparte convirtió el templo en cuartel y hospital para sus tropas, todas las propiedades de la fundación real fueron requisadas y la Virgen fue trasladada a la cercana iglesia del Carmen. Allí estuvo hasta 1813 cuando Bonaparte salió por fin de Madrid, y la imagen del Buen Suceso pudo regresar a su casa.
En la década de 1830 se volvió a reformar, en este caso según proyecto atribuido a Narciso Pascual y Colomer.

Restos del Buen Suceso, visitables en la Estación de Metro de Sol.

A estas alturas de su azarosa existencia a la Iglesia del Buen Suceso le quedaban pocos años de vida. La demolición comenzó el día 24 de febrero de 1854.
Se trataba de una muerte anunciada, la demolición se veía venir desde bastantes años antes debido a la futura remodelación de la Puerta del Sol. En esta ocasión, la Virgen encontró refugio en el Real Colegio de nuestra Señora de Loreto en la calle Atocha.
Debido a la reforma de la Puerta del Sol, de la iglesia y el hospital, sólo quedaron unas columnas que fueron llevadas a la Casa de Bruguera en el Paseo de la Castellana. El reloj que lucía la fachada y que era la referencia horaria de los paseantes de la Puerta del Sol va a parar a la Casa de Correos y se convierte desde entonces en el Reloj de Gobernación. La Iglesia desaparece por completo de la Puerta del Sol y en su lugar se construye el Gran Hotel de Paris que con posterioridad a mediados del siglo XX recibe el luminoso del "Tío Pepe".

Edificio del Hotel Paris, que sustituyó al Buen Suceso.

         Pues no acaba aquí la historia de la Iglesia del buen suceso, con motivo de las obras planificadas en 2005 para la construcción de la nueva estación de Cercanías Renfe, se encontraron algunos de sus cimientos. La sorpresa fue que estos restos aparecieran a metro y medio de profundidad. No era de esperar encontrar restos en tan buen estado tras innumerables obras realizadas por Metro de Madrid en la excavación de túneles durante la década de 1910. Inicialmente se pensó trasladar los restos a otro lugar de Madrid. Finalmente se optó por soterrar unos metros más abajo los cimientos y mostrarlos en los pasillos de acceso desde Cercanías al Metro en la Estación de Sol.
 En la actualidad el antiguo edificio ha sido adquirido por la Firma Appel, que lo está reformando existiendo cierto malestar entre los ciudadanos por la duda de si el cartel de “Tío Pepe”, regresará a su emplazamiento original.
Frente a la iglesia convento del Buen Suceso, el arquitecto fray Juan de la Victoria perteneciente a la orden de San Francisco de Paula de los Mínimos y que acababa de construir un monasterio en Málaga, solicitó al rey Felipe II la construcción de otro convento en Madrid que se denominaría Convento de Mínimos de San Francisco de Paula.

El rey concedió el permiso y se procedió a la construcción del edificio que finalizó en 1561, como se puede observar, este convento se construyo coincidiendo con las obras del Buen Suceso. El 1 de agosto de 1561 se celebró misa por primera vez. Este convento se ubicaba en el área comprendida entre la propia Puerta del Sol haciendo esquina y las calles actuales de la Victoria, de la Cruz, Cádiz y Carretas.

Estampa del Convento de la Victoria

La misa de la Iglesia de la Victoria, estuvo muy de moda entre los reinados de Felipe III y Felipe IV, la imagen de Nuestra Señora de la Soledad se hizo muy popular, esculpida por Gaspar Becerra era sacada en la procesión del Viernes Santo La iglesia era de arquitectura neoclásica. Durante la Guerra de la Independencia el edificio fue seriamente dañado y posteriormente restaurado.

Al igual que los conventos vecinos, Buen Suceso y San Felipe el Real, existió hasta que la Desamortización de Mendizábal en 1836. La iglesia tuvo su puerta en la actual calle de Espoz y Mina que por aquel entonces no existía. La iglesia aparece frecuentemente en la literatura del siglo XVI y posterior, en obras de Tirso de Molina “La celosa de sí misma”, Moreto “El Caballero, y Antonio Solís “La gitanilla de Madrid.”


Existió en la Puerta del Sol un tercer convento llamado San Felipe el Real y que convivió con el de la Victoria y el Buen Suceso. Los inicios del convento se pueden remontar a 1539 cuando Francisco Osorio propone al Ayuntamiento de Madrid la creación de un Convento de Agustinos Calzados. El arzobispo de Toledo don Juan Martínez Silício, lo denegó alegando que en Madrid ya había dos monasterios, el de San Francisco y el de Nuestra Señora de Atocha. Recordemos que los  conventos de la Victoria y el Buen Suceso, son posteriores al de San Felipe el Real.

Convento de San Felipe el Real.

Ante la negativa del Arzobispo, se recurrió al príncipe Felipe, futuro rey Felipe II y este convenció al Arzobispo para que autorizase la construcción del convento.
El príncipe contaba con el apoyo de María de Aragón, tía de Carlos I y priora del convento de Agustinas de Nuestra Señora de Gracia.
El convento de Agustinos de San Felipe del Real fue fundado en 1547 mediante la Bula del Papa Paulo III de 20 de Junio. El templo se dedicó a San Felipe Apóstol por ser el príncipe Felipe gran devoto. Para la construcción se utilizó parte de un solar en propiedad del Conde de Orgaz, que lo cedió a la Orden a cambio de una capilla. Otros solares fueron ofrecidos en las cercanías de la calle ancha de la Puerta del Sol, Como así se denominaba en aquella época la actual Puerta del Sol.

Los madrileños junto a San Felipe el Real.


Para salvar el desnivel del terreno el edificio se construyó sobre una plataforma, denominada "Lonja". Debajo de la Lonja se encontraban las "covachuelas" espacio dedicado a mercadillos. Este espacio alrededor del Convento fue cedido por el Ayuntamiento de Madrid bajo la condición de estar despejado y no ser empleado para otro fin que el público.
En cuanto al edificio, todas las fuentes coinciden en el gran valor arquitectónico que tuvo, especialmente su claustro, realizado por Andrés de Nantes y restaurado por Francisco de Mora en el año 1600.
Todo el convento, era de granito y piedra berroqueña, de orden dórico, y constaba de veintiocho arcos sobre pilares en cada uno de los dos cuerpos de que se componía.
Pero el elemento más famoso de San Felipe el Real, era sin ninguna duda su famosa lonja, situada sobre unas covachuelas en donde se vendían los más variados productos, y que recibió el nombre de mentidero de la villa, lugar en donde se fraguaron los principales rumores de la Corte, y que tantas veces aparecieron en la literatura del Siglo de Oro.
La desamortización de Mendizábal supuso el final de este emblemático lugar del Madrid del Antiguo Régimen. Así, el 13 de febrero de 1836 se firmó su demolición, procediéndose a la misma en 1838. Su lugar lo ocupa actualmente las llamadas Casas de Cordero, construidas entre 1842 y 1845.

El Palacio de Oñate hoy desaparecido se encontraba en  la calle Mayor esquina a la travesía del Arenal. Fue mandado construir hacia el año 1670 por los condes de Oñate. Con el tiempo sufrió diversas transformaciones, así la portada que se puede apreciar en las imágenes es obra de Pedro Rivera. Desde dicho balcón la familia real presenciaba los actos solemnes.
El palacio fue construido en el lugar que ocupaba el antiguo palacio del conde de Villamediana, Don Juan de Tassis y Peralta, y que al morir dejo la fortuna a el conde de Oñate.

Fachada del Palacio de Oñate  y detalle de la portada en plena demolición.
Cuando a principios del siglo XX fue derribado, la portada se conservó muchos años en los almacenes de la Villa hasta que fue colocada en la Casa de Velázquez en la Ciudad Universitaria en 1935. Pero durante la Guerra Civil el edificio fue destruido y aunque a su término fue reconstruida la portada se perdió.
En 1622, frente a la puerta del primitivo palacio, fue asesinado el  conde de Villamediana, había nacido en Lisboa y era un celebre poeta, fue asesinado por Alonso Mateo o Ignacio Méndez, ballesteros reales que quedaron impunes a causa de la alta protección de que gozaban y se le sepultó en la bóveda de la capilla mayor del Convento de San Agustín, en Valladolid. Los promotores o autores intelectuales del crimen fueron Felipe IV o más probablemente el Conde-Duque de Olivares; el momento escogido fue cuando iba en un coche con el Conde de Haro por la Calle Mayor de Madrid, el móvil fue, quizá evitar el escándalo del proceso secreto que la Inquisición levantó contra él; por eso el crimen quedó impune y se mandó guardar silencio sobre el crimen misterioso que aún sigue sin resolverse.
 Villamediana, fue un hombre apuesto, coleccionista de piedras preciosas, de mujeres y caballos, insolente y alegre, fue un gran justador, hábil con el puñal y la lengua, gran esgrimista, osado y ágil combatiente.
Llegó a ser temido por escribir sátiras políticas y atacar sucesivamente a los validos como Lerma, Uceda y Olivares. Era a la par mujeriego, libertino incluso se dice que solía acostarse con hombres.
Se gano el favor de Felipe IV por ayudarle a conseguir los íntimos favores de Doña Francisca de Távora, aristocrática hija de una familia portuguesa, figurando así ésta como la 1ª aventura extramatrimonial del monarca.
 Sin embargo, los rumores de su enamoramiento por la Reina Isabel, a la que bombardeó con sonetos de amor y que circularon por todo Madrid, alimentados por las malévolas intenciones de sus enemigos, despertaron la desconfianza del Rey.
La enemistad de Felipe IV se agudizó a partir del 15. de Mayo de 1622 cuando se celebró en Aranjuez una fastuosa fiesta en la que se representó "La Gloria de Niquea", escrita por Villamediana con prólogo de Góngora, y en la que participaron destacadas damas y la Reina en persona. Concluida la representación, se pasó a otra, "El Vellocino de Oro", obra de Lope de Vega, en el II acto, se incendió el decorado provocando el pánico general en el cual Villamediana cogió en brazos a la Reina para llevarla sana y salva a palacio, demorándose con ella más de lo necesario.
En la noche del domingo 21. de Agosto de.1622, viniendo del Palacio Real en su carroza el Conde de Villamediana con su amigo Don Luis Méndez de Haro, hijo del Marqués del Carpio, fue atacado sufriendo una puñalada en plena calle mayor de Madrid esquina a Coloreros.
El conde fue mortalmente herido en su  costado izquierdo y parte del brazo derecho, perdiendo gran cantidad de sangre. Villamediana fue llevado a su casa por su amigo y expiró poco después de recibir la absolución en su cama, a los 40 años. Dejaba en herencia una considerable fortuna a su primo y heredero natural el Conde de Oñate, Íñigo Vélez de Guevara y Tassis, consejero de la Corona.

Junto al Palacio de Oñate, separados por el callejón de la Duda, se encontraba la casa del Licenciado Melchor de Molina, la casa era conocida como la torrecilla de la Puerta del Sol, por la torre que coronaba su tejado. La casa desapareció con la reforma de la Puerta del Sol en el Siglo XIX. En el Plano de Texeira de 1656, podemos observar la recreación del edificio.

En la actual calle Preciados, mas o menos donde se encuentra el Corte Ingles, existió una Inclusa para niños desamparados. Primero la Inclusa se estableció en el Convento de la Victoria. En 1586, se creo el Hospital de Niños Expósitos y en 1587, la Inclusa se estableció en la calle Preciados.
El edificio se fue quedando pequeño construyéndose uno nuevo a cargo de Bartolomé Hurtado que fue finalizado en 1654. La Inclusa se mantuvo en este edificio hasta el año 1800, que fue trasladada a la cárcel de mujeres en la calle del Soldado y poco después finalizo su periplo en la calle del Mesón de Paredes. En el Plano de Pedro Texeira de 1656, se puede observar la situación de la primitiva Inclusa. 


Finalizado nuestro recorrido por los edificios de la Puerta del Sol ya desaparecidos, comenzaremos un pequeño recorrido por los edificios que a pesar de los años se mantienen en pie para que podamos contemplarlos en todo su esplendor.

Comenzaremos nuestro recorrido por la Real Casa de Correos. Entre 1756 y 1760 el arquitecto Ventura Rodríguez dirigió los primeros derribos de las casas de las manzanas 205 y 206 que lindaban con la Puerta del Sol con el fin de construir un edificio donde estuviera centralizado el servicio de correos de la corte. Sin embargo, en 1768 Carlos III optó finalmente por encargar la construcción de la Real Casa de Correos al arquitecto francés Jaime Marquet.



Puerta del Sol y Correos año 1906
Este arquitecto vino a Madrid acompañando al duque de Alba desde París, para encargarse del empedrado de las calles de la ciudad, mientras que Ventura Rodríguez esperaba que sus proyectos de la Casa de Correos fuesen del agrado del monarca.
El destino quiso que Marquet construyera la real casa y que Ventura Rodríguez se encargara de los empedrados, hecho que produjo el dicho popular de al “arquitecto la piedra, y la casa al empedrador

Puerta del Sol año 2012

El edificio que proyectó Marquet es de planta rectangular, está organizado en torno a dos patios interiores separados por una crujía y consta de cuatro fachadas, puesto que pudo construirse exento al abrirse en su parte trasera una nueva vía pública, que es la actual calle de San Ricardo.
Visto en alzado, sus cuatro fachadas son de estilo clásico francés, compuestas por un zócalo, piso bajo, entresuelo y piso principal, destacando los tres vanos, la balconada y el portal de acceso del cuerpo central, así como el frontón que lo remata con esculturas de Antonio Primo.

Placa indicativa junto a la entrada del antiguo edificio de Correos.

En un principio albergó la Capitanía General, el Gobierno Militar y una guardia de prevención, pero en 1847 sus dependencias son objeto de una profunda reorganización para convertirse en la sede del Ministerio de la Gobernación, organismo básico en la España liberal, ya que será el que se encargue de todo lo referente a los gobernadores provinciales, consejos y diputaciones provinciales y ayuntamientos.
La planta baja, siempre se dedicó a las funciones propias de correos y en 1848 se instaló en la parte superior del edificio un telégrafo óptico central que comunicaba con el cuartel de guardias, luego sustituido por una estación central de telegrafía eléctrica situada en el patio.
La reforma de la plaza de la Puerta del Sol realizada entre 1852 y 1862 no afectó al edificio, ya que en el concurso público de proyectos que convocó el ayuntamiento se incluía la condición indispensable de mantener la alineación que formaba el eje de la calle Mayor y la Carrera de San Jerónimo con la Real Casa de Correos.



Son famosos los dos relojes de la casa, el primero y más antiguo está situado en la fachada principal y procede del antiguo hospital del Buen Suceso, que fue derribado cuando se produjo la reforma de la Puerta del Sol y, el segundo y más conocido, es el reloj que realizó Losada y que fue necesaria la  construcción de una torrecilla para su instalación. El reloj fue verificado el 19 de noviembre de 1866.
Después de la Guerra Civil durante todo el régimen del general  Franco la Real Casa de Correos se convirtió en la sede de la Dirección General de Seguridad del Estado.
Con la llegada de la democracia y el desarrollo del estado de las autonomías, la Comunidad Autónoma de Madrid adquirió el edificio y encargó al arquitecto Ramón Valls Navascués las obras de adaptación para las nuevas dependencias, obras que se realizaron en los años 1985-1986. Posteriormente, entre los años 1996 y 1998 el edificio fue de nuevo restaurado, recuperando parte de su arquitectura original.

El edificio situado entre la calle Mayor Nº-1, Esparteros, números 3 y 5, Marqués viudo de Pontejos, número 2, Plaza de Pontejos, número 2 y calle Correo, número 2, se llamó Casas del Cordero, nombre de su promotor, Santiago Alonso Cordero.
La conocida casa de Cordero en pleno corazón de Madrid, se levanto en el antiguo solar del Monasterio de San Felipe el Real, perteneciente a la orden de Agustinos Calzados, cuyo convento fue erigido en 1547 y al que nos hemos referido en páginas anteriores.


Edificio Casas de Cordero

La desamortización de Mendizábal en 1836 originó la demolición del convento en 1838, así como el derribo del claustro, que se atribuye a Churriguera tres años más tarde al encontrarse en estado ruinoso. En ese mismo año de 1841, Santiago Alonso Cordero, siendo concejal del Ayuntamiento de Madrid, adquirió la totalidad del solar en pública subasta con una puja rozando los diecisiete millones de reales, considerada desmesurada para aquellos tiempos pese a tratarse del solar más importante de Madrid, corazón comercial entonces de toda España.
Benito Pérez Galdós comentaba en los Ayacuchos de los Episodios Nacionales:
“Ha comprado el solar de San Felipe, para construir en el una casa; alla se ira con El Escorial en grandeza, y sera la octava maravilla de la corte”
Algún mal pensado adjudicará esa inmensa fortuna a su posición como concejal. No está claro. Ramón Gómez de la Serna, comenta que la fortuna de Cordero fue hecha súbitamente en el premio gordo de la lotería de Navidad. Tanto gano que el Tesoro casi se declaro en quiebra para poder pagar.

Casas de Cordero a continuación de Correos año 1929

El Rey llamó a Cordero para rogarle que cobrara poco a poco su premio ya que la Hacienda se encontraba maltrecha, (vamos como en el 2012). Como parte del cobro del premio, Cordero recibió el solar donde se encuentra el edificio.
Tenemos que dudar de que el Rey llamase a Cardero, ya que en España hubo un periodo de regencia, desde 1833, muerte de Fernando VII, hasta 1843, en que las cortes declararon a Isabel II mayor de edad.
El escritor Carrete Parrondo coincide con Gómez de la Serna y comenta: “La totalidad del solar adquirido en 1841 por cerca de diecisiete millones de reales por el maragato Santiago Alonso Cordero, destinado parte del premio gordo de lotería, que le había tocado, premio tan cuantioso que el Erario se vio obligado a pagarle en varios plazos y a cederle este solar como parte del mismo; y allí construyó la mejor y más grande casa de vecindad de Madrid”.
En la actualidad el Instituto de Estudios Madrileños no consideran valida la hipótesis del premio gordo de la lotería, ya que no aparece Santiago Alonso Cordero en la relación de premiados aquellos años, por lo que no estamos seguros del origen de su fortuna.

Escudo de Cordero sobre el chaflán del edificio

Pienso que a estas alturas del Siglo XXI, poco nos importa ya la procedencia de la fortuna de Cordero y volviendo al edificio, el proyecto se encargó en 1842 al arquitecto José Sánchez Pescador, que lo diseño formado por seis edificios, cinco de ellos haciendo un conjunto cuyas obras se terminaron en 1846, constituyendo la primera construcción de viviendas españolas donde se utilizo el orden clásico en sus fachadas.
Unos años mas tarde, Santiago Alonso Cordero vendió la totalidad de esta edificación con un importante beneficio.
Fue el primer gran edificio de viviendas que tuvo la ciudad, consta de cuatro alturas sobre planta baja y presentaba una distribución de las viviendas ajustada a los distintos perfiles sociales y económicos de la época, localizándose las viviendas más lujosas en la parte central del edificio.
Si observamos detenidamente la Puerta del Sol resulta que todas y cada una de las fachadas que dan a esta plaza tienen la misma altura y la misma disposición ordenada de vanos, balcones y pilastras que las Casas del Cordero.  Como anécdota cabe decir que todavía se conserva en la esquina de las calles Mayor y de Esparteros el escudo del promotor de este edificio, en el que además estuvo mucho tiempo ubicado el Café Nuevo del Pombo.

No queremos cerrar el capítulo dedicado a la Puerta del Sol sin hacer referencia a la antigua  Librería San Martín, toda una institución en la Puerta del Sol.
El día 12 de Noviembre  de 1912, el presidente del Consejo de Ministros y líder del Partido Liberal José Canalejas fue atacado mientras miraba los libros expuestos en el escaparate de la Librería San Martín, a escasos pasos de la esquina de la Puerta del Sol, con la calle Carretas. El agresor, Manuel Pardiñas,  le disparó tres tiros por la espalda. Sintiéndose acorralado por la policía, se suicidó disparándose dos tiros con la misma pistola del atentado. Canalejas murió antes de llegar a la sede del Ministerio de la Gobernación donde fue trasladado.

Librería San Martín después del atentado.

La librería fue fundada en 1859. Esta librería en sus buenos tiempos se hizo eco de los mejores discursos de Castelar. En sus últimos tiempos funcionaba sólo como librería y a cargo de la misma familia descendientes del fundador.
Reproducimos a continuación la nota de la Editorial sobre el cierre de la Librería.
Esta Editorial bordeando los 150 años de existencia sigue fiel a la divulgación histórica como lo hizo nuestra tradicional Librería San Martín de la Puerta del Sol N-6, desalojada y expoliada ante notario en 1992, por el Ayuntamiento de Madrid, respaldando intereses especulativos. El consistorio, se niega a efectuar el inventario prometido ante Notario de los fondos expropiados, y vende por 1.3 millones de pesetas libros y documentos históricos tasados en 276.millones”

En Sol y sus alrededores, el visitante puede degustar infinidad de productos gastronómicos acompañados por las más variadas bebidas. Para finalizar este capítulo sobre la Puerta del Sol, haremos referencia a tres lugares situados en las inmediaciones y que consideramos casi obligatorio realizarles una visita.
Es la hora del aperitivo y que mejor que acercarnos a “Casa Labra” Si nos acercamos a la entrada de El Corte Ingles en la calle Preciados, frente a la puerta en la calle de Tetuán, se encuentra nuestra taberna.



Casa Labra, es una de esas tabernas madrileñas que especialmente en horas punta, siempre se puede observar parroquianos esperando cola en la puerta, y no es para menos, merece la pena esperar para degustar sus tapas de bacalao rebozado, acompañadas de un buen chato de vino. Y es que esta antigua casa de comidas, fundada en 1860, mantiene la tradición de su cocina basada en el bacalao preparado de distintas formas.
La taberna mantiene una barra de zinc donde se atiende a los comensales que gustan de las más variadas raciones como las croquetas de bacalao y la banderilla de atún en escabeche y por supuesto el bacalao. Para los que prefieren un buen plato de su cocina eminentemente tradicional, Casa Labra ofrece sus callos, solomillo o huevos de la casa, presentados con patatas fritas, pimientos verdes asados, pisto, crujiente de jamón ibérico y salsa de tomate frito.
Una gastronomía popular que además cuenta con el atractivo de la historia del establecimiento, que conserva su decoración primitiva y su original fachada curva para adaptarse a la estructura del edificio donde el 2 de mayo de 1879, Pablo Iglesias creará en la clandestinidad el Partido Socialista Obrero Español.

A continuación, nos acercaremos a “Lhardy”, restaurante ubicado en pleno centro de Madrid en la Carrera de San Jerónimo número 8, .abierto en el año 1839 por su fundador el francés Emilio Hugenin Lhardy.
El local se abrió en principio como una pastelería que poco a poco fue incorporando comidas. En la actualidad es tienda y restaurante, destacando su famoso caldo desde 1885, el restaurante ofrece desde sus comienzos servicios de catering de alto standing a los hoteles y a las celebraciones de la alta sociedad.



Las fondas de los Siglos XVIII y XIX no ofrecían buenas comidas a los extranjeros y de esto se quejaba ya Mariano José de Larra. La oferta gastronómica era mala y el servicio pésimo, las comidas que se servían, llenas de aceite y ajo, y no eran del agrado de los visitantes extranjeros, la apertura de Lhardy supuso un punto de alivio para los visitantes.
El evento que lanzó a la fama a Emilio Lhardy fue la organización del bautizo del hijo primogénito de José de Salamanca y Mayol (Marqués de Salamanca) en 1841. Dicho evento fue coordinado desde el punto de vista culinario por Emilio Lhardy. Este evento hace que Mesonero Romanos realice una reseña en 1844 en una edición del “Manual de Madrid”.
Su caldo de carne que se ofrece en un samovar de plata, tradición introducida en el local en el año 1885. El restaurante posee seis salas decoradas al gusto del siglo XIX y comienzos del XX. Algunos autores alaban el cocido madrileño elaborado en su restaurante, es un cocido (servido a los tres vuelcos) que ha venido a denominarse con el tiempo “cocido de Lhardy”. destacar algunos pasteles con nombre francés como: Petits sous, los éclairs, diversos hojaldres, los esponjados savarins (aromatizados de ron o kirsh), así como tartas.

Interior de Lhardy

En zona de charcutería y de fiambres se tiene el pavo trufado el roastbeef, la lengua escarlata, pasteles de hígado de perdiz, de liebre, etc, guarnecidos de huevo hilado, aspics, la poularde demi deuil, etc.
El lenguado al vino blanco ha llevado lejos su prestigio y en algunas cartas francesas lo denominan "Lenguado Lhardy". El otro plato conocido y alabado por diversos autores son los callos a la madrileña. Es muy mencionada la exclusiva bodega con gran variedad de vinos que posee de España y de otras partes del mundo.
Los salones que posee Lhardy se distribuyen en dos plantas, en la primera está el Salón isabelino, decorado con cuadros de Agustín Lhardy y el famoso Salón japonés de pequeñas dimensiones que debe su nombre a las telas de sus paredes y a las lámparas que lo decoran. En la segunda planta posee los salones Sarasate, Gayarre y Tamberlick.
Benito Pérez Galdós menciona el restaurante en algunas de sus novelas de los Episodios Nacionales: Prim, España sin Rey, Amadeo I, Lo prohibido, Torquemada. La primera menciónLhardy en los Episodios Nacionales la encontramos en Los Ayacuchos:
"Me llevó el Marqués de Salamanca en su coche a la Carrera de San Jerónimo, donde se ha establecido un suizo llamado Lhardy, que es hoy aquí el primero en las artes de comer fino”.
Bretón de los Herreros menciona a Lhardy en su comedia La hipocresía del vicio.
Luis Coloma en su novela Pequeñeces, editada en 1891. Donde se menciona literalmente a Emilio Lhardy

Y para finalizar nuestro paseo gastronómico, que mejor que endulzarnos el paladar. En la Puerta del Sol, esquina a la calle Mayor, se encuentra la pastelería “La Mallorquina”, basta con echar una ojeada a sus escaparates para sentirte obligado a realizar una visita a su interior.
Fundada en 1894, esta cafetería-pastelería con estética de los años 50 es una de las que muestran más solera en la capital, eso sin olvidar que se encuentra en el mismo centro. Con dos puertas, una hacia Sol y otra hacia Mayor, es una de las esquinas más famosas y populares de Madrid, siempre repleta de clientes deseosos de paladear sus productos.


Tomarse un café con uno de sus exquisitos dulces, es un placer recomendado a cualquier visitante de la Puerta del Sol.
A mediados del siglo XIX, justo antes de la gran reforma de la Puerta del Sol ya existía en el local que ocupa hoy la pastelería un café y salón de té. La Mallorquina, originalmente se encontraba en el nº 4 de la calle de Jacometrezo.
La empresa estaba formada inicialmente por los empresarios Balaguer, Coll y Ripoll y tras la gran reforma de la Puerta del Sol la tienda se traslada de Jacometrezo a la Calle Mayor.



8 comentarios:

  1. Muy interesante, me encanta. Felicidades.

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  3. Un reportaje maravilloso. Todo un lujo. Para conocer con detalle todo lo concerniente a la Puerta del Sol, su historia, sus edificios, sus monumentos, sus locales centenarios, etc. Felicidades por tu trabajo. Muchas gracias.

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  4. Muchas gracias! Muy interesante!

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  5. Esplendida información para todos aquellos que sentimos por Madrid un especial gusto en conocer todo aquello que teníamos a principios del siglo XX. Gracias

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